El pasado miércoles tuvo lugar la charla “El futuro es ecológico o no es”, moderada por Núria Coll, directora de Soycomocomo. Fue un espacio de reflexión de la mano de dos grandes expertos: María Andrés, periodista y directora de la Oficina del Parlamento Europeo de España, y Fernando Valladares, ecólogo e investigador del CSIC, que nos presentaron dos enfoques complementarios sobre la problemática de la pérdida de biodiversidad y su relación con la reciente pandemia de la COVID-19.
Europa hacia un modelo económico más verde
Esta pandemia nos ha dejado muchos temas de reflexión y grandes preguntas: ¿Qué nos ha llevado a este punto? ¿Qué debemos aprender de esta situación? ¿Qué podemos hacer de forma individual a partir de ahora?
María Andrés nos cuenta que la Unión Europea tiene como prioridad número uno el medio ambiente y su conservación después de atestiguar que el 93% de los ciudadanos consideraran la lucha contra el cambio climático y la degradación del medio ambiente su máxima preocupación.
Para hacer frente a esta preocupación, el pasado 11 de diciembre, se presentó el Pacto Verde Europeo; una hoja de ruta para dotar a la UE de estrategias y acciones para llegar a una economía sostenible y trasformadora con el objetivo final de conseguir emisiones cero para el año 2050. ¡Un gran reto!
Las 6 prioridades principales del Pacto Verde Europeo
Este objetivo de hacer de Europa el primer continente climáticamente neutro en 2050 conlleva aplicar grandes cambios a nuestro modelo económico basándose en 6 líneas principales:
1. Energía limpia
Potenciar las energías renovables. Los sectores claves son el textil, el electrónico, el plástico, la construcción y el transporte.
2. Industria sostenible
Promover una industria mucho más sostenible, con nuevas formas de producir, que consiga reciclar mucho más y que potencie la economía circular.
3. Construcción eficiente
Apostar por edificios inteligentes mucho más eficientes energéticamente para reducir el gasto energético.
4. Mares limpios
Actualmente ya existe una ley para evitar y erradicar de forma progresiva los plásticos de un solo uso.
5. De la granja a la mesa
Las estrategias en el ámbito de la agricultura a corto plazo, para el año 2030 son:
- Potenciar la agricultura ecológica, sostenible y respetuosa con el medio ambiente hasta llegar a cubrir el 25% del territorio agrícola europeo. Paradójicamente, España es el país europeo con más superficie destinada a la agricultura ecológica, pero, por contra, es uno de los países que menos consume estos productos.
- Reducir los plaguicidas químicos y más peligrosos al 50%.
- Reducir las pérdidas de nutrientes del suelo sin alterar su fertilidad al 50% y reducir el uso de fertilizantes al menos un 20%.
- Rebajar el uso de antibióticos en agricultura y pesca un 50% para reducir la resistencia antimicrobiana derivada de su uso excesivo para proteger la salud humana y animal.
Destaca la necesidad de potenciar la dieta saludable para evitar las 950.000 muertes atribuibles a dietas poco saludables estimadas en la UE a través de la creación de un entorno alimentario saludable.
Para que la elección saludable y sostenible sea la más fácil posible se han marcado como objetivo mejorar el etiquetaje de los alimentos para facilitar la tarea a los consumidores, intensificar la lucha contra el desperdicio alimentario y apostar por la investigación e innovación.
6. Mejorar la biodiversidad
Proteger la biodiversidad de suelos y mares con los objetivos siguientes:
- Considerar un 30% de la superficie europea como zonas protegidas.
- Apostar por una agricultura ecológica.
- Frenar la disminución de polinizadores animales, imprescindibles para más del 75% de los cultivos.
- Reducir a la mitad el uso de plaguicidas.
- Restablecer la condición de almenos 25.000 km de los ríos de flujo libre.
- Plantar 3 millones de árboles.
Vivimos una situación medioambiental poco sostenible
Fernando Valladares, ecólogo e investigador del CSIC, afirmó, de forma clara y contundente, que actualmente estamos frente a una situación ambiental insostenible: “De los 9 límites de estabilidad planetaria que evalúan el estado del sistema Tierra y que, en caso de superarlos, pueden poner en peligro la habitabilidad del planeta, actualmente ya hemos rebasado 4 de ellos de forma profunda y en algún caso, de forma irreversible.
- La pérdida de biodiversidad
- El cambio climático
- Las emisiones de nitrógeno y fósforo
- La capa de ozono
“Estamos frente a un momento clave para reflexionar sobre el medio ambiente y la diversidad; no es un tema frívolo, ya que de ello depende nuestra salud e incluso la supervivencia como especie”, sentencia Valladares.
¿La falta de biodiversidad como desencadenante de las pandemias?
La evidencia científica indica que la biodiversidad medioambiental es la mejor vacuna para afrontar futuras pandemias. No es una vacuna perfecta, puesto que no evita al 100% las infecciones de origen animal que pasan a la especie humana –zoonosis–, pero sí que es una vacuna que reduce el riesgo de infección y que actúa como barrera de protección inespecífica; nos protege frente a patógenos que ni siquiera sabemos que están allí.
En ecosistemas sanos, los hospedadores y los patógenos encuentran su equilibrio; el hospedador es capaz de almacenar muchos patógenos sin que estos lo lleguen a matar, puesto que su existencia depende de que este siga vivo. Esta coevolución es un engranaje fino y débil que requiere de tiempo evolutivo y que es muy fácil de romper.
Un ecosistema equilibrado, complejo y saludable es el que presenta una gran diversidad de especies, así como una gran diversidad genética, donde tienen lugar todos los procesos naturales perfectamente regulados entre sí. Estos ecosistemas ideales amortiguan el riesgo de zoonosis controlando y reduciendo la probabilidad que se pueda disparar la población de un determinado patógeno y desencadenar una pandemia.
La rotura del equilibrio de los ecosistemas
La especie humana, debido a su tipo de actividad económica y su gestión de los ecosistemas –reduciendo y eliminando especies–, ha roto este equilibrio y la capacidad de los ecosistemas de autorregularse, con lo que se ha perdido esta protección frente a las pandemias.
La COVID-19 es una llamada de alerta –igual que otras catástrofes naturales a las que hemos tenido que hacer frente en estos últimos años– que nos recuerda que la biodiversidad debe ser nuestra prioridad absoluta.
Además, Valladares sentencia: “El medio ambiente y la biodiversidad tienen muchas funciones que aún no entendemos y que, solo cuando dejan de funcionar, nos damos cuenta de lo importantes que son y del interés que tienen.”
Nuestra biblioteca inmunológica
Otro factor que nos debilita frente a posibles virus y bacterias patógenas es la reducción de nuestra biblioteca inmunológica. El sistema inmunitario funciona almacenando en su memoria todos los encuentros frente a patógenos que va teniendo a lo largo de la vida: los antígenos. Esta biblioteca de recuerdo de patógenos es efectiva y enriquece nuestra capacidad de interactuar con el entorno de forma equilibrada.
La tendencia de la sociedad actual a ser aséptica –con menos contacto con el medio ambiente– empobrece nuestro sistema inmunitario, reduce nuestra biblioteca inmunológica de registros y disminuye así la variabilidad de antígenos que nos protegen.
¡Ha llegado el momento del cambio profundo!
Periódicamente, la sociedad humana se va dando cuenta de la importancia que tiene el medio ambiente, pero ahora es el momento de tomar cartas en el asunto e implicarnos de verdad. Según afirma Valladares, “tenemos la capacidad, tenemos el conocimiento, pero nos falta la implicación de todos para que realmente lo pongamos en relieve.”
“Con la tecnología nos hemos creído que lo podemos controlar todo, pero realmente lo que ha hecho es separarnos de la realidad. Frente al cambio climático y las pandemias, nos hemos dado cuenta de que somos muy pequeños. Debemos evitar que se desencadenen problemas en vez de buscar soluciones y, para hacerlo, debemos partir de un cambio social muy profundo.”
Fernando nos recuerda que, “a nivel gubernamental, tenemos muchas herramientas y estrategias medioambientales: la agenda 2030, el Pacto Verde Europeo, la Transición Ecológica del Ministerio Español, la Ley del cambio climático… De todas formas, hasta que no consideremos que el medio ambiente es una inversión en vez de un coste no avanzaremos hacia una solución.”
“El progreso no pasa por ser tecnológico; la madurez de la sociedad se demostrará cuando, pudiendo viajar mucho y por muy poco dinero, decidamos no hacerlo. Esta es la madurez que debemos buscar como sociedad y que nos cuesta tanto encontrar.”
Tener la valentía individual y colectiva para hacer frente al cambio profundo, a la altura del desafío que estamos viviendo.
Pequeñas luces de esperanza
María Andrés, directora de la Oficina del Parlamento Europeo de España nos explica que, a raíz de la crisis sanitaria de la COVID-19, se empiezan a ver destellos de este cambio profundo a nivel institucional. “Los planes de recuperación económica pospandemia a nivel europeo están condicionándose a que tengan un componente verde asociado a los objetivos del Pacto Verde Europeo.”
Debemos entender la crisis como oportunidad para ponernos las pilas y sentar las bases de un cambio social que no acaba de llegar. Se han reunido los ingredientes de preocupación, de madurez, de colectividad y de globalidad para darnos cuenta del enorme desafío frente al que estamos.
Haced correr el mensaje para que llegue a todo el mundo; no solo los políticos tienen responsabilidades, debemos ser nosotros quienes reaprendamos a vivir de otra manera poniendo el foco en lo que es realmente importante.