Igual que el hábito de la lectura se adquiere en la infancia viendo como los adultos leen, tener una relación saludable con la comida también se adquiere desde muy pequeños observando como los padres cocinan y ayudando.
Tenemos que permitir que participen en todo el proceso: escoger el menú, ir a la compra, entrar en la cocina, emplatar los platos… Así estaremos sembrando la semilla para que sean adultos con capacidad de cocinar alimentos variados y de temporada.
¡Niños en la cocina más allá de los dulces!
Estos días de confinamiento hemos tenido más tiempo y la cocina ha sido un gran recurso para hacer actividades familiares. Gran parte de las recetas destinadas a hacer con ellos eran pasteles, magdalenas o galletas, pero hay que recordar que hacer entrar a los niños en la cocina no tiene que estar siempre asociado con hacer dulces; ¡podemos preparar todo tipo de platos! Para los niños es igual de divertido y enriquecedor cocinar un pastel que un plato salado, y así no potenciamos el consumo excesivo de dulces.
Hay muchas opciones para cocinar, pero la estrella de los platos salados siempre serán las pizzas. Mayores y peques, todos disfrutan tanto de la preparación como de la comida distendida que se organiza alrededor de la pizza.
La pizza la podemos hacer nosotros, comprarla hecha o comprar la base y personalizarla con los ingredientes que más nos gusten. ¡Esta última es la forma más fácil, rápida y limpia si no queremos llenar la cocina de harina! Una pizza puede ser una comida saludable si nosotros controlamos que los ingredientes, tanto de la base como los que añadimos por encima, sean de calidad.
En el mercado encontramos las bases de pizza de la marca Onyar, dos bases finas y crujientes: una de trigo y otra de espelta integral, de masa madre, ecológicas, sin conservantes, colorantes ni otros aditivos químicos y listas para completar con los ingredientes que más nos gusten.
También tienen una gran variedad de pizzas frescas para todos los gustos, desde las más clásicas hasta variedades veganas, y una salsa pomodoro perfecta para la base de la pizza, todo con productos de proximidad y de máxima calidad, ideal si no tenemos tiempo de entrar en la cocina.
Onyar es un proyecto social de la Fundación Ramon Noguera, una organización sin ánimo de lucro que trabaja por la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual a través de la inserción laboral. Elaboran pizzas, pasta, conservas y fruto secos con finalidad social y sin ánimo de lucro y contribuyen a crear una sociedad más justa y sostenible.
La cocina es una escuela excelente
Recordad que, ahora más que nunca, con la parada de la escuela y el periodo de vacaciones, la cocina puede ser un espacio de aprendizaje. Podemos aprovechar el tiempo de cocinar para, además de crear momentos lúdicos, divertidos y familiares, trabajar de forma transversal muchas habilidades.
7 claves para hacer de la cocina un espacio apto para los niños
1. Planificad la receta de forma conjunta e id a comprar juntos
Hacer que participen desde el principio hará que se impliquen más. Aunque les puede divertir pensar y preparar una comida de cumpleaños –suyo o de algún miembro de la familia– está bien que participen en la cocina diaria. Si son más mayores, les podemos hacer “responsables” de organizar y cocinar la cena un día a la semana durante todo el verano.
2. Dejad que entren en la cocina
La cocina no debe ser un espacio prohibido; tienen que tener su lugar y sus herramientas para colaborar y participar según su edad y siempre bajo nuestra supervisión. ¡Tijeras redondas, un taburete para llegar al mármol y un delantal serán sus grandes aliados!
3. ¡Manos siempre limpias!
La cocina es un momento perfecto para trabajar los buenos hábitos higiénicos; lavarse las manos antes de tocar los alimentos, recogerse el pelo cuando cocinamos…
4. Adaptad las recetas y los enseres según la edad
Hay que adaptar las recetas a las habilidades del niño; con un poco de imaginación veréis que hay una gran variedad de platos en los que pueden participar: ensaladas de legumbres, sushi, gyozas, ñoquis, quiches, pizzas… son recetas que les permiten ser bastante autónomos y divertirse.
5. Dejad que experimenten
Hay que dejar que experimenten con diferentes combinaciones de alimentos y texturas para que descubran y amplíen progresivamente sus gustos y, al mismo tiempo, no coartar su creatividad.
6. La cocina como espacio de aprendizaje y descubrimiento
Según la edad podemos trabajar diferentes habilidades. Los más pequeños tienen que experimentar con los sentidos –tocar, oler y probar– y trabajar la psicomotricidad; ¡cualquier pequeña tarea que les pidamos será un gran ejercicio para ellos! A medida que crecen, nos pueden ayudar a pesar ingredientes, calcular cantidades de ingredientes de una receta según los miembros de la familia, hacer cambios de unidades de peso…
7. Que también recojan la cocina
Parte del proceso de cocinar es limpiar la cocina cuando acabamos, y ellos nos tienen que ayudar. No nos tiene que dar miedo que ensucien; después ya recogeremos juntos.