Cuando mi madre se puso enferma y ni siquiera los parches de morfina le aliviaban los dolores, fuimos a visitar a Xevi Verdaguer. Gracias a él supimos que el hígado de mi madre no metilaba lo suficiente –entre otras cosas– y que, por ello, tenía un exceso de histamina. Desde entonces, he vivido la recuperación de mi madre, he experimentado también beneficios en mi propia piel gracias a una dieta baja en histamina y he visto recuperaciones increíbles en mis clientes.
La histamina es una molécula vital, necesaria para la vida. Es una amina biógena que se forma en los alimentos por acción de enzimas de los microorganismos a partir de los aminoácidos precursores. La histamina, que se encuentra en todos los alimentos en mayor o menor medida, ya sean de origen animal o vegetal, también debe ser metabolizada para poder ser eliminada por la orina. El problema aparece cuando el organismo tiene baja actividad de la principal enzima encargada de metabolizar la histamina ingerida, la DiAminoOxidasa (DAO), o bien una metilación lenta del hígado. La DAO se encuentra mayoritariamente en la mucosa intestinal y, si tiene una actividad baja, la histamina se acumula. Cuando hay una desproporción entre la histamina ingerida y la capacidad de metabolizarla, la histamina pasa a través de los intestinos al torrente sanguíneo y se acumula en el plasma y tejidos, y es entonces cuando aparecen los efectos adversos.
Como dice Xevi Verdaguer, también hay otros factores que pueden afectar negativamente a los niveles de histamina, como la ingesta de alguno de los medicamentos que inhiben la actividad de la enzima DAO (antidepresivo, antiparkinsoniano, antituberculoso, mucolítico, expectorante, antipalúdico, antibiótico, antihipertensivo, analgésico, antiemético, antiarrítmico, antihistamínico, antiulceroso, bronquiolítico, diurético, tranquilizante, relajante muscular, antiasmático) o bien factores patológicos (sobre todo cuando hay enfermedades inflamatorias intestinales).
La aparición de los síntomas no está ligada al consumo de un producto concreto, sino que puede asociarse a una gama muy amplia de alimentos con contenidos variables de histamina, e incluso puede aparecer después de tomar alimentos con niveles bajos de histamina, ya que el problema aparece con la acumulación de histamina en el tiempo, no por ingesta puntual, lo que hace difícil establecer una dosis máxima tolerable.
La sintomatología más destacada es migraña, dolor crónico, fibromialgia, dolores musculares, mareos, colon irritable, estreñimiento, diarrea, dolor de estómago, flatulencia, sensación de hinchazón, náuseas, sensación de saciedad, trastornos cutáneos (piel seca, atópica, psoriasis, urticaria, picor, dermatitis, edemas), desajustes hormonales (amenorrea, síndrome premenstrual, ovarios poliquísticos, infertilidad), dolores osteopáticos (sobre todo de espalda y columna), dolor en los tejidos blandos, y astenia o sensación de cansancio injustificado.
El mejor tratamiento para la histaminosis es seguir, en general, una dieta con alimentos bajos en histamina. Aparte de la dieta, como cuenta Verdaguer en la conferencia “El dolor crónico y la migraña”, en el tratamiento de la histaminosis también se complementa con magnesio, vitamina B6, B12, B9, colina, inositol, metionina, betaína, SAMeE, vitamina C, vitamina B6, piridoxal-5-fosfato + cinc + cobre (3-6 mg / día durante 6 semanas) o DAOsin.
Si se cree que se puede tener un exceso de histamina es importante ponerse en manos de un profesional para saber la raíz del problema, que indicará la mejor forma de tratarlo y establecerá si es necesario tomar complementos y cuáles en concreto. Por ejemplo, tomar DAOsin serviría a las personas con un déficit de esta enzima, pero no si hay metilación hepática baja o lenta.
Los alimentos ricos en histamina más destacados (lo que hay que evitar) son los que tienen más de 20 mg de la amina, los alimentos que liberan histamina y también los que son ricos en otras aminas biógenas, como la putrescina y la cadaverina, que pueden provocar una saturación del DAO e impedir que éste elimine la histamina de los alimentos.
Así, hay unos alimentos que tendremos que quitar de la dieta durante un tiempo, como embutidos, cerdo, jamones (crudo, cocinado o salado), todos los ahumados, mortadela, salami, chorizos, alcohol (cava, vino, cerveza), café, té, quesos (excepto el fresco de cabra u oveja), pescado azul en conserva (atún, caballa, anchoas), productos vegetales fermentados (chucrut), soja y derivados, vinagre (sobre todo balsámico), kétchup y tomate, patatas, espinacas, acelgas, pimiento, berenjena, mariscos, chocolate, aguacate, frutos secos, trigo (gluten), naranja, limón, mandarina, pomelo, kiwi, piña, papaya, frambuesa, plátano, fresa, ciruelas, azúcar blanco, azúcares refinados y artificiales, clara de huevo, garbanzos, aceitunas y setas que no sean frescas.
En cambio, se debe hacer una dieta en alimentos bajos en histamina, como legumbres (excepto garbanzos), cualquier verdura menos las comentadas, leches vegetales excepto la de soja, algarroba en lugar de chocolate, pan de quinoa, de espelta, de arroz o de trigo sarraceno, infusiones en lugar de café o té, pescado blanco fresco en vez de pescado azul en conserva, cordero, ternera, conejo, jabalí, pollo y pavo; las algas también van bien; para endulzar se puede usar estevia, miel, melazas, zumo concentrado de manzana o azúcar integral de caña o de coco; yogur de oveja o cabra y el queso fresco también de oveja o cabra, y frutas como manzana, pera, mango, coco, lichis, granada, uva, melón, sandía, frutas del bosque, higos, melocotón, cerezas, albaricoque y nectarinas.
Después de esta explicación, comparto una receta que nos gusta mucho a mi madre y a mí, tanto por su sencillez, como por su sabor y por la sensación reconfortante que deja. Además, es ideal cuando hay ganas de dulce y después de una jornada de trabajo intenso. Espero que la disfrutéis.
Ingredientes
- La parte alargada de la calabaza (guardar la parte redonda para hacer una crema de calabaza)
- Medio manojo de espárragos verdes
- Aceite de oliva o de coco
- Sal marina sin refinar
- Albahaca (o cualquier otra especia que guste, tipo orégano, hierbas provenzales, etc.)
Preparación
- Precalentar el horno al máximo.
- Separar la parte alargada de la calabaza de la redonda. Es decir, cortar por donde termina la parte alargada y empieza la redonda.
- Con un pelador de verduras, pelar la calabaza.
- Una vez pelada la parte alargada de la calabaza, partir por la mitad para que queden dos trozos más pequeños y poder hacer mejor los espaguetis con la máquina Spirali.
- Preparar una bandeja de horno y untar con un poco de aceite de coco o de oliva.
- Hacer espaguetis de los dos trozos de calabaza con Spirali. Primero uno y luego el otro, y que vayan cayendo en la bandeja.
- Agregar un poco de aceite, sal y la albahaca; remover bien para que se empapen todos los espaguetis.
- Poner los espaguetis al horno durante 7 minutos a 180º.
- Mientras se hacen los espaguetis, poner agua a hervir.
- Cortar los espárragos en trozos pequeños con las manos. Descartar la parte más dura.
- Añadir sal al agua hirviendo y luego los espárragos.
- Hervir 3-4 minutos.
- Retirar los espaguetis del horno y poner en el plato de servir.
- Escurrir los espárragos y añadir a los espaguetis.
- Si se desea, se pueden añadir unas semillas de calabaza, o también alguna salsa.
Recordamos que es importante ponerse en manos de un buen profesional para que haga un buen diagnóstico y seguimiento.