Dieta sin carencias
Respecto a la dieta, como norma general, debe priorizarse un tipo de alimentación basada en comida real, con el mínimo de procesados. Este es un primer paso clave a la hora de asegurar nutrición. Además de incluir micronutrientes en los platos, es importante favorecer unos intestinos saludables, capaces de absorber lo que se ingiere. Los productos procesados no solamente no son nutritivos, sino que, además, dañan la mucosa intestinal y complican la entrada de sustancias necesarias.
Luego, hay determinados alimentos que son recomendables, pues aportan grandes cantidades de micronutrientes especialmente importantes durante esta etapa de la vida.
Por un lado, las frutas y verduras deben estar presentes en cada comida, pues tienen la mayor densidad nutricional, es decir, el máximo de vitaminas y minerales por caloría ingerida. Además, se trata del grupo de alimentos con la mayor riqueza en sustancias antioxidantes.
Algunos vegetales como las espinacas, espárragos o brócoli son especialmente interesantes por su contenido en folato, muy importante, pues juega un rol clave en la construcción del ADN del feto, entre otras funciones.
Alimentos como el huevo, por su parte, también son de gran importancia, pues, además de aportar grasas y proteínas de altísima calidad, contienen colina, otra vitamina del grupo B con relevancia epigenética.
El pescado es otro de los alimentos que no debería faltar en la dieta durante el embarazo y la lactancia. Fundamentalmente el que es graso o azul, como la sardina, la caballa, el bonito o las anchoas, entre otros, es rico en omega-3, un tipo de ácido graso determinante en el desarrollo del cerebro del bebé y cuyo consumo reduce las probabilidades de la madre de padecer depresión postparto. Además, se trata de un potente antiinflamatorio y es beneficioso para el desarrollo correcto de la retina del bebé, entre otros beneficios. Para cubrir las necesidades de este nutriente haría falta tomar al menos tres raciones a la semana.
A nivel de macronutrientes, también deben asegurarse ingestas diarias de proteína de buena calidad, carbohidratos de absorción lenta y grasas sanas (en cada una de las comidas).
La microbiota intestinal, gran protagonista de la salud durante la gestación y la lactancia
El de la microbiota intestinal es un tema que ha venido ganando terreno –felizmente– en el campo de la salud de la embarazada y lactante. Cada vez más, se sabe que el ecosistema bacteriano de la mamá influye en el del bebé; y, a su vez, la composición de este –es decir, la variedad y el tipo de bacterias– incide en muchísimos aspectos de la salud, pero principalmente a nivel inmunitario y metabólico.
Desde el punto de vista dietético, la microbiota intestinal puede cuidarse, durante la gestación, ingiriendo alimentos prebióticos, es decir, que alimentan a las bacterias “buenas”, como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres; y, también, consumiendo alimentos probióticos, es decir, que contienen a las bacterias que nos interesan, como los fermentados tipo kéfir, chucrut, olivas.
Suplementación con sentido
Históricamente, la suplementación en el embarazo se ha basado en la administración de ácido fólico y algún multivitamínico, además de hierro, si se observaban carencias de este mineral en analítica. Esto se hacía –y aún se hace– de manera sistemática y general para todas las gestantes.
De la mano de un especialista de confianza, que conozca el caso concreto y, sobre todo, el tipo de dieta que lleva la mujer, puede ser importante considerar algunos suplementos determinados. Es el caso los suplementos de probióticos, por ejemplo, que han demostrado ser beneficiosos para la madre y el bebé, pues contribuyen a conseguir un mejor funcionamiento intestinal y un sistema inmunitario más saludable para ambos.
Asimismo, es interesante un refuerzo de DHA, ya que el consumo de tres raciones a la semana de pescado graso puede fallar, porque simplemente no está instalado el hábito de tomarlo en esas cantidades o por temor a los metales pesados que pueden contener y que deben evitarse en esta etapa.
El ácido fólico, en cantidades adecuadas, o el hierro o la vitamina D, si hubiera carencias, son otros de los micronutrientes que debe valorarse suplementar durante el embarazo.
La casa Cien por Cien Natural ha lanzado al mercado una fórmula específica para mujeres embarazadas y lactantes que revoluciona el mercado de los suplementos, ya que combina un probiótico con cepas de bacterias beneficiosas, específicamente seleccionadas, con omega-3 –principalmente DHA– obtenido a partir de aceite de pescado. Una cápsula de ProbiTecR Embarazo y Lactancia contiene 200 mg de DHA, que es lo que los especialistas recomiendan como cantidad diaria recomendada para este ácido graso.
De este modo, ProbiTecR Embarazo y Lactancia resulta ser un suplemento que, además de cuidar la salud del cerebro del bebé, favorece el funcionamiento correcto del sistema intestinal e inmunológico de ambos: madre y bebé. Las bacterias acidolácticas que contiene –patentadas, FloraActiveTM– reducen, asimismo, el riesgo de vaginosis en la madre, que podría conducir a un parto prematuro, y la probabilidad de que el bebé desarrolle alergias durante la infancia.
ProbiTecR Embarazo y Lactancia cuenta, además, con la garantía de Cien por Cien Natural, una marca con una clara filosofía de bienestar, con años de experiencia en la distribución de productos de máxima calidad.