De todos los enfermos con diabetes se estima que el 85-90% son de tipo 2, mientras que el 5-15% restante pertenece al tipo 1. La diabetes tipo 1 es insulinodependiente, es decir, se necesita obligatoriamente insulina para sobrevivir; en cambio, la tipo 2, inicialmente, no lo es.
Se sabe que la práctica de deporte en la diabetes mellitus tipo 2, sobre todo al principio, es muy recomendable; desde hace muy pocos años, pero, a las personas con diabetes mellitus tipo 1 les recomendaban no practicar por miedo a complicaciones agudas como hiperglucemias o hipoglucemias. A medida que se ha ido investigando, se ha demostrado que el ejercicio físico tiene más efectos beneficiosos que el sedentarismo.
Pero, ¿cómo podemos combinar el deporte con la diabetes? Hay tres factores clave que intervienen: las características del ejercicio físico, la dosis de insulina y la alimentación.
Lo primero, antes de empezar a hacer deporte, hay que saber el tipo, la duración y la intensidad del ejercicio para modular la dosis de insulina previa al ejercicio. Después hay que preparar un “kit” que contenga: máquina de control de glucemia con tiras de comprobación, jeringuillas, insulina y alimentos ricos en hidratos de carbono y fáciles de digerir como azúcar, fruta, batidos de fruta, galletas etc.
La regulación de insulina y la cantidad de hidratos de carbono que hay que tomar (según las características del ejercicio) antes, durante y después del ejercicio las determina el médico endocrino y un especialista en nutrición y deporte; sin embargo, hay bibliografía que lo especifica.
Como norma general se recomienda siempre hacer el ejercicio dos o tres horas después de las comidas para evitar interacciones con la insulina administrada durante las comidas.
El primer paso es un control glucémico justo antes de iniciar la actividad:
- Si la glucemia no supera los 100 mg/dl, hay que tomar un complemento en base de hidratos de carbono (azúcar) de 10-20 g (3 galletas, 1 naranja o 1 trozo de pan…). Hay que repetir el control, hasta que la tengamos entre 100-250 mg/dl.
- Si la glucemia supera los 250 mg/dl, hay que hacer una prueba de cuerpos cetónicos en orina. Si la prueba sale positiva, se tiene que evitar o retrasar el ejercicio hasta que desaparezcan y tengamos la glucemia en los niveles recomendados.
Durante el ejercicio, hay que hacer control glucémico según los síntomas de hipoglucemia y/o cada hora para evitar complicaciones. Si los niveles son bajos, se tienen que tomar hidratos de carbono (unos 20 g; por ejemplo 3 galletas, 1 zumo de frutas individual o 1 plátano) y volver a hacer el control al cabo de 15 minutos para saber si los niveles glucémicos son normales (100-200 mg/dl).
Una vez finalizado el ejercicio, se tienen que volver a comprobar los niveles de glucemia y valorar si hay que tomar alimentos que contengan hidratos.
- Si la glucemia no pasa de 120 mg/dl, hay que tomar un complemento de hidratos de unos 15-20 g.
- Si la glucemia pasa de 200 mg/dl, no se tiene que tomar ningún hidrato y, si hace falta, se tiene que administrar insulina.
Según los especialistas en la materia, para prevenir una hipoglucemia después del ejercicio puede hacer falta reducir la dosis de insulina durante las horas posteriores. La reducción dependerá de la intensidad y duración del ejercicio.
Se recomienda cualquier tipo de ejercicio, siempre que no haya complicaciones como neuropatías y vasculopatías periféricas (pie diabético, por ejemplo), retinopatías, nefropatías y/o problemas cardiovasculares. Si las hubiera, hay que consultar a un especialista para ver qué ejercicio es adecuado en cada situación.
De todos modos, es indispensable que la persona con diabetes –sea de tipo 1 o 2– reciba asesoramiento deportivo de un endocrino o un nutricionista para poder rendir bien y para favorecer, y no empeorar, su salud.
En conclusión, el ejercicio físico tiene beneficios puesto que puede ayudar a controlar mejor la diabetes. Para hacerlo de forma adecuada y segura, la persona diabética tiene que hacer lo siguiente:
- establecer la hora de práctica de deporte (si puede ser, 2-3 h después de las comidas)
- modular la dosis de insulina de tipo rápido según el tipo de ejercicio, intensidad y duración
- preparar un buen “kit” antes de salir a hacer deporte; hacer controles glucémicos antes, durante y después del ejercicio (y tomar hidratos de carbono o regular la dosis de insulina según los resultados).