“Sabemos que un 25% de los casos de obesidad tienen relación con el hecho de que no tuvieron una lactancia materna adecuada”, asegura Andreu Palou, catedrático de Bioquímica y Biología molecular de la Universitat de les Illes Balears. “Cuanto más tiempo de lactancia materna, menos tendencia a desarrollar obesidad”, dice Palou, mientras que el cirujano metabólico del Hospital Bellvitge de Barcelona Jordi Pujol añade que la obesidad infantil “es el primer escalón de la globesidad, es decir de la epidemia del siglo XXI”.
Actualmente, la UIB tiene abierta otra línea de investigación, que es la relación de la obesidad con la alimentación de la madre embarazada, sin embargo, por el momento, lo que está comprobado es que la lactancia previene la obesidad. “Y si hay obesidad, será fácil que desarrolle diabetes y otras complicaciones, como hipertensión”. Para hacer el estudio, se administró leptina -una de las características de la leche materna que no tiene la leche artificial- a ratas, que no desarrollaban obesidad ni tampoco ninguna otra alteración ligada con la primera patología.
El catedrático Andreu Palou continúa explicando que la leche artificial y la materna están muy alejadas: “Es muy difícil que la artificial tenga nunca la proteína leptina, por mucho que lo intenten”. Por todo, “lo más adecuado es la leche materna durante el primer año de vida”. A partir de entonces, el niño se debe ir acostumbrando a masticar alimentos. También es importante hacer una dieta equilibrada, en la que no falten nutrientes, vitaminas ni minerales.
Por otro lado, según el estudio Indicadores de salud maternoinfantil, hecho por la Agencia de Salud Pública, la edad de la madre no influyó casi nada en el hecho de que se optase por la lactancia materna como primera opción en un 82,5% de los nacimientos de 2011. Por contra, sí hubo diferencias respeto a la titularidad del hospital donde la madre tuvo a su hijo. En los hospitales públicos, un 83,9% de madres se decantaron por la lactancia materna, mientras que en los hospitales privados, lo hicieron un 78,9%. De forma que un 15,4% de las madres optaron por la lactancia artificial en el caso de los hospitales públicos, y un 20,9% en el caso de las privadas.