Actualmente, nadie discutiría los beneficios de practicar deporte con moderación, y es que está demostrado que la práctica deportiva afecta positivamente a partes tan importantes del cuerpo como:
– El sistema cardiorrespiratorio: los latidos del corazón son más potentes, se puede mover más sangre hacia el resto del organismo y la respiración es más eficiente.
– Los músculos y los huesos: aumenta la masa muscular, la fuerza, la resistencia a la fatiga y los huesos se hacen más gruesos y resistentes.
– El estado mental: mejora la calidad de vida y reduce el estrés.
Ahora bien, quedémonos con un concepto clave: deporte moderado. Está comprobado que durante los esfuerzos de alta intensidad, el organismo sufre una serie de cambios fisiológicos que tenemos que conocer y tener en cuenta y, evidentemente, debemos intentar reducir sus consecuencias.
Junto a la alimentación, los complementos alimentarios naturales deben ser la herramienta que nos ayude no solo a mejorar el rendimiento, sino también a minimizar los posibles efectos contraproducentes del exceso de ejercicio.
Hablemos un poco más: ¿qué cambios fisiológicos provoca el ejercicio intenso?
Disminución en la eficacia de las defensas
Si intentamos vincular el deporte con el sistema inmunitario de nuestro organismo, a primera vista, nos parecerá que no tienen ninguna relación. Las evidencias que relacionan la actividad deportiva y la eficacia del sistema inmunitario han ido incrementando a medida que la ciencia que estudia nuestras defensas ha ido creciendo en conocimientos.
Son muchos los factores que influyen en el estado inmunitario del deportista y, por lo tanto, en el riesgo de ser infectados por un virus o una bacteria. Por una parte, hay el estado de salud del sujeto y su nivel de condicionamiento físico; por la otra, la intensidad, la duración y la frecuencia del ejercicio. De la relación que haya entre estos factores, así como de otros de neuroendocrinos y alimenticios, dependerá el número y la función de leucocitos, protagonistas del sistema inmunitario.
Aumento en la producción de radicales libres
Desde hace unos años, hay un concepto que ha ido cogiendo más fuerza dentro de nuestro vocabulario: los radicales libres. Pero… ¿realmente sabemos qué son y por qué se producen?
Los radicales libres son unas sustancias químicas que se forman a partir del oxígeno que entra en nuestro cuerpo, y son la causa del envejecimiento celular y de agresiones que pueden desarrollar enfermedades o trastornos. Se calcula que el 95% del oxígeno que entra en el cuerpo es usado por las células para producir energía, mientras que el resto es el que generará estas sustancias nocivas.
Se calcula que los deportistas de élite consumen veinte veces más oxígeno que el resto de personas, por lo tanto, la producción de radicales libres se dispara y provoca daños en las células.
Consejos para minimizar algunos de estos efectos
- Comer ajo para aumentar las defensas. Actúa como antibiótico natural y nos protege de las infecciones; ayuda a reforzar la actividad de las células NK y los linfocitos B y T.
- Aumentar el consumo de probióticos y prebióticos, microorganismos que ayudan a mantener la flora bacteriana sana y a reducir los problemas intestinales.
- Comer frutas y verduras de todos colores; aportan gran cantidad de antioxidantes y ayudan, por lo tanto, a eliminar radicales libres y a frenar los procesos de destrucción celular y envejecimiento.
- Mantener siempre un buen estado de hidratación para mantener la piel sana.
- Incorporar a la dieta alimentos como las algas, que alcalizan la sangre, depuran y desintoxican el organismo.
Deshidratación de la piel y las mucosas
Los deportistas también someten su piel a agresiones como el sudor, el frío, el sol, las duchas continuas, el agua con cloro…
Para los que practican su deporte al aire libre, el sol, el viento o el frío se convierten en sus acompañantes habituales y, por lo tanto, los beneficios que aporta el deporte se pueden ver enmascarados por algunas situaciones fisiológicas negativas como:
- – La sudoración: aumenta con la actividad física, provoca irritación a la piel y, en muchos casos, sequedad.
- – La constante exposición a la luz solar: el riesgo de deshidratación de la piel aumenta. Es necesaria, pues, una protección especial para los ojos, ya que la mucosa ocular es especialmente sensible a la exposición solar prolongada.
Problemas gastrointestinales
Se sabe que el ejercicio regular de intensidad moderada tiene efectos positivos para diversas alteraciones del colon y para combatir el estreñimiento. El deportista debe vigilar al máximo su flora intestinal para evitar estas molestias cuando el nivel de entrenamiento se intensifica.
Los expertos en medicina deportiva coinciden a la hora de afirmar que el sistema gastrointestinal no está diseñado para el ejercicio intenso, sobre todo para el de resistencia. Durante la práctica de este tipo de deportes el intestino es uno de los órganos que sufre más directamente las consecuencias del aumento de temperatura corporal.
Acidificación del medio
Bajo este concepto está una de las claves que marca la diferencia a la hora de lograr o no un reto deportivo, y hay que saber qué es el pH y qué impacto negativo puede tener su desequilibrio en el rendimiento. El pH es la medida de la alcalinidad o la acidez de una disolución, se mide en una escala de 14 puntos y, por lo tanto, el 7 es el pH neutro. El valor del pH de la sangre arterial en una persona sana se situaría de 7,35 a 7,45.
Cuanto más bajo sea el pH del cuerpo, más alta será la acidez.
El ejercicio aeróbico prolongado es uno de los factores que provoca la formación de residuos ácidos en nuestro cuerpo, y, por lo tanto, para poder mantener el equilibrio del pH de la sangre, estos residuos deberán ser eliminados o neutralizados. La forma natural de eliminar el exceso de ácido es a través de la orina, pero si la orina no es capaz de hacerlo, se pondrán en marcha otros sistemas, como la movilización de los minerales del tejido óseo, solución que a la larga puede producir descalcificación y desmineralización ósea.
Aumento de la demanda de vitaminas
Ya hemos dicho en diversas ocasiones que una alimentación rica y equilibrada debe ser el pilar para cualquiera deportista, de manera que deberá aportar los nutrientes necesarios para que el rendimiento y la recuperación sean óptimos. Ahora bien, el deportista que entrena de manera frecuente y dura necesitará una mayor cantidad de vitaminas. Por ejemplo, al hacer un sobreesfuerzo físico, se incrementa la necesidad de vitaminas implicadas en los procesos energéticos: la tiamina, la riboflavina o la vitamina B6.
Hoy nos hemos limitado a hacer una pequeña introducción y a destacar los efectos negativos que, a priori, parecen más importantes. Ahora bien, a lo largo de las semanas, en esta sección iremos aclarando estos conceptos y otros relacionados.