Por sabiduría tradicional, sabemos que la primavera representa un momento favorable para potenciar la activación hepática. Esto tiene sentido, pues nuestro órgano de limpieza debe realizar una gran labor tras los excesos del invierno.

La tan conocida astenia primaveral consiste en un cansancio inusual y adaptativo que podría deberse al trabajo de desintoxicación que deben realizar los órganos de eliminación, como el hígado, y que requiere de una gran cantidad de energía.

Es por esto que, especialmente durante la primavera, ponemos atención en regenerar el hígado y también en potenciarlo, para que pueda realizar sus funciones de forma eficaz.

Por otro lado, en un contexto de pandemia por COVID-19, tal como explica el nutricionista Marc Vergés y según se está viendo en diversos estudios clínicos, tener un hígado saludable acortaría el tiempo de recuperación y reduciría la gravedad de los síntomas. Es decir, una salud hepática correcta tiene correlación con una mejor gestión de la enfermedad.

Hábitos y dieta para potenciar la activación hepática

El hígado es uno de los órganos más sensibles al tipo de vida y alimentación que llevamos. Un ritmo de vida ordenado, que respete las horas de luz y oscuridad, el contacto con la naturaleza y permanecer alejados de tóxicos ambientales y de cosmética convencional, son aspectos clave que facilitarán las tareas hepáticas.

Una de las acciones más potentes a la hora de favorecer el funcionamiento hepático es el descanso digestivo o ayuno intermitente. Ese tiempo en el que no ingerimos alimentos es clave para conseguir lo que se conoce como autofagia y que, en el caso del hígado, consiste en eliminar aquellas células que ya no sirven y que otras que trabajen bien puedan sustituirlas y desempeñar todas sus funciones.

Luego, será fundamental potenciar ciertos alimentos ricos en antioxidantes y con afinidad por este órgano vital, como alcachofas, espárragos, crucíferas (ya que contienen aminoácidos azufrados), hojas verdes amargas, limón, ajo… y apostar por especias y plantas expertas en favorecer las funciones hepáticas: diente de león, alcachofera, desmodium, cúrcuma o jengibre, entre otros.

El cardo mariano, por ejemplo, es rico en silimarina, un metabolito secundario de las plantas que protege el hígado, ya que evita que los radicales libres dañen las células hepáticas, al mismo tiempo que inhibe la formación de sustancias proinflamatorias en el hígado. Las hojas de alcachofa contienen sustancias amargas que estimulan la producción de ácidos biliares y el flujo biliar. La cúrcuma protege hígado y vesícula y, además, facilita la digestión y es antioxidante y antiinflamatoria, lo mismo que el jengibre.

Un empujón depurativo y regenerativo

Existen también ayudas en forma de suplementación que son especialmente interesantes, pues combinan múltiples nutrientes –y en cantidades difíciles de conseguir con alimentos– a las que vale la pena recurrir sobre todo durante la primavera y el otoño, como explicamos antes.

La casa alemana Raab, especialista en complementos alimenticios de máxima calidad, trae como novedad una formulación única de plantas con capacidad para proteger y regenerar el hígado. Con valiosos extractos de cardo mariano, alholva, alcachofa, cúrcuma y colina, Hígado Complex es el empujón depurativo y regenerativo que podemos ofrecer al hígado durante la primavera.