Todos nosotros estamos expuestos a sustancias tóxicas presentes en el entorno, ya sea la contaminación ambiental, la alimentación o los productos de higiene y de cosmética. Estas sustancias están cada vez más presentes y amenazan la salud del organismo. Síntomas como fatiga, estado de ánimo decaído, irritabilidad, diarrea, inapetencia o resfriados crónicos aparecen como respuesta de un organismo cargado de metales pesados.
Los metales pesados: ¿qué son y por qué son tan nocivos para la salud?
Los metales pesados son elementos que, a diferencia de los nutrientes, no presentan funciones biológicas -no aportan ningún beneficio para la salud-, con el añadido de que interfieren en la absorción y la asimilación correctas de los nutrientes esenciales necesarios para mantener las funciones del organismo. De hecho, el metal pesado entra en competición con el nutriente y hace que no absorbamos ni utilicemos correctamente minerales tan importantes como el hierro, el zinc, el magnesio y el cobre.
Los metales pesados que se cuelan en nuestros hábitos diarios
Parece mentira, pero nuestro organismo se encuentra continuamente expuesto a los metales pesados. Por ejemplo, encontramos mercurio en las amalgamas dentales (contienen un 50%), los fungicidas e insecticidas que pasan a la cadena alimentaria, los productos de limpieza, en el papel, en algunos medicamentos y también en las vacunas (algunas contienen tiomersal), en el aire contaminado por la industria, etc. Además, la madre traspasa mercurio al feto a través de la placenta y al bebé a través de la leche materna (aproximadamente un 40-60 % de su carga al niño). En cuanto al plomo, lo encontramos en los vegetales, en la pintura, en las tuberías de agua, en los tintes capilares o la cerámica barnizada. El cadmio aparece en los cigarrillos, el marisco, el atún, el trigo convencional, al arroz convencional, los tomates y patatas procedentes de la agricultura intensiva, los plásticos de colores, en la gasolina y en las pilas. Y el aluminio lo encontramos en los utensilios de cocina, en el papel de aluminio, los antiácidos, los desodorantes y antitranspirantes y en algunos medicamentos.
El caso de las mujeres con sensibilidad química múltiple
A raíz del aumento de sustancias tóxicas, desde hace unos años, han aparecido mujeres con sensibilidad química múltiple, una enfermedad que parece ligada a un daño inducido por sustancias químicas tóxicas (pesticidas, disolventes…) en el sistema límbico. Afecta varios sistemas orgánicos y disminuye la autonomía y la salud de estas personas que, para asegurar su salud, deben consumir productos exclusivamente ecológicos. De hecho, en el Hospital Vall d’Hebron se hizo un estudio titulado Brain dysfunction in Multiple Chemical Sensitivity (‘Disfunción cerebral en la sensibilidad química múltiple’) que, según el doctor Ramon Orriols, jefe de Neumología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y uno de los autores del estudio, demuestra objetivamente que pasa algo en el cerebro de las personas afectadas de sensibilidad química múltiple, y que no es una enfermedad psicológica, como algunos profesionales quieren pretender.
Chlorella: gran superalimento para eliminar la acumulación de metales pesados
Para evitar la acumulación de metales pesados es importante seguir una alimentación tan natural como sea posible, incluir alimentos de procedencia ecológica y consumir cada día algas, ya que contienen una sustancia, el ácido algínico, que ayuda a arrastrar las toxinas acumuladas y favorece su eliminación. Pero también es importante tomar de vez en cuando un buen complemento de alga Chlorella, en comprimidos o en polvo, porque es un verdadero superalimento que nutre celularmente y que tiene un gran efecto desintoxicante gracias a que contiene mucha clorofila la. Favorece la eliminación de metales pesados y residuos químicos procedentes de la agricultura intensiva y los medicamentos. Además, es una fuente de proteína excelente y tiene muchas vitaminas y minerales. También se recomienda hacer una vez al año una hidroterapia de colon, tal como nos explicaba Jaume Garrit en una entrevista concedida a nuestra revista.
Fuentet: Info-Inca, núm. 5 (www.nutricioncelular.info)
Mercury and its effects on environment and biology, de Astrid & Helmut Sigel. Muntean N., R. Laslo, R. Ghitulescu and E. Muntean. 2004.