En los últimos años se ha puesto de moda el término antiage o antiaging para referirnos a aquellos alimentos, nutrientes, sustancias, productos, técnicas o tratamientos orientados a prevenir o suavizar los signos del envejecimiento, especialmente a nivel físico y, particularmente, en su vertiente estética.
Como sabemos, el envejecimiento es un proceso natural que se produce al oxidarse los tejidos por los mecanismos de respiración y metabolismo de las células del cuerpo.
El oxígeno es necesario para nuestra vida, pero al mismo tiempo su utilización genera una serie de productos del metabolismo (radicales libres) que participan en la oxidación de las células y su degeneración. Las células que se degradan y mueren son repuestas por otras nuevas, pero este proceso de reproducción y renovación celular es menor y más lento conforme avanza nuestra edad.
De esta manera, ciertos signos y síntomas del envejecimiento se van haciendo visibles y perceptibles en la estructura y en la función de cada uno de los sistemas de nuestro organismo.
Los malos hábitos de vida, la contaminación, el consumo de tóxicos, el estrés y una alimentación deficitaria en nutrientes esenciales, pero repleta de calorías “vacías”, y rica en alimentos altamente procesados, favorecen los procesos oxidativos y la aparición de radicales libres, dando lugar a un envejecimiento prematuro de nuestras células, que no son capaces de mantener unos niveles óptimos de renovación celular y de depuración y excreción de toxinas.
Así, las sustancias antienvejecimiento no impiden el envejecimiento, pero sí ayudan a que los procesos de depuración del organismo de sustancias tóxicas sean más eficientes, al mismo tiempo que aportan ayuda para incrementar las defensas naturales del cuerpo y los procesos de renovación celular en óptimas condiciones. Así se puede mantener la salud y contrarrestar aquellos efectos no deseados del envejecimiento, haciéndolo más tardío.
Existe una gran variedad de alimentos que podemos incorporar a nuestra dieta, reconocidos por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y, en consecuencia, retardantes del envejecimiento.
Estas propiedades vienen determinadas por su contenido específico en nutrientes con estas funciones y, sobre todo, por la cantidad y concentración de esos nutrientes.
Hoy os queremos hablar de 5 alimentos antienvejecimiento: el camu camu, las bayas de açaí (o açai), la hierba de trigo, las bayas de Goji y el alga Chlorella.
Camu camu
Ya os hablamos del camu camu en un artículo anterior, sobre su papel en la prevención de resfriados, gracias −entre otras cosas− a su gran contenido en vitamina C, que además de efecto inmunoprotector es un poderoso antioxidante y antiinflamatorio natural, así como sus flavonoides, en forma de pigmento (llamado antocianina).
El camu camu es rico en aminoácidos como la serina, la valina y la leucina (que forman las proteínas), en carbohidratos, fibra alimenticia y minerales como: calcio, fósforo, cobre, hierro, magnesio, manganeso, potasio, sodio y zinc. Contiene pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B, como la tiamina (B1), la riboflavina (B2) y la niacina (B3).
Tiene acción antibacteriana, antivírica, antioxidante, antiinflamatoria y cicatrizante.
Aporta energía, mantiene el correcto funcionamiento de: corazón, sistema respiratorio, riñones, hígado, intestino, sistema inmunitario y sistema nervioso; mantiene una buena visión, trata problemas de encías, ayuda en problemas de estrés y depresión y a mantener una piel sana y bella.
Retrasa los signos del envejecimiento, neutralizando de manera espectacular los radicales libres y ayudando a prevenir enfermedades oxidativas, como el cáncer.
Açaí
Esta baya, procedente de la dieta amazónica y hoy cultivada y consumida principalmente en Brasil, contiene proteínas, gran cantidad de fibra, grasas saludables (ácidos omega-3 y 6), calcio, hierro, potasio, vitamina A, vitaminas B1 y B2, pequeñas cantidades de vitamina C y vitamina E, ciertos aminoácidos esenciales, así como ácido aspártico y ácido glutámico, antocianina y otros antioxidantes (contiene más antioxidantes que los arándanos rojos, las frambuesas, las moras, las fresas o los arándanos azules y 33 veces más antioxidantes que el vino tinto).
Además, el açaí contiene betasitosterol, un fitosterol (esterol presente en las plantas similar en su estructura al colesterol del reino animal) que puede regular la formación de colesterol en los seres humanos y reduciendo así el riesgo de ataque cardiaco en hombres y mujeres, entre otros beneficios.
Diversos estudios le atribuyen propiedades preventivas contra el cáncer, así como propiedades depurativas del organismo, apoyando el metabolismo digestivo y ayudando en la desintoxicación del colon.
Otros posibles efectos positivos atribuidos a su consumo regular son el aumento de las defensas y la resistencia a los resfriados, una piel más sana y joven, y una mejora de la vista y de la circulación.
Hierba de trigo
De entre todos los cereales, el trigo (Triticum Aestivum) se diferencia de los demás por el hecho de que contiene todos los elementos esenciales para la vida humana en las cantidades adecuadas y de forma equilibrada. Cuando el trigo brota, todos estos nutrientes aumentan y, a través de la activación de ciertas enzimas, también se vuelve más fácil de digerir.
El consumo de hierba de trigo aporta: casi todas las vitaminas del complejo B, vitaminas C, E, H (biotina o B7/B8) y K, más vitamina C que la naranja y el doble de vitamina A que la zanahoria; betacaroteno (provitamina A), potasio, calcio, magnesio, fósforo, sodio, casi la mitad más de hierro que las espinacas o acelgas, pero sin ácido oxálico y oligoelementos como el selenio y el zinc.
Contiene ácidos grasos omega, aminoácidos esenciales, fibra, clorofila y enzimas como la proteasa, que ayuda en la digestión de las proteínas; la citocromo oxidasa, un antioxidante potente; la amilasa, que facilita la digestión y la lipasa, una enzima disgregadora de grasa, entre otras.
Entre los beneficios que se le adjudican a la hierba de trigo, muchos de ellos demostrados mediante estudios científicos de prestigiosas universidades y centros médicos de renombre mundial, encontramos que:
- Mejora la digestión y el metabolismo.
- Tiene un papel importante en la descomposición de las grasas (es decir, ayuda a perder peso de manera saludable).
- Ayuda a restaurar el equilibrio natural del pH al actuar como agente alcalinizante.
- Ayuda al cuerpo a regenerar los glóbulos rojos que transportan el oxígeno a todas las células (así que aumenta la oxigenación y la resistencia durante el ejercicio físico).
- Ayuda en la desintoxicación del organismo, gracias a su capacidad para limpiar la sangre, los riñones, el hígado y el tracto gastrointestinal (útil contra los problemas de estreñimiento, gracias a su contenido en fibra).
- Potencia el sistema inmunitario, por lo que se usa en la recuperación de resfriados y alergias.
- Aumenta la suavidad, la elasticidad, la luminosidad y la hidratación de la piel, ayudando a prevenir y disminuir las arrugas. Ayuda en el tratamiento del acné y las espinillas.
- Puede ayudar a normalizar la presión sanguínea, a revertir las canas prematuras y también a disminuir el mal aliento.
Bayas de goji:
Estas bayas o cerezas de Goji, procedentes de China y cultivadas hoy en día ampliamente en Europa, se han hecho famosas por sus propiedades depurativas, alcalinizantes y antioxidantes. Esto es debido a su contenido en: aminoácidos (incluyendo los 8 aminoácidos esenciales), minerales como el calcio, fósforo y potasio, además de los 21 oligoelementos, entre los que se encuentran hierro, zinc, selenio, germanio, magnesio, cobre, níquel, cromo, manganeso, cobalto y cadmio.
Poseen alta cantidad de vitaminas A, B1, B2, B6, C y E.
Son ricas en antioxidantes carotenoides (betacarotenos, zeaxantina, entre otros), betasitosterol, ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6, fibra, hidratos de carbono y sesquiterpenos, sustancias químicas terpenoides que se encuentran en los aceites esenciales de multitud de plantas, y que actúan como fitoalexinas (antibióticos para las plantas) y como inhibidores de la alimentación (“antialimentario”) de ciertos animales herbívoros oportunistas.
Sus propiedades terapéuticas provienen de la alta concentración de los nutrientes mencionados, y se cree que:
Aportan energía, disminuyen el apetito, equilibran la presión arterial, fortalecen el sistema inmunitario, protegen hígado y riñones, ayudando a eliminar toxinas del organismo; son diuréticas, normalizan la glucemia (niveles de azúcar en sangre), regulan el tránsito intestinal, regulan los niveles de colesterol, alivian frente a dolores de cabeza y mareos, mejoran la calidad del sueño y la visión, alivian la ansiedad y el estrés, mejoran los síntomas asociados a la menstruación y la menopausia y previenen enfermedades de la próstata, entre otros beneficios.
La baya de Goji es el fruto que más capacidad tiene de absorber radicales libres y, por tanto, más capacidad antioxidante, muy por encima de otras frutas y vegetales (solo la segunda por detrás de la baya de açaí, que cuadruplicaría al Goji). Por detrás del Goji, y muy lejos, le siguen en capacidad antioxidante la ciruela, el arándano, la fresa, la espinaca, la frambuesa, la remolacha, la naranja, el pimiento rojo y la zanahoria.
Alga Chlorella:
Es un alga verde unicelular Chlorophyta cuya composición nutricional en seco es de 45 % de proteína, 20 % de grasa, 20 % de hidratos de carbono, 5 % de fibra y 10 % en minerales y vitaminas.
Contiene 19 aminoácidos, incluidos los esenciales, y todas las vitaminas más importantes (es una fuente de vitamina B12 para los vegetarianos), excepto la vitamina D.
Su hierro es de fácil asimilación gracias a su contenido en vitamina C y clorofila. Contiene fósforo y calcio. Posee yodo, pero en cantidad mucho menor que otras algas.
Es rica en ácido omega-3, así como en betacaroteno y xantofilas (poderosos antioxidantes).
Además contiene abundante luteína, un pigmento natural que protege el tejido ocular de afecciones como la degeneración macular (cataratas) y otras lesiones del tejido conjuntivo.
Tiene un gran contenido en clorofila, hasta cuatro veces más que la espirulina, las espinacas y las ortigas.
La clorofila es una de las mejores sustancias depurativas y se utiliza para la limpieza del intestino y el sistema linfático, el hígado y la sangre.
Con estos nutrientes, a la Chlorella se le atribuyen propiedades depurativas del organismo y antioxidantes, como la eliminación de los metales pesados que se acumulan en el cuerpo, y efectos antitumorales y antihipertensivos, según se ha demostrado en estudios con animales.
Es diurética, ayuda a adelgazar, mejora el metabolismo, es baja en grasas y calorías, controla la tensión arterial, es saludable para el pelo, las uñas, los huesos y los dientes y supone una alternativa al pescado y el marisco para las personas vegetarianas y veganas, ya que tiene nutrientes como el omega-3, vitaminas y minerales procedentes de una fuente vegetal marina.
Una buena alimentación para combatir el envejecimiento
Seleccionar detalladamente los alimentos que incluimos y los que descartamos es básico para evitar la oxidación del organismo y garantir que funcione bien. Tenemos que consumir frutas y verduras a diario, así como grasas saludables, proteínas de alto valor biológico y fermentados.
Si queréis profundizar en los métodos naturales y no invasivos para ralentizar el envejecimiento, el nutricionista Marc Vergés os cuenta todos los secretos en el programa “Antiaging celular”.
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Sara Gómez Marquina
Especialista en Terapias Alternativas, Naturopatía y Nutrición. Fisioterapeuta
Colaboradora de Ecolife Food y Gerente del Club AV Natural Cantabria
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