Durante el embarazo, tenemos la necesidad de cuidar los hábitos y la alimentación porque existe la conciencia de que lo que hacemos durante este período vital es decisivo para el futuro de nuestro hijo. Y es así: lo que hacemos durante la concepción tiene impacto en la salud del bebé.
Como ya denuncia desde hace tiempo la asociación Dietética Sin Patrocinadores con el hashtag #SanidadDesnutrida, una de las grandes asignaturas pendientes de la sanidad es la incorporación de dietistas y nutricionistas a los servicios públicos. Y esto se hace muy evidente durante los cuidados prenatales. Hoy, en nuestro espacio SOY Denuncia, Mònica, madre de una niña de seis meses, nos cuenta su experiencia durante el embarazo.
Después de que la prueba de O’Sullivan le saliera por encima del límite, le dijeron que se hiciera la curva de la glucosa, por protocolo. Ambas pruebas se hacen pasada la mitad del embarazo y sirven para diagnosticar la diabetes gestacional. Si el O’Sullivan da por debajo de un valor ya no se hacen más controles, pero si, en cambio, da por encima de este valor, se hace la curva, que indica si la gestante tiene diabetes o no.
Durante los tres días previos a la prueba, se pide a la embarazada que haga una dieta concreta, estándar. La idea es asegurar una ingesta azúcares durante estos tres días que no distorsione los resultados. Y aquí está el problema: aparte de que le mandaron la pauta por correo electrónico sin ningún tipo de explicación o cuestionario, los alimentos que le proponían no tenían cabida en una alimentación saludable y, en este caso concreto, en la dieta de Mònica. El centro en cuestión es el centro ASSIR de Granollers.
Aquí abajo encontraréis la pauta para los tres días (en catalán), pero, fundamentalmente, era una dieta que, para empezar, se basaba en una ingesta calórica calculada a ojo por el profesional y que, en el caso de Mònica, implicaba comer cantidades muy por encima de lo habitual en ella. Pero lo más grave era que una gran parte de los alimentos pautados eran productos procesados e insanos. Pan en prácticamente todas las comidas, galletas María, pasta o embutido eran algunos de los productos que aparecían repetidamente en las diferentes comidas.
Pero eso no es todo. Al recibir la pauta, Mònica, que seguía una alimentación basada en comida de origen vegetal, sin procesados y, de vez en cuando, con alguna proteína animal, escribió un mensaje solicitando una opción vegetariana y sin lácteos y la respuesta fue también sorprendente. Entre otras cosas, la respuesta decía:
“La opción vegetariana, en principio, se puede hacer porque en las comidas hay opción de elegir carne o pescado; por lo tanto, puedes comer pescado y, cuando toque lácteo, lo puedes tomar sin lactosa (leche, yogur, queso… sin lactosa).”
“En cuanto a la organización de las comidas, deberías seguir la distribución que marca la dieta, ya que está hecha por dietistas. Cuando te levantes, desayunas y vas siguiendo.”
“En cuanto a la cena y colación, si puedes, cena un poco antes y, si no, no pasa nada. Para la colación, puedes tomar un vaso de leche y ya está. “
¿En qué falla este tipo de pauta?
Como no hay profesionales especialistas en alimentación dentro de la sanidad, es prácticamente inevitable que las pautas, sea cual sea el caso, no estén adaptadas a la persona. Se cae, casi siempre, en dietas más o menos actualizadas, estándar, plasmadas en una fotocopia que se entrega tal cual al paciente o, peor, que se manda por correo. Este es un primer gran error, ya que es un principio básico de cualquier pauta dietética que esté adaptada a la persona, a sus necesidades, hábitos y posibilidades, entre otros.
Después, los alimentos ricos en carbohidratos que se proponen son, en su mayoría, productos procesados, con calorías vacías, y los azúcares son de absorción rápida. Una pauta que pretende asegurar una cantidad determinada de este macronutriente puede basarse, en cambio, en alimentos mucho más interesantes: pan integral (que tampoco es necesario que aparezca en cada comida), cereales integrales, legumbres, frutas enteras, algunas verduras más ricas en almidón… y, por supuesto, no en lácteos sin lactosa ni en azúcar de mesa. La ingesta de alimentos ricos en carbohidratos puede aportar, si se eligen bien, una gran cantidad de beneficios derivados del contenido en fibra, vitaminas y minerales.
Asimismo, el zumo de fruta nunca tiene el mismo efecto en el organismo que una pieza de fruta entera.
Por otro lado, que la embarazada no quiera consumir proteína animal no es ningún problema. Es posible hacer una dieta vegetariana durante el embarazo, pero, una vez más, bajo supervisión de un especialista formado en nutrición. Es inaceptable la respuesta que ha recibido la denunciante, ya que el pescado es una fuente de proteína animal no apta en caso de querer seguir una dieta vegetariana, de la misma forma que los lácteos sin lactosa no son aptos en caso de querer seguir una dieta vegana.
Los embutidos, las galletas María y la mantequilla, por su parte, tampoco deben formar parte de una pauta saludable. La mantequilla se puede tener en cuenta si es de buena calidad –proveniente de animales que pastan–; pero esto se debe especificar. Los embutidos, que tampoco son la opción más sana, pueden resultar peligrosos si la embarazada no ha pasado la toxoplasmosis.
Mònica hace una alimentación sana y sus inquietudes en este ámbito la han impulsado a cuestionar el menú de tres días que le propone el médico. La realidad, sin embargo, es que la gran parte de la población no tiene nociones básicas de alimentación saludable y, como es de esperar, se pone en manos del profesional. Debería ser posible para todos confiar en las recomendaciones dietéticas que se reciben desde la sanidad y, por ello, no hay más alternativa que incorporar especialistas en nutrición dentro de los equipos de profesionales.
SOY DENUNCIA
¿Conocéis o habéis vivido algún caso flagrante de recomendaciones dietéticas poco saludables en el ámbito sanitario? Aprovechad la plataforma de Soycomocomo para denunciar vuestro caso y, así, hacer fuerza para que haya dietistas y nutricionistas en la sanidad pública. La alimentación tiene un papel fundamental en la salud y se necesitan profesionales formados en la materia.
Más allá del ámbito de la sanidad, hay otras situaciones que son susceptibles de ser un gran tema para #SOYDenúncia. Contadnos vuestro caso y ayudemos a extender la alimentación saludable a todos los hogares.