Los textos sobre el yoga de la filosofía clásica enfatizan la importancia de cuidar la alimentación y relacionan los diferentes alimentos con determinados estados físicos, fisiológicos y mentales.

La práctica del yoga y una alimentación adaptada a cada individuo son instrumentos que nos aportan salud, estabilidad emocional y silencio mental, lo que nos facilita la autorrealización.

El yoga nos ayuda a comer equilibradamente. El estrés, la ansiedad y la falta de afecto hacen que algunas veces elijamos alimentos que, como producen sensaciones agradables, sacian el malestar interno aunque son poco saludables. La práctica del yoga crea un estado mental ecuánime, equilibrado y compasivo que favorece una alimentación adecuada para nuestra salud y constitución, según la época del año, y con respeto por el entorno.

Mediante la práctica del yoga podemos llegar a percibir como cada alimento crea una sensación corporal y estado mental concretos.

Si comemos:

  1. a) Cereales integrales, legumbres, proteínas vegetales, verduras (exceptuando las solanáceas), hortalizas, fruta de temporada, frutos secos, semillas y algas, todo ecológico: probablemente experimentaremos sensaciones corporales neutras y sutiles. Las articulaciones estarán más abiertas, flexibles, resistentes y el estado mental será más equilibrado, positivo y silencioso.
  2. b) Cereales refinados y azúcares refinados: probablemente experimentaremos sensaciones corporales agradables, pero fluctuantes, lo que crea un estado emocional inestable que puede pasar de la euforia a la depresión, y de tener mucha energía a experimentar somnolencia y cansancio.
  3. c) Carne, pescado, grasas animales y la mayoría de los lácteos: probablemente experimentaremos sensaciones corporales más pesadas e intensas, y el estado mental puede ser más agresivo y menos sensitivo.

Comer alimentos del grupo a) facilita la práctica del yoga.

El yoga también nos nutre físicamente, fisiológicamente, energéticamente y mentalmente.

Las posturas, asanas, abren y estiran el cuerpo físico y fisiológico, e incrementan el riego sanguíneo hacia todas las células del cuerpo, lo que nutre físicamente.

El control rítmico de la respiración, pranayama, conduce el oxígeno y la fuerza vital hacia todas las células del cuerpo, y nutre de forma más sutil y energética.

Si, además, tenemos en cuenta en nuestra práctica el conjunto de los ocho aspectos del yoga (disciplinas éticas, disciplina individual, posturas, regulación de la respiración, control de los sentidos de percepción, concentración profunda, estado meditativo, profundo silencio con total conciencia) y su interrelación, podremos alcanzar un estado mental silencioso y compasivo, que nos nutrirá más profundamente.

La práctica del yoga, según el método IYENGAR®, enseña asana y pranayama con precisión, con instrucciones detalladas de las acciones físicas, lo que permite profundizar y expansionar la conciencia hacia todas las partes del cuerpo. A menudo se utilizan soportes (mantas, cuerdas y sillas), para hacer las asanas y el pranayama con más conciencia. Los soportes hacen asequible el yoga a todos indistintamente de la edad, constitución y dolencias.

A continuación, se expone la descripción de algunas posturas con fotos que aportan salud a los órganos del sistema digestivo, ayudan a digerir y asimilar los alimentos y a drenar mejor las sustancias residuales. Hacer estas posturas con los apoyos es una característica del método IYENGAR®. Estas asanas  también tienen otros efectos que se pueden consultar en el libro Luz del Yoga de BKS Iyengar.

Supta Virasana

Estira los órganos abdominales y facilita la digestión, abre el diafragma y crea espacio en los intestinos, lo que facilita el movimiento peristáltico y la eliminación de gases residuales. También descomprime el hígado y el bazo y mejora su funcionamiento. Esta postura se puede hacer, si es necesario, con apoyo bajo las nalgas, y bajo el tronco y la cabeza.

Paschimottanasana

Estira toda la parte posterior del cuerpo, tonifica los órganos abdominales y los riñones, lo que mejora la digestión y la eliminación de sustancias residuales. Esta postura se puede llevar a cabo con dos o tres mantas para sentarse y una silla u otro soporte para la frente.

Salamba Sirsasana

Es una postura invertida que contrarresta el efecto de la gravedad en los órganos abdominales y, como consecuencia, crea espacio y ayuda a ir de vientre. Si es necesario se puede hacer colgándose del techo con cuerdas.

Setu Bandha Sarvangasana

Crea una gran extensión en la cavidad abdominal y, por tanto, mejora el funcionamiento del hígado y el páncreas. Si es necesario, se puede hacer la postura con mantas bajo el tronco y soportes para los pies.

Jatara Parivartanasana

Crea un giro del estómago, y tonifica y elimina los trastornos del hígado, bazo y páncreas. Cura la gastritis y refuerza los intestinos. Esta postura se puede hacer con las piernas dobladas o estiradas.

 

Hay también muchas otras posturas beneficiosas para el sistema digestivo y que a la vez nutren físicamente, fisiológicamente, energéticamente, emocionalmente y mentalmente.

Hay que tener presente que las asanas se deberían hacer según una secuencia postural adecuada, teniendo en cuenta los aspectos técnicos y el tiempo adecuado de permanencia de cada una, las dolencias y limitaciones de cada individuo y bajo la supervisión de un profesor de yoga certificado.

Artículo escrito por:

Laia Giralt Medir

Directora y profesora del Centre ZAMA de Ioga IYENGAR® de Barcelona les Corts.

Profesora certificada de yoga IYENGAR®, formada en kinesiología holística, fisioterapia, teatro, danza y licenciada en arquitectura superior. Practica meditación Vipassana desde 1998.

Teléfono: 649 629 973 ( de 12h a 15h)
Correo electrónico: info@zamaioga.com
web: www.zamaioga.com

Con la colaboración de:

Agnès Pérez Longo

Fue profesora del Centre ZAMA de Ioga IYENGAR® de Barcelona les Corts.

Profesora certificada de yoga IYENGAR®, formada en osteopatía, nutrición y dietética y asesora en nutrición macrobiótica.