El psiconeuroinmunólogo Xevi Verdaguer come a menudo en el restaurante Gut (situado en el barrio de Gracia) y también en el Santa Gula. Del Gut se queda con los mejillones con coco y jengibre y destaca que es un restaurante donde se pueden llevar invitados que quieran carne o pescado, ya que Joan, el propietario, ofrece opciones para todos pero siempre con un toque sano: con kamut, cereales integrales, platos sin gluten, vegetarianos o platos internacionales. El Gut, además, tiene toques exóticos en la carta como el pad thai de fideos o la pakora ahumada. El Santa Gula es un restaurante más convencional pero que prioriza los productos de temporada. Por eso la carta de platillos cambia cada 15 días.
Yolanda Garcia, nuestra especialista en embarazo y crianza de la Consulta, escoge el Tonka. A Yolanda le gusta la cocina sana, sencilla y sabrosa, y algunos de los productos de la carta son ecológicos, como la carne. Tienen opciones veganas y vegetarianas pero también hay proteína animal, lo que le permite llevar amigos que no son vegetarianos. A Yolanda también le gusta el Temps de terra, restaurante situado en el barrio de Sant Gervasi de Barcelona, donde se cocina todo lo que ellos mismos han cultivado y criado artesanalmente en su finca agrícola y ganadera del Delta del Ebro, que también está abierta al público. Además, en el Temps de terra Yolanda también hace la compra.
Otra opción que también permite llevar amigos vegetarianos y no vegetarianos es el Flax and Kale y que escoge nuestra coach nutricional, Núria Roura. “La carta del Flax destaca por los zumos verdes que comercializan allí mismo, los platos sin gluten, crudiveganos, con pescado, la pasta −que es buenísima y que elaboran ellos mismos−, las chips de kale y recientemente me tienen enamorada sus mini pizzas raw. ¡No son las típicas pizzas crudiveganas densas y difíciles de digerir! Y el local es precioso. Todo el mundo se va de allí contento. La carta, además, es muy extensa, van cambiando e innovando según las diferentes estaciones del año… ¡El mejor!”
Siguiendo con las opciones crudiveganas, no puede faltar Consol Rodríguez, una auténtica healthy foodie. Conoce un montón de establecimientos pero afirma que el mejor de todos es el Petit Brot, en la calle Doctor Dou 10 de Barcelona. “Es un juice bar de alimentación viva −y para llevar− y uno de los pocos lugares de Barcelona donde hacen zumo de germinado de trigo fresco, que cultivan artesanalmente. Hacen los zumos al momento y puedes elegir si los quieres más fuertes o más suaves, con más o menos fruta. Y todos sus alimentos son 100% ecológicos, los envases son bio y compostables y el local ha sido renovado según los parámetros de la bioconstrucción.
Montse Reus, dietista evolutiva de la consulta, busca restaurantes donde sirvan mayoritariamente comida ecológica ya que, para ella, la alimentación saludable significa, en primer lugar, que los alimentos no contengan tóxicos como los pesticidas y los herbicidas que se utilizan en la agricultura convencional. Por eso su elección pasa por el Gat Blau, donde Pere Carrió trabaja incansablemente para que un porcentaje muy elevado de su carta sea todo bio. Por cierto, el Gat Blau ha abierto un nuevo establecimiento y ahora se encuentra en la calle Comte Borrell 122. Montse también escoge las filigranas del Café Blue Project, que el chef Javier Medvedovsky creó con todos los detalles que configuran su cocina raw.
La nutricionista Martina Ferrer ha descubierto recientemente el nuevo restaurante Alkaline, de la calle Entença, y el primero bajo el paraguas “alcalino” de Barcelona. “¡No lo conocía y nos gustó mucho! Tienen platos veganos, vegetarianos, carne y pescado, platos con gluten y sin, opciones sin cereales y legumbres y mucha verdura que procuran que sea ecológica. La carta no es demasiado extensa, pero parece que tienen ganas de hacer las cosas bien”.
Carla Zaplana, nutricionista y health coach residente en Estados Unidos, aprovecha siempre sus viajes a Barcelona para refugiarse en establecimientos saludables como el Flax and Kale. A Carla le gusta mucho la comida exótica y por ello recomienda el Abisinia, un restaurante etíope que tiene muchos años de vida en el barrio de Gracia de Barcelona. “Me fascina la cocina exótica y aún más la experiencia de comer con las manos, por la dulzura y el calor de su propietaria. Tienen opciones veganas y sin gluten. Los platos se sirven todos sobre una misma injera (la masa elaborada con tef) y todos los comensales cogen la comida con las manos de allí mismo. La propietaria nos explicó que no se puede dejar comida en el plato, ya que creen que los últimos trozos son los más buenos y nutritivos. El hecho de comer con las manos hace que la experiencia gastronómica sea muy auténtica y natural. Cuando tocamos la comida con los dedos nuestro cuerpo ya empieza a activar el proceso de digestión segregando enzimas digestivas. El hecho de no coger el alimento con un utensilio metálico hace que se conserve todo su sabor. Se trata de una cocina que utiliza muchas hierbas y especias, y desde hace milenios se conocen sus propiedades medicinales. Solo utilizan productos frescos, no tienen congelador ni microondas.
Marc Vergés, nutricionista y fitoterapeuta de la Consulta, “no come demasiado a menudo fuera de casa pero se siente cómodo y a gusto en locales como el Oh bo y el Woki”.
Fuera de Barcelona, Consol escoge el Bionèctar de Girona y el Botánico de Madrid. Neus Elcacho, dietista de Etselquemenges y Soycomocomo, se queda con la Capella de Can Gambus, en Sabadell, porque es un espacio muy tranquilo y único que ofrece platos vegetarianos y ecológicos.
Y no puedo evitar nombrar Es tast de Na Sílvia, en Menorca, de espíritu y sabores espectaculares.
Nuestros profesionales −y seguro que muchos de vosotros también− captan enseguida si la metodología de trabajo de los restaurantes cambia con el paso del tiempo o si las ganas de crecer los hace morir de éxito. Esto es bueno porque como consumidores exigimos siempre un buen producto y un buen servicio.
¡A ver qué nos ofrece este 2016!