Si queremos que nuestra empresa progrese y crezca debemos empezar por las bases: nutrir las células. Pero hay que hacerlo bien. Así pues, todas las empresas deberían incluir un programa de formación o de asesoría personal alimentaria para los trabajadores.

El cómo y dónde comemos también es importante. Se debería prohibir comer frente al ordenador, aunque haya mucho trabajo. Tampoco es sano pasarse la mañana picando frutos secos de la fiambrera que dejamos al lado del teclado: no nos fijamos en lo que comemos ni lo hacemos en condiciones de digestibilidad.

Las salas de comedor deberían estar ventiladas, con luz exterior, ventanas y, a ser posible, con un espacio exterior (balcón, terraza, patio). Detalles tan pequeños como la localización del comedor pueden cambiar el día del trabajador y hacer que empiece la tarde más relajado y a gusto.

tupper almuerzo trabajo

Los empresarios y jefes también deberían incluir un descanso obligatorio a media mañana y al mediodía, de mínimo 30-60 minutos para poder comer algo saludable, informar a los trabajadores de establecimientos para comprar y comer de forma sana, poner máquinas de venta automática de productos saludables, o incorporarlos en sus cafeterías y restaurantes.

Si queremos más ingresos, tenemos que invertir en personal de calidad, no sólo en cuanto al sueldo, sino también al “mantenimiento”. Menos absentismo, trabajadores más contentos, más energéticos, más tranquilos, más abiertos a los compañeros, más concentrados, que trabajan más en menos tiempo, sin tanto riesgo de accidentes y con capacidad para gestionar mejor el estrés y el contacto con el cliente.

Comer rápido puede alterar la digestión y provocar una mala asimilación de nutrientes (porque el cuerpo no tiene tiempo para hacerlo, ya que le pedimos que haga otras cosas…). El estrés asociado con la comida es una de las causas de meteorismo, dolor y distensión abdominal, cansancio, mal humor, Crohn y colon irritable.

Nutrición cerebral: la glucosa es el combustible del cerebro y del sistema nervioso

El peor de los errores que cometen los trabajadores según Wellness Lab (soluciones de coaching y nutrición para empresas) es saltarse una comida: por ejemplo, porque salen a las 4-5 de la tarde de una reunión y ya no tienen ni hambre. El cerebro funciona básicamente a partir de glucosa. Saltarse una comida o hacer una dieta sin hidratos de carbono genera hipoglucemias y bajadas de tensión (cansancio, somnolencia, falta de concentración, lentitud, poca agilidad mental, malestar, apatía, irritabilidad, etc.). Si no aportamos glucosa por la mañana y al mediodía, no hay suficiente energía para las neuronas, que no pueden mantener su estructura ni funcionalidad. ¿No habéis notado alguna vez que tienes un hambre voraz y que estáis de muy mal humor?

Saltarse una comida o hacer una dieta sin hidratos de carbono genera hipoglucemias y bajadas de tensión

Los cereales (sobre todo los integrales) son ricos en glucosa y mejoran el tiempo de reacción y atención. Nos sacian, y nos equilibran emocionalmente.

Si os preocupa engordar por culpa de los cereales, debéis saber que tenéis que tomar según el ejercicio que se practique: una persona sedentaria (menos de tres horas de ejercicio semanal) debe comer un máximo de 60 g crudos de cereal por la mañana y por la comida. Si no hay irritabilidad intestinal o meteorismo, hay que optar siempre por los integrales y de índice glucémico bajo.

El alimento que provoca todo lo contrario es el azúcar, que está en todas partes: café, jamón cocido, zumos de fruta, galletas (aunque sean integrales), cereales de desayuno, algunos panes y, obviamente bollería y pastelería.

El azúcar no sólo engorda, intoxica el cuerpo y desmineraliza los huesos, sino que también desconcentra rápidamente y hace que en poco tiempo tengamos hambre y estemos de mal humor. Si tenéis una reunión, un rodaje, un examen o una tarea que requiere mucha atención, no comáis nada con azúcar.

dieta sana

¿Qué más necesita el cerebro para funcionar? Ácido fólico (vitamina B9) y piridoxina (vitamina B6); potencian el riego sanguíneo y, por tanto, la oxigenación del cerebro. Una fuente de estas vitaminas son los cereales integrales, porque la mayoría de vitaminas se encuentran en la cáscara.

El azúcar no sólo engorda, intoxica el cuerpo y desmineraliza los huesos, sino que también desconcentra rápidamente y hace que en poco tiempo tengamos hambre y estemos de mal humor.

El déficit de hierro es preocupante en las mujeres. Si habéis tenido casi toda la vida, debéis saber que hay soluciones para subirlo. El hierro ayuda a la capacidad física y mental, a sentirnos más fuertes, menos cansados y más coordinados.

Aminoácidos clave para el ánimo

La red de neuronas y conexiones funcionan gracias a los neurotransmisores, que son proteínas. La tirosina es uno de los aminoácidos que forman las proteínas y es clave para estar alerta, motivado, atento y alegre.

El triptófano es otro aminoácido precursor de la serotonina, la hormona de la felicidad, la calma y la serenidad. Una dieta rica en triptófano, que facilite la digestión y el paso a través de la barrera hematoencefálica, es clave cuando hay tendencia al negativismo, depresión o estado de ánimo bajo.

Pero no sólo hace falta tomar alimentos más ricos en tirosina o triptófano (carne, pescado, huevos, lácteos, semillas de girasol, sésamo, garbanzos) sino también mejorar la flora y mucosa intestinal para hacerlos más disponibles. El azúcar, el café y el alcohol (aunque sea una copita de vino) interfieren en la absorción de estos aminoácidos.

Una dieta baja en grasas dificulta pensar mejor

Ya tenemos otro motivo para hacer dieta sin olvidarnos ni de los cereales ni de las grasas.

Las neuronas contienen una vaina de mielina que básicamente está formada por una capa lipídica que le permite flexibilidad a la hora de efectuar la comunicación neurológica. Sin grasas, el cerebro no puede producir ni transmitir impulsos eléctricos. Cuidado, sin embargo, porque no hablamos de todos los tipos de grasas.

El exceso de grasa y de comida de los restaurantes nos genera somnolencia. Ya tenemos, pues, dos horas perdidas más; porque eso nos hace trabajar más despacio. A la larga, comer de menú tradicional de forma sistemática se relaciona con el exceso de peso y más absentismo laboral.

¿Deporte en el trabajo?

Si hay horas de deporte en las escuelas, ¿por qué no en el trabajo? ¿Por qué no podemos incluir en la empresa actividades de deporte como salidas a correr, clases de Pilates o yoga, sala de gimnasio, etc.?

El cuerpo no está hecho para estar tantas horas sentado. ¿Consecuencias? Dolores de espalda, dificultad para digerir (por la presión que hacemos sobre los órganos del sistema digestivo), y cierre corporal (cierre social y ansiedad).

Además, estar en baja forma o pesar más de la cuenta (malos hábitos) genera dolores y dificultades de movilidad; por lo tanto la sensación de agilidad, actividad y dinamismo no es la misma que si mantenemos todas las capacidades fís

Neus Elcacho

Dietista integrativa y coach nutricional

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