En 2010, las bayas de goji vivieron sus años de locura. A las empresas que las importaban se les terminaba el stock en cuestión de días y los envíos desde China se multiplicaban sin descanso para abastecer a los herbolarios. ¿Estaba justificado que el goji estuviera tan bien valorado? ¿En qué quedo aquello de las docenas de propiedades de la baya desecada del Tíbet? En el mundo de la alimentación, como en todo, pasamos por modas más o menos pasajeras. La dieta de la alcachofa de la doctora Montse Folch fue una revolución porque Rociito la siguió. Pero como cuenta la doctora, “le di un suplemento drenante de alcachofa, pero la clave era seguir una dieta a través de alimentación equilibrada con proteína, pero también con cereal, ya que le gustaba mucho el arroz”. Sin embargo del complemento de alcachofa se pasó a creer y divulgar que debíamos tomar alcachofa en vena. Al doctor Miquel Pros también le pasó con la avena y el día que lo contó en televisión, se agotaron las existencias de avena de los herbolarios.
El origen y la calidad
Hace más de dos mil años que el arbusto del goji se cultiva a 4.000 metros de altitud y se utiliza como alimento y como planta terapéutica en la medicina tradicional china y tibetana. La altitud da fortaleza a un arbusto que vive más cerca del sol y en unas condiciones meteorológicas extremas, hecho que lo fortalece. Por eso se entiende que es solo en un lugar como el Tíbet en el que se cultiven las consideradas auténticas y de calidad. El propio gobierno del país, a través del Colegio Médico Tibetano, controla su producción y comercialización para que no haya duda sobre su autenticidad. Y por eso el mismo estado mantiene un acuerdo comercial con la empresa que tiene la exclusiva para Occidente, que trabajaba durante un tiempo bajo la marca Tibet Authentic y que hoy ha pasado a usar su propia marca, Yuthog, en referencia al padre de la medicina tradicional tibetana, nombre que se indica en los paquetes que provienen de allí. Como en todo, lo primero que debemos definir es qué bayas comimos o seguimos comiendo porque no es lo mismo comprar bayas a granel a tres o cuatro euros la bandeja, que comprar bayas empaquetadas y con el sello que provienen de un productor del Tíbet, que están más hinchadas por la humedad, que cuando las comes no parecen una roca y que tienen un precio bastante más elevado. Hasta aquí, los consumidores podemos hacer la prueba y comparar sin problema.
El goji de calidad se vende de cosecha en cosecha. Se recoge entre los meses de julio y septiembre y la primera cosecha llega aquí para Navidad o enero. La vida útil de las bayas de cosecha y sus capacidades nutritivas es de unos dos años desde el momento de la cosecha. Hay que adquirirlos con al menos tres meses de vida útil vigente. En el mercado podemos encontrar bayas que tienen un consumo preferente, ya en el paquete, mucho más largo, de tres o cuatro años. En China hay un mercado secundario en el que se comercializan las sobras que no se han vendido en la temporada. Los secan in extremis para que no se pudran y pueden ser los mismos que ponen consumos preferentes de tres o cuatro años, como comenta Per Björk, responsable de Cien por Cien Natural, empresa que comercializa las bayas de goji del Tíbet. Hay que vigilar, ya que la mayoría de las bayas que se comercializan son de la provincia Ningxia, al noroeste de China, aunque se indica “Himalaya” como origen. De ahí que Cien por Cien Natural, la empresa que comercializa las bayas de la marca Yuthog en España, beque cada año a un grupo de estudiantes de Medicina Tradicional Tibetana que siguen estudiando antiguas tradiciones tibetanas como el goji, que se dice que ya era utilizado por el emperador chino Shen Nung en 2800 a.C.
La polémica de las goji
En 2010, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denunció que el goji del mercado español estaba contaminado y pidió a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) que retirase diez marcas del mercado, ya que contenían metales pesados y pesticidas. Inmediatamente la AESAN hizo un comunicado manifestando que no existía riesgo para la salud y que no las iban a retirar. De hecho, muchos de los alimentos no ecológicos que se consumen diariamente están llenos de metales pesados y pesticidas y, no sabemos en qué cantidad ni tampoco, como consumidores, controlamos los límites que ponen los organismos para considerarlos inocuos. Además, no se estudiaron todas las marcas del mercado y utilizaron el rango de pesticidas para una verdura normal y no desecada. El límite máximo de contaminantes se valora en función del peso del producto en fresco. Cuando se seca, el peso del alimento es mucho menor y, por tanto, el factor límite debe multiplicarse por cinco, operación que “la OCU pasó por alto”, según comenta Per Björk, responsable de Cien por Cien Natural. A parte de los supuestos pesticidas, las bayas fueron también objeto de polémica por sus múltiples beneficios. Desde el mismo AESAN se dijo que no se podían demostrar científicamente todos los beneficios publicitados y alguna voz como el director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada, Emilio Martínez de Victoria, dijo que todo se debía a un efecto placebo y que las bayas tenían los mismos nutrientes que las frutas y las verduras. Los alimentos que son muy beneficiosos a menudo generan escepticismo. Cuando las listas de propiedades son eternas y se dice que lo curan todo, se está dañando la imagen de aquel producto porque “el alimento perfecto no existe y no se debe exagerar”, reconoce Björk. La nutricionista y naturópata Jordina Casademunt opina lo mismo. No hay un único alimento medicinal, pero se debe ser hábil e incorporar los que tienen tantas propiedades como el goji o la clorela o las algas AFA. Seguramente los enemigos aparecen más fácilmente cuando se exageran las bondades. Y así pasó en este caso.
¿Qué tiene realmente el goji?
-La capacidad antioxidante es extraordinaria. David Wolfe, el principal gurú en Estados Unidos del movimiento raw food, recomienda, en su exitoso libro Superfoods, el goji de forma entusiasta y lo menciona siempre que elabora listas de alimentos con elevados beneficios como la maca o la espirulina. -Una leyenda que salió es que tienen un contenido de vitamina C 500 veces mayor que naranjas. Por peso, el goji tiene unas cinco veces más. Un 500% no es lo mismo que 500 veces, pero alguien lo entendió así. Ahora bien, si comparamos el consumo de goji con la naranja, que normalmente comemos en mayor peso, es muy posible que ingiramos más en las naranjas porque tomamos más cantidad, (eso sí, siempre que sean naranjas de calidad). -Las bayas pueden reforzar el sistema inmunitario: el sabor dulce de las bayas proviene de sus polisacáridos, azúcares complejos de lenta absorción y se cree que los efectos positivos sobre el sistema inmunitario provienen especialmente de estos polisacáridos. -Del goji también hay estudios sobre su contenido en omega-3 y 6 esencial para la producción de hormonas y el desarrollo del cerebro. También se han visto su claro potencial desintoxicante para el hígado y el riñón y su capacidad beneficiosa para la vista.
Un alimento muy completo
-El goji pertenece a la familia de plantas solanáceas, como los tomates, las berenjenas y las patatas. Su perfil nutricional es muy distinto a otras bayas, como las fresas o los arándanos. Lo que motiva al nutricionista David Wolfe cuando lo define como un “superalimento” es que no solo contiene dos o tres características especiales, sino una docena. Es una fuente importante de proteínas, ya que su contenido de aminoácidos es de entre 12% y 14%, equivalente a la cantidad de proteína que tiene un bistec, lo cual no pasa con ninguna otra fruta conocida. (En el mundo vegetal solo hay más proteínas en los cereales como la quinoa, algunas legumbres, algunas algas y algunos frutos secos como las almendras.) Además, contienen los ya mencionados polisacáridos que se conocen como estimuladores del sistema inmunitario, la betaína, conocida por su capacidad de desintoxicar el hígado, antioxidantes como la zeaxantina y la luteína, más que veinte oligoelementos, vitaminas del grupo B y vitamina C, ácidos grasos esenciales y varios fitonutrientes más.
¿Cómo podemos tomarlo?
En un día tomamos probablemente unos 20 gramos de goji como mucho. Así que, por ejemplo, en un día, podemos ingerir 10-20 gramos de goji por la mañana, tal como están o mezclados con cereales, y luego comer legumbres al mediodía, como un guiso de garbanzos, si se prefiere un aporte diario de proteínas de fuentes vegetales. También podemos comer un puñado de bayas por la mañana y además disfrutar una receta hecha con ellas como un arroz con goji o un tartar de goji. Su contraste también combina bien con una ensalada de rúcula y queso azul o en una compota de manzanas y frutos rojos. Cuando se quiere goji en polvo, se recomienda congelarlas antes de triturarlas para evitar que quede pegajoso.
Sorteo de 10 paquetes de bayas de goji del Tíbet
¿Qué antioxidantes comes o tomas en suplemento?
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Entre todas las respuestas el próximo martes sortearemos 10 paquetes de bayas de goji del Tíbet de Cien por cien natural, que mandará al domicilio de los ganadores.
Ganadoras: Eva Lorenzo, Begoña Garcia, Joaquina Mayós, Gemma Morros, Laura Bicardí, Núria Solà, Lourdes Dinares, Marina Rosinach, Anna Hernaiz, Bea Campreciós