Pensar en cómo alimentar a los hijos puede resultar realmente complicado. Cada día sale un estudio nuevo en el que dan diferentes respuestas para la misma pregunta. Así que ¿a quién hacemos caso? No es de extrañar que muchos padres acaben tirando la toalla debido a la incapacidad de la sociedad para darles una respuesta. Sin embargo, hay ciertos aspectos frente a los que no tiene cabida la discusión, como el consumo de azúcar blanco, el de aceites refinados o los aditivos con repercusión negativa a largo plazo (no todos los aditivos se pueden incluir en el mismo saco, ya que, entre otros, la cúrcuma misma es uno –en concreto, E100– y ya sabemos que es muy recomendada por sus efectos beneficiosos). Por ello, entrar en el supermercado y optar por alguna de las opciones que encontramos en los pasillos antes mencionados seguramente no sea la mejor idea. La mayoría de las elecciones contienen alguno de los grandes males de la sociedad e incluso, en algunos casos, se siguen ofreciendo productos con aceite de palma refinado, que además de ser perjudicial para la salud tiene efectos devastadores a nivel ecológico.
Y ¿qué pasa con las bebidas para niños?
Damos mucha importancia a los alimentos que los más pequeños van a ingerir, pero a veces nos olvidamos del hecho que las bebidas también pueden contener dosis elevadas de azúcares. Es importante empezar a fijarse en las etiquetas, ya que muchos productos que a simple vista creemos que estarán libres de aditivos u otros añadidos probablemente no lo estén. ¿Por qué iba a llevar un zumo de frutas azúcar añadido si la fruta ya es dulce por naturaleza? ¿O un batido con leche, carragenanos u otros aditivos innecesarios? Pues, si leéis bien las etiquetas, veréis que muchas marcas añaden este tipo de ingredientes a sus preparados. Con esto consiguen crear productos más atractivos al paladar (ya acostumbrado a los alimentos bien edulcorados) y generar adicción, una manera fácil de convertirnos en clientes habituales.
Por esta razón, es importante concienciar a los hijos desde bien pequeños y enseñarles la importancia de comer alimentos que nos sacien y nutran en todos los sentidos. Cuando desde bien pequeños comemos bien (con poco azúcar, pocos aceites de mala calidad y mucha fruta y verdura), nos acabamos acostumbrando y al final el paladar disfruta más con sabores reales y no siente la necesidad de alimentarse a base de bollería industrial. Y es que una cosa es consumir algún producto de este tipo muy ocasionalmente, pero cuando esto se hace de forma habitual, al final el cuerpo los pide sin cesar. Esto se debe a la cantidad de azúcar utilizada y al tipo de grasas tan atractivas al paladar, que convierten al niño en una especie de “adicto”. Por esta razón, los más pequeños sentirán la necesidad de consumirlos y, a la larga, tendrán más posibilidades de sufrir alguna de las consecuencias que este tipo de productos conllevan. Así que más vale prevenir que curar, ¿no?
El problema de llevar a cabo una alimentación saludable va más allá del conocimiento, tiempo y ganas; ya que a veces uno debe enfrentarse a situaciones en las que lo más sencillo sería recaer y olvidarse por un momento de la importancia que tiene comer bien.
Muy probablemente, al salir de la escuela, vuestros hijos verán a alguno de sus compañeros con algún croissant, galletas de chocolate o algún zumo envasado. En este momento seguramente pedirán comer lo mismo. Por esta razón es importante llevar siempre algún snack encima que les resulte atractivo para quitarse de la cabeza todos estos productos insanos.
Entonces, ¿qué debemos llevar a nuestros hijos a la hora de la merienda?
Algunas ideas sencillas pueden ser huevos hervidos, hummus con crudités (ya sean zanahorias, apio, pepino o pimiento rojo, entre otras opciones), piezas de fruta con mantequilla de frutos secos, chips de kale, frutos secos, garbanzos crujientes y especiados al horno, pan de espelta o centeno con aguacate y embutido de calidad o alguna magdalena casera de quinoa o alguna harina sin gluten de forma ocasional. Si con estas ideas aún no os he convencido, aquí encontraréis unas cuantas más.
Y ¿para beber?
Como ya hemos mencionado antes, muchas veces damos mucha importancia a lo que los más pequeños comen, pero nos olvidamos de dar la misma importancia a lo que beben. Amandin ha decidido sacar una gama de bebidas dedicadas especialmente a niños, que sustituyen el azúcar por el sirope de agave y no tienen ni lácteos (que tantas intolerancias generan cada vez desde edades más tempranas) ni gluten. Una gama de bebidas con un formato sencillo de 200 ml fácil de llevar especial para niños mayores de tres años. Otro de los aspectos positivos a tener en cuenta de esta gama de productos es que el porcentaje de cereal va en torno al 10-15% de la composición de las bebidas. Esto es importante mencionarlo, debido a que existen muchas bebidas vegetales que incluyen apenas un 2-5% del ingrediente al que hacen referencia entre sus ingredientes, una cantidad tan reducida que poco cambia de la composición de un vaso de agua.
Bebidas vegetales Amandin
Entre sus productos, tenemos la bebida de avena, la de arroz con cacao, la de arroz con plátano y fresa y la de chufa.
La primera lleva calcio añadido, tan importante para mantener huesos y dientes en condiciones normales y muy necesario en época de crecimiento. Esta primera alternativa no contiene ningún tipo de azúcar añadido, sino únicamente el que está presente de forma natural en el producto.
La de arroz con cacao puede ser una buena alternativa para los niños más acostumbrados a consumir marcas típicas de bebidas chocolateadas, ya que, además de prescindir de productos lácteos, utiliza agave en lugar de azúcar y lo hace en cantidades más reducidas que las típicas opciones que se suelen encontrar en los supermercados.
Por otro lado, la bebida de arroz con plátano y fresa es refrescante y deliciosa para los más pequeños y entre sus ingredientes cuenta con puré de fresa y de plátano. Sabemos que las cantidades de ambas frutas no representan una dosis significativa y que no sirven como sustituto. Sin embargo, sí que son un extra a la dosis diaria recomendada y siempre es mucho mejor que lleve esta parte de fruta que no que utilice otros ingredientes poco recomendables en su lugar.
Y, por último, encontramos la horchata de chufa: otra bebida vegetal para tomar como alternativa a la leche.
Así que, a partir de ahora, ya no tenéis excusa para preparar una merienda bien completa, sana y, además, deliciosa para los más pequeños de la casa.