Las condiciones de vida, el incremento en el consumo de azúcares y la exposición insuficiente al flúor han incrementado los casos de enfermedades bucodentales en la población mundial, tanto en países industrializados, donde la prevalencia se mantiene en valores preocupantes, como en países no desarrollados, donde se han incrementado los casos en forma exponencial. Entre las enfermedades más comunes podemos destacar: caries dental, periodontitis (enfermedad gingival) y cánceres de la boca y faringe.
Estas patologías comparten factores de riesgo con las cuatro enfermedades crónicas más importantes: enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes. De forma que una dieta desequilibrada, el tabaquismo y el consumo de alcohol, unidos a una higiene bucodental deficiente, describen un cuadro óptimo para que las enfermedades bucodentales se desarrollen a voluntad.
Según ha declarado la OMS, en el Reporte de Salud Bucal Mundial publicado en 2003, se estima que cinco mil millones de personas en el planeta han sufrido caries dental, lo que representa entre el 60% y el 90% de la población escolar y la gran mayoría de adultos. Esto se traduce en un alto coste para la sanidad de los países industrializados. Según este informe, la caries es la principal causa de pérdida dentaria en niños y adultos jóvenes, y aunque esta situación no pone en peligro la vida, conlleva dolor, sufrimiento, deterioro funcional y disminución de la calidad de vida considerable del que lo sufre; influye en la autoestima, en la capacidad de alimentarse y en la salud general.
CÓMO COMBATIR LAS CARIES DENTALES
La caries se origina debido a un desequilibrio ácido-básico mantenido en la cavidad bucal. Se define como una enfermedad infecciosa multifactorial que se caracteriza por la destrucción de los tejidos duros del diente (esmalte y dentina), como consecuencia de una desmineralización provocada por los ácidos que genera la placa bacteriana a partir del metabolismo oxidativo anaeróbico de los hidratos de carbono de la dieta (sobretodo azúcares simples): la saliva, con un pH básico, no puede equilibrar el entorno, sosteniblemente ácido. La placa bacteriana es altamente patógena y no es posible eliminarla por medio de técnicas mecánicas e higiene interdental, aunque sí puede limitarse su acumulación e impedir su maduración, neutralizándola y haciéndola no patógena.
La caries es la principal causa de pérdida de dientes en niños y adultos jóvenes
A través de la historia, se ha intentado encontrar una solución para combatir el problema de la placa bacteriana. Los científicos han desarrollado lo que hoy conocemos como colutorios con el propósito de hacer más eficiente la higiene bucal. Se trata de preparaciones líquidas destinadas a ser aplicadas sobre los dientes, las mucosas de la cavidad oral y faringe con el fin de ejercer una acción local antiséptica, astringente o calmante. Por su consistencia pueden alcanzar zonas de difícil acceso y tienen como objetivo eliminar fácilmente esta placa bacteriana, con los menores efectos secundarios posibles.
Los más aceptados, por asociaciones dentales de todo el mundo, son los que contienen clorhexidina (al 0,12%) o aceites esenciales, ya que diversos estudios clínicos han demostrado que tienen los efectos antimicrobianos más extensos.
Es importante mencionar que, a pesar de que se ha demostrado que la clorhexidina puede disminuir entre un 16 y un 45% la placa bacteriana y la gingivitis entre un 27 y un 80% después de un periodo de 6 meses, existen importantes contraindicaciones asociadas, como alteraciones en la percepción de gusto hasta cuatro horas después del enjuague, aparición de cálculos supragingivales, descamaciones y úlceras en la mucosa.
La variedad de colutorios que podemos encontrar en el mercado es amplia, pero la mayoría aún está en estudio y no se ha comprobado del todo su efectividad. En cambio, numerosos estudios sí han demostrado las contraindicaciones en el uso frecuente de colutorios con alcohol, en concentraciones de etanol que van del 6 al 26,9%: reacciones alérgicas orales o sistémicas, modificación de los tejidos duros del diente causando desmineralización y tinción del esmalte, ardor bucal, sequedad y alteración de las mucosas, e incluso se ha detectado la destrucción de los tejidos de la cavidad oral por su ligero efecto cáustico y astringente.
EL ENJUAGUE CON ACEITE, UN COLUTORIO NATURAL
En la tradición ayurvédica encontramos una alternativa saludable que no sólo nos permitirá mantener una salud bucal correcta, sino que además, repercutirá en el bienestar general, sin ningún tipo de contraindicaciones. Se trata del “Oil Pulling”, un remedio ancestral para la salud bucal y la detoxificacón, mencionado en el Charaka Samhita, libro clave de la medicina tradicional India y popularizado en los años noventa por el Dr. Karach en Rusia. Dicha practica no sustituye la limpieza dental mecánica, pero si la complementa, ya que asegura que enjuagándose la boca con aceites vegetales de extracción en frío, especialmente de sésamo –aunque también es válido el de coco y el de girasol–, es posible eliminar las toxinas y bacterias de la cavidad bucal. Aunque hay pocos estudios científicos que demuestren su efectividad, se atribuye esta capacidad bactericida a la interacción del aceite con sustancias alcalinas de la saliva, que desencadena procesos de saponificación que transformarían el aceite en una especie de jabón que limpia en profundidad la boca.
Limpiar la boca con aceites vegetales de extracción en frío, especialmente de sésamo –pese a que también es válido el de coco i el de girasol– permite eliminar las toxinas y bacterias de la cavidad bucal
Procedimiento:
Por la mañana y en ayunas, colocar una cucharada sopera de aceite de sésamo en la boca y, sin tragarlo, mantenerlo unos segundos, antes de empezar el “enjuague”; esto es, moverlo por toda la cavidad bucal durante 15 minutos. Pasado este tiempo, escupirlo, enjuagar la boca con agua y realizar la higiene dental habitual. Es importante no tragar el aceite, de lo contrario, volveríamos a ingerir las sustancias tóxicas adheridas al mismo. Puede repetirse tres veces al día, procurando tener el estómago vacío.
Aunque no hay estudios concluyentes, algunos expertos aseguran que este método aporta beneficios sustanciales en el tratamiento de numerosas enfermedades, como bronquitis, dolores de dientes, enfermedades de la sangre, artritis, padecimientos de los pulmones y el hígado, eczema, úlceras, desórdenes intestinales y desórdenes femeninos, y también reduce los dolores de cabeza y el insomnio.
Resumiendo, para mantener una salud bucal adecuada, es tan importante una higiene dental completa, como una dieta adecuada. Se recomienda, al respecto, tomar más cereales integrales, frutas y verduras, y menos azúcares simples, menos de 40-55 g por persona y día.