Me han explicado que hay personas que, cuando viajan a Alemania, llenan la despensa con productos ecológicos, porque allí son más económicos y hay mucha más variedad. No me quedó claro si hacían el viaje solo con ese fin o porque lo aprovechaban. En Cataluña, empiezan a nacer iniciativas, como Granel, que comienzan a abaratar el precio de los productos eco. Pero, mientras tanto, la sensación y la realidad es que es muy difícil comerlo todo ecológico.
Así pues, la pregunta es esta: ¿cuáles son los alimentos imprescindibles ecológicos que deberíamos comer?
La doctora en ingeniería agrónoma Lola Raigon establece dos categorías de más a menos importante. En la primera están las frutas y las hortalizas, de temporada. “Lo ideal sería ahora comprar las judías verdes, el calabacín, el tomate, el pimiento ecológico”. Dentro de esta primera categoría, la doctora también pone las legumbres y los cereales.
En la segunda categoría, menos importante que la primera, están los huevos ecológicos.
Más o menos pesticidas
El portal EWG hace una lista de los alimentos que contienen más y menos pesticidas. En lo alto de la lista de más pesticidas están las manzanas, por lo que el mismo web recomienda comprarlas siempre ecológicas, al igual que las fresas, los melocotones, las espinacas, las uvas, las patatas o la lechuga. En cambio, entre los alimentos que tienen menos pesticidas están las cebollas, las piñas, los aguacates, los espárragos, las berenjenas o las sandías.
Es decir, “la lista de prioridad de la compra ecológica debería ser la base de la dieta mediterránea”, explica Raigon.
¿Qué evitamos? Pues “eliminamos los residuos fitosanitarios, que son todos los productos insecticidas, es decir, los biocidas, que son agrotóxicos”.
El nutricionista Marc Vergés, por su parte, también añade los alimentos de producción intensiva, como la carne, que “está llena de antibióticos, que provoca que nos cueste más curarnos de infecciones bacterianas”; los huevos, que “provienen de gallinas que viven en jaulas del tamaño de una caja de zapatos con piensos de baja calidad”; y los alimentos lácteos, que “están alimentados con piensos de soja y maíz (transgénico en muchos casos) que provocan al animal un cambio en la calidad de la leche que da”.
Por último, la doctora Raigon especifica las diferencias entre algunos alimentos ecológicos y algunos que no lo son:
- Las verduras ecológicas presentan mayor concentración mineral (25% más de potasio en lechugas; 14% más de calcio en tallos de hinojo; 16% más de hierro en judías en grano).
- El zumo de naranja ecológico contiene un 20% más de vitamina C que el procedente de frutas convencionales.
- Los cítricos ecológicos son más aromáticos, y presentan un 24% más de aceites esenciales.
- En los pimientos verdes ecológicos se llega a un 10% más de vitamina C que en los convencionales, y en los rojos, un 7% más.
- Las sustancias antioxidantes están en concentraciones superiores en frutas ecológicas, por ejemplo en fresas (26%), moras (40%), manzanas (15%) y pimientos (17%).
- Las frutas y las verduras ecológicas contienen menos agua, lo que provoca que tengan más materia seca, más concentración de los sabores, mejor ajuste en la relación del precio y mayor capacidad de conservación. El contenido de agua en los alimentos frescos por el empleo de abonos nitrogenados puede variar del 5% al 30% más que en los alimentos ecológicos, por lo que un aumento del 15% implica que cada 7 kg de fruta u hortalizas producidas con agricultura convencional contienen 1 kg de agua más que los alimentos producidos ecológicamente.