Aunque las necesidades de sueño varían a lo largo de la vida –un bebé necesita dormir muchas más horas que un adolescente, un adulto o una persona mayor–, de media, la mayoría dormimos como mínimo una hora menos de lo que necesitamos, o bien no descansamos lo suficientemente bien y tenemos algún trastorno del sueño (insomnio, terrores nocturnos, apneas del sueño…).

Todo ello hace que nos levantemos fatigados y que empecemos el día con poca energía.

¿Qué podemos hacer para mejorar la higiene del sueño?

Descubre como disfrutar de un descanso diario profundo y reparador.

  1. Evitar tomar cualquier excitante más tarde de las tres de la tarde (cafeína, proteínas, alcohol o picantes).
  2. Cenar ligero y, como mínimo, dos horas antes de meternos en la cama.
  3. Evitar practicar deporte intenso después de las ocho de la tarde.
  4. Consumir alimentos ricos en triptófano (pescado azul, carne de ave, huevos, plátano, frutos secos o la famosa combinación de hidratos de carbono con chía o sésamo, o bien de hidratos de carbono con proteína).
  5. Tomar una infusión relajante después de cenar con amapola, pasiflora, lúpulo, valeriana o tila (si hay problemas de incontinencia urinaria es mejor no hacerlo).
  6. Evitar las pantallas, la tecnología (teléfonos, tabletas, ordenadores y consolas) al menos dos horas antes de acostarse.
  7. Propiciar un ambiente relajante después de cenar (leer un libro, escuchar música tranquila, ver una película, conversar con la pareja…).
  8. Evitar malos hábitos, como dormir-se en el sofá.
  9. Apagar el wifi y el móbil, y mantenerlos tan lejos como se pueda de la habitación y la cama.
  10. Asegurar un entorno propicio para el sueño: temperatura y espacios adecuados (cama cómoda, habitación tranquila, limpia, ordenada y oscura…).
  11. Dormir cada noche al menos ocho horas (¡las horas de sueño perdidas no se recuperan!).

Marta Costa
Marta Costa

Periodista y posgrado en Comunicación Alimentaria.

  @marta_coor