Con la llegada del verano solemos tener menos apetito, pero también es más fácil adquirir hábitos que pueden no ser tan saludables. Los días se alargan y pasamos más tiempo fuera de casa, nos vamos después del trabajo a tomar algo con los amigos, cenamos más tarde y seguir una rutina saludable nos puede resultar complicado. Es más fácil caer en desequilibrios y descuidar la alimentación, pero si nos planificamos, el verano puede ser un aliado para la salud.

¿Qué debemos tener en cuenta para este verano?

¡A hidratarse!

El sol y las altas temperaturas hacen que sudemos y perdamos líquido más rápidamente, lo que facilita la deshidratación. Por eso es muy importante hidratarse durante el día, prestando especial atención a las horas de más calor, después de hacer deporte o de estar expuestos al sol. La mejor bebida, el agua.

Aunque en un día caluroso podamos pensar que necesitamos un refresco para calmar la sed, éstos tienen un alto contenido en azúcares, que, en vez apaciguar la sed, nos hacen beber más. Si os cuesta beber agua, una buena opción es agregarle frutas y especias al gusto. Por ejemplo, podéis poner en una botella trozos de naranja, una ramita de canela y agua y dejar enfriar en la nevera.

¿Cuáles son los alimentos ideales?

La fruta y verdura de temporada deben ser la base de la alimentación. El verano ofrece un festival de colores y antioxidantes: sandía, melón, paraguayos, nectarinas, melocotón, pera, mango, frambuesa, ciruela, cerezas. ¡Qué no falte la fruta!

Podemos incorporar a la dieta fácilmente hortalizas y verduras con platos refrescantes y sencillos como el gazpacho, sopas frías, salmorejo, ensaladas. Así nos aseguramos un buen aporte de vitaminas, antioxidantes, polifenoles, fibra y agua.

Es un buen momento para incorporar más proteína vegetal y reducir el consumo de proteína animal. La carne, sobre todo la roja, es más difícil de digerir, y requiere de mucha energía que el cuerpo necesita para mantener la temperatura estable. Es mejor decantarse por alimentos frescos y bajos en grasas: la grasa retrasa el vaciamiento del estómago y hace las digestiones más pesadas. Optad por grasas saludables como el aguacate, los frutos secos, y el aceite de oliva virgen extra.

Es fácil olvidarse de las legumbres cuando llega el calor, pero no tenemos porqué comerlas en pucheros. Lentejas, garbanzos y alubias son ideales para preparar ensaladas con hortalizas de temporada: es una opción muy fácil y nutritiva para una comida rápida. Otra opción es comerlas en hummus y patés.

¿Y de postre?

Helados, caseros mejor. No hay verano sin helado, es verdad. Pero si los tomamos fuera de casa que sea con moderación, ya que contienen muchos azúcares y grasas. En casa podemos hacer polos muy fácilmente simplemente batiendo fruta dulce y jugosa como la sandía y congelándola en moldes de helados.

¡Nos vamos de vacaciones!

Si estamos fuera de casa, cuidar la alimentación no tiene que suponer un desafío. Explorad el área donde os alojéis: localizad las verdulerías y supermercados para abasteceros de frutas y verduras. Si vais a comer fuera, tomad de primero una ensalada o gazpacho e intentad evitar los fritos y las comidas demasiado grasosas; optad por platos al horno o al vapor con guarnición de verduras. A la hora de ir a disfrutar a la playa, llevad fruta y semillas como snack. Escoged harinas 100% integrales a la hora de hacer bocadillos, y de relleno intentad cambiar el embutido por patés de legumbres, aguacate, hummus, queso fresco…

Aprender a escuchar el cuerpo

“Cuando comemos con plena consciencia, consumimos exactamente lo que necesitamos para mantener saludables nuestros cuerpos, nuestras mentes y a la Tierra.” Thich Nhat Hanh

El ritmo del verano puede hacer que nuestros hábitos cambien: tal vez comemos bastante más fuera de casa, picamos más entre horas… Además de tener en cuenta qué comemos, es importante tomar consciencia de cómo comemos. Comed sentados y tranquilos, prestad atención al plato y a cada bocado para así beneficiaros de todos los nutrientes de los alimentos y favorecer una digestión correcta.

¡A moverse!

Con el buen tiempo no tenemos excusas para quedarnos en el sofá. La actividad física es esencial para mantenernos en forma y sanos. Mejora el estado de ánimo, calma la ansiedad y eleva la autoestima. Ya sea en el mar o en la montaña, existen muchísimas actividades al aire libre que podemos practicar. ¡Escoged las que más os gusten y moved el cuerpo!

En resumen, este verano, tomad mucha agua y combinad una buena alimentación basada en frutas y hortalizas frescas con ejercicio físico. Y lo más importante… ¡Disfrutad!

 

Florencia González

Estudiante de dietética en el IRPF Roger de Llúria. Especialidad en alimentación vegetariana y vegana. Visión integradora.