Cuando el embarazo tarda en llegar, podemos aprovechar para corregir o mejorar diferentes ámbitos de nuestra vida para estar mejor cuando llegue el momento, tanto por lo que respecta al estado de salud de la madre gestante como al desarrollo correcto del feto. Distinguiremos dos niveles: en primer lugar, los aspectos genéricos vinculados al estilo de vida que debemos abandonar, y en segundo lugar, consejos específicos sobre los alimentos que conviene evitar.

Drinking beer and smoking cigarettesPrimer nivel: Mejora del estilo de vida

El estilo de vida de la mayoría de la población ahora mismo es poco saludable: vivimos en ciudades llenas de contaminación atmosférica y ruido, somos bastante sedentarios, abusamos de excitantes como el café y tabaco, dormimos pocas horas, nos sobreexigimos en el trabajo y en casa, tenemos pocos momentos de relax, que a menudo asociamos con desplomarnos en el sofá con alguna pantalla delante (ordenador, móvil, televisor…), cosa que genera estrés ocular y sobrexcitación cerebral. El primer paso es tomar conciencia de que algunos hábitos pueden afectar a nuestra fertilidad:

Adiós a las cuatro bestias negras, ¡para siempre! 

*Información extraída a partir de libros referenciados al final del artículo

Drogas: ¡Ni un porro más!

Seguramente os parecerá obvio, pero no podemos dejar de insistir: no hay drogas seguras que se puedan consumir mientras se está intentando concebir, ni un nivel seguro de consumo. Todas las drogas tienen efectos; ya sea porque perjudican la producción de espermatozoides o porque afectan a la producción hormonal masculina y femenina.

La marihuana, por ejemplo, perjudica sobre todo la fertilidad masculina. Uno de sus ingredientes activos (el tetrahidrocannabinol, THC) está relacionado con la hormona masculina testosterona y, aunque se consuma en pequeñas cantidades, hace bajar sus niveles, disminuye el volumen del fluido seminal y el recuento espermático y afecta a la movilidad y morfología de los espermatozoides. En las mujeres, el cannabis puede tener un efecto tóxico en el óvulo en desarrollo e interrumpir la ovulación. Las mujeres que fuman esta droga también secretan pequeñas cantidades de THC en su flujo vaginal, por lo tanto, la movilidad de los espermatozoides que entran en contacto con ésta queda reducida. Y, encima, reduce la libido ¡tanto de hombres como de mujeres!

Alcohol: El único brindis, para celebrar el positivo; y que sea con zumo de manzana

Consumir alcohol hace que los radicales libres invadan el organismo, alteren su funcionamiento y perjudiquen la producción de óvulos y de espermatozoides. Además, afecta negativamente a la absorción de vitaminas y minerales esenciales, entre los cuales está el cinc.

En los hombres, perjudica los espermatozoides y afecta a la secreción hormonal. Actúa directamente en los testículos disminuyendo los niveles de testosterona y aumentando los niveles de estrógenos (las hormonas femeninas). Como consecuencia, el impulso sexual se reduce y la producción de espermatozoides (espermatogénesis) también. Beber demasiado alcohol (dos copas y media al día) hace bajar el recuento espermático y aumenta la incidencia de movilidad y morfología (velocidad y forma) de los espermatozoides, cosa que duplica el tiempo necesario para concebir.

Las mujeres que consumen alcohol en exceso (más de una copa al día) pueden dejar de tener la regla (amenorrea) y experimentar trastornos de la ovulación.

Tabaco: Adiós a un vicio muy molesto, nocivo y peligroso

La evidencia científica demuestra que el tabaco perjudica directamente la fertilidad. Las sustancias que encontramos en los cigarrillos, muchas de las cuales son tóxicas y cancerígenas (cadmio, plomo, nicotina…), tienen un efecto perjudicial en el endometrio (la pared del útero) y en la función ovárica. El tabaco reduce las reservas del organismo de vitaminas y minerales importantes para la fertilidad, en particular del cinc, el selenio y la vitamina C. También se ha relacionado con la falta de moco cervical, que permite que los espermatozoides avancen por el cuello del útero, y afecta al sistema hormonal de hombres y mujeres.

Los estudios demuestran que las fumadoras tienen un 40% menos de posibilidad de quedarse embarazadas. Fumar acelera la pérdida de óvulos y los daños en el ADN (el material genético). Por lo tanto, los óvulos no se pueden fecundar o hay un aborto poco después de la implantación. El tabaco acorta la vida reproductiva hasta diez años. Las mujeres fumadoras que recurren a la fecundación in vitro (FIV) necesitan casi el doble de intentos para concebir que las no fumadoras.

Los hombres que fuman tienen un recuento espermático de un 30% a un 70% más bajo. También tienen más anomalías en la forma y función del esperma, así como una movilidad más pobre. Se calcula que, cada año, el tabaquismo es la causa de hasta 120.000 casos de impotencia en hombres de entre treinta y cincuenta años.

Finalmente, debemos recordar que los beneficios de dejar de fumar relacionados con la fertilidad no se empiezan a notar hasta al cabo de dos meses. Hasta el año, las exfumadoras no tienen las mismas opciones de quedarse embarazadas que las mujeres que no han fumado nunca.

Café, té negro, cola, chocolate en exceso: Fuera la cafeína de nuestra vida

La cafeína del café es un estimulante que pasa a la sangre al cabo de un cuarto de hora de haberlo tomado y hace secretar adrenalina, una hormona que nos pone en estado de alerta (aumenta la presión sanguínea y la frecuencia del latido del corazón). Algunos estudios científicos han hallado relación entre unos niveles elevados de consumo de cafeína (más de 300 mg al día) y un aumento de la probabilidad de tardar más para concebir. Debemos tener presente que 300 mg de cafeína son los que hay en dos tazas de café o tres tazas de té negro o seis latas de refresco de cola o 400 g de chocolate.

Si queréis dejar el café, aquí tenéis el artículo Siete días sin café publicado en Soycomocomo.

Dejar a un lado el estrés

Fácil de decir y muy difícil de hacer; lo sabemos. Casi todo el mundo tiene alguna forma de estrés. En lo que diferimos las personas es en la forma de responder a éste y en los niveles de hormonas de estrés que generamos. Cuando el organismo de una mujer empieza a secretar en exceso, hay una interferencia en la secreción de las hormonas sexuales y eso puede alterar la menstruación y la ovulación, cosa que dificultará la concepción. Además, intentar quedarse embarazada y no lograrlo durante meses repercute en los niveles de estrés.

Antes de concebir, y sobre todo si hay problemas de fertilidad o se debe recurrir a tratamientos de fertilidad, resulta vital entender el estrés, cómo se ha reaccionado ante éste en el pasado y evaluar si es preciso modificar nuestra reacción. Un recurso muy útil es hacer psicoterapia y acumular buenas reservas de energía con una vida saludable, una buena dieta, ocho horas diarias de sueño, técnicas de relajación y ejercicio físico regular (idealmente media hora al día, no es preciso matarse en el gimnasio; también cuentan las actividades divertidas como bailar salsa o swing con la pareja).

¡Basta de contaminación!

Es obvio que no podemos cambiar algunos de los aspectos que contaminan nuestra vida, como la polución de la ciudad, el ruido de las calles o la sobresaturación de radiaciones a la que está expuesto nuestro cuerpo (contadores nuevos de la luz, microondas, Wi-Fi, antenas de móvil, estaciones transformadoras… Pero hay pequeños cambios que podemos ir introduciendo que contribuirán a mejorar la salud en el hogar. En el caso del agua, podemos hacernos instalar en el grifo de casa un sistema de tratamiento para evitar consumirla envasada en un plástico que seguro que se ha fabricado con aditivos que desconocemos. También podemos encargar un análisis geobiológico de nuestra casa para poder evitar las radiaciones más nocivas.

Respecto a los contaminantes que encontramos en la alimentación, debemos tener presente que en la agricultura convencional se utilizan cantidades de agrotóxicos (abonos químicos y pesticidas) que, de acuerdo con nuestra especialista M. Dolores Raigon, cambian la composición nutricional de los alimentos y son altamente contaminantes. Es mejor consumir tantos productos ecológicos como sea posible y, si no pueden ser todos, deberíamos intentar centrarnos en los de origen vegetal que es imprescindible que lo sean y en todos los de origen animal (por este orden de más a menos concentración de tóxicos: pollo, cerdo, embutidos, huevos, ternera, conejo y cordero). Es importante comprar los productos animales de origen ecológico porque es precisamente en la grasa donde se concentran –biomagnifican– los tóxicos que se van acumulando a lo largo de la cadena alimentaria.

Los disruptores hormonales son un tipo de contaminantes que interfieren en la salud reproductiva. Este tipo de sustancias se encuentran en cosméticos, utensilios de cocina y envases de plástico que están en contacto con los alimentos. Merece especial atención el caso del bisfenol A (ver destacado).

albóndigas con tomateEl bisfenol A (BPA)

Es un compuesto químico industrial que se utiliza en muchos productos. Forma parte del plástico policarbonato con el que se elaboran botellas, fiambreras y otros plásticos. Se añade como aditivo porque evita que el plástico se rompa. También se utiliza en el recubrimiento interior de latas de comida y bebida. Se ha documentado que esta sustancia es muy problemática porque migra desde el recipiente hasta el alimento que contiene. Hay estudios que demuestran que se trata de un contaminante que está en la sangre de toda la población europea; e informes importantes elaborados con fondo público demuestran los efectos nefastos de este producto en la salud animal y humana, como es el caso del informe ANSES (Efectos sobre la salud del BPA).

El bisfenol A es una sustancia peligrosa porque hay evidencia que, en pequeñas dosis, ya tiene un efecto sobre el sistema reproductor: tanto por lo que respecta al equilibrio hormonal como a malformaciones de los órganos genitales, abortos espontáneos y, probablemente, cáncer de mama y de próstata. Por ejemplo, se sospecha que el BPA afecta a la maduración y la calidad de los óvulos y que la exposición uterina a dosis bajas de este producto puede dar lugar a futuros problemas de fertilidad de la descendencia. En el caso de los hombres, las pruebas en animales han demostrado que afecta negativamente a la calidad del esperma y que impide la implantación del óvulo fecundado con este esperma. Resulta particularmente sospechoso que las mujeres infértiles y las que tienen endometriosis presenten niveles más elevados de BPA en sangre que las fértiles y sanas.

En 2011, Europa prohibió su uso en biberones y en 2012, en Francia, la Asamblea Nacional lo prohibió en cualquier producto que pueda estar en contacto con los alimentos.

Si como yo, todo esto os parece alarmante y no queréis quedaros de brazos cruzados, debéis saber que existe una iniciativa para prohibir el BPA en cualquier tipo de material en contacto con los alimentos y bebidas en España. Os podéis adherir a través de la página web de Avaaz, promovida por la Asociación Vivo Sano y Hogar Sin Tóxicos, en la que también encontraréis más información sobre el tema y un vídeo explicativo muy aclaratorio.

Mientras, aseguraros de no comprar latas, de reducir al máximo el consumo de agua embotellada y de comprar fiambreras con el sello “BPA-Free”. El fabricante catalán de fiambreras Valira ha eliminado voluntariamente todo el bisfenol A de su línea de productos. Es un buen ejemplo de cómo la industria se avanza a las prescripciones legales ofreciendo un producto con garantías de calidad y seguridad a los consumidores.

Segundo nivel: Alimentos que debemos reducir y evitar

La naturópata especializada en fertilidad natural Yolanda Garcia nos recuerda qué alimentos dificultan la fertilidad:

  • Azúcar, harinas refinadas, bollería y productos light. Por ejemplo, el refresco de cola sin azúcar se endulza con aspartamo, que es un edulcorante artificial que se sospecha que puede originar depresión, sobrepeso, infertilidad, abortos y cáncer.
  • Mercurio de los peces y amalgamas. Provoca infertilidad, abortos espontáneos y problemas congénitos. Es mejor comer peces pequeños, que están menos contaminados (sardina, caballa…). Entre los peces más contaminados hay el mero, el rape, el atún, el pez espada y los langostinos.
  • Las grasas de origen animal (saturadas) fritas y margarinas hidrogenadas.
  • Quesos elaborados con leche no pasteurizada y quesos madurados con hongos.
  • La carne y los lácteos convencionales (no ecológicos), que contienen hormonas que desequilibran el sistema endocrino. Parece que la galactosa de la leche podría intoxicar los óvulos no fecundados.
  • Proteína animal cruda, ya que puede tener microorganismos y causar infecciones. El huevo crudo (que encontramos en mahonesas, postres), la carne cruda (bistec tártaro) o el pescado crudo.
  • El trigo y los alimentos con gluten, porque pueden ser alergénicos y alterar el ciclo menstrual y la producción de hormonas en personas con sensibilidad. Los celíacos tienen más problemas de infertilidad.
  • La soja, que contiene isoflavonas que pueden alterar el ciclo menstrual e inhibir el tiroides (hay una relación entre hipotiroidismo e infertilidad). En el hombre, ingerir mucha soja puede reducir los niveles de testosterona y provocar disfunción eréctil.
  • Los guisantes, que contienen un anticonceptivo natural, la m-xilohidroquinona, que interfiere en la liberación de los estrógenos y la progesterona. La verdad es que sería necesario comer muchísimos para que llegaran a ser nocivos, pero puede haber sensibilidades específicas que hagan que no sea aconsejable consumir si hay problemas de fertilidad.
  • Alimentos modificados genéticamente (soja y maíz), alimentos procesados, precocinados con aditivos. Merece especial mención el glutamato monosódico, que se utiliza para potenciar el sabor de los alimentos, pero que tiene efectos negativos sobre el organismo (alergias, dolores de cabeza, infertilidad .
  • La quinina, que encontramos en la tónica (bebida refrescante) y que puede provocar problemas congénitos y abortos.

Si deseáis asesoramiento integral para hacer una dieta que mejore la fertilidad, podéis contactar con la nutricionista Jordina Casademunt en jcasademunt@soycomocomo.es

1, 2, 3 Apartados extraídos de los siguientes libros:

  • Prepárate para el embarazo. 10 pasos para lograr la máxima fertilidad, de Zita West.
  • Quedarse embarazada: Guía para los que quieren tener hijos, de Mariël Croon.
  • Fertilidad y concepción. La guía indispensable para concebir un bebé sano, de la doctora Karen Trewinnard.

 

Montse Reus
Montse Reus

Dietista y Ambientóloga

    @montsereusdietista