Si observamos el paisaje en invierno parece que todo esté parado: plantas acurrucadas, árboles con ramas desnudas, ríos y lagos que empiezan a helarse, días más cortos, fríos y húmedos, etc. En la naturaleza, la estación más fría del año coincide con el momento de máxima interiorización, la energía está en la parte más interna. Siguiendo esta lógica, y sin olvidar que “el hombre pertenece en la tierra y no al revés”, el invierno será un buen momento para recargar energía a partir del descanso, los buenos hábitos y los buenos alimentos.
Deberemos observar qué nos ofrece la naturaleza y qué necesita nuestro cuerpo para adaptarnos mejor y para poder ofrecer más resistencia a las agresiones propias de la estación: resfriados, gripes, infecciones, etc.
De entrada, deberíamos obtener los nutrientes principalmente de los alimentos naturales, ya que en principio deberían contener la dosis adecuada. Pero a veces eso no es tan sencillo. Además, el estrés, las dietas desequilibradas, el descanso inadecuado, el exceso de actividad y, en definitiva, estar tan alejados de la naturaleza, hace que el invierno sea para muchos una estación que cuesta de pasar, o que resulta problemática. Por este motivo os propongo un botiquín natural que ayudará a mantener alejados los trastornos típicos del invierno o, por lo menos, que os permitirá conocer algunos remedios naturales con propiedades útiles para sanarlos: propiedades antisépticas, inmunoestimulantes, antibióticas, mucolíticas, etc. Y además, si puede ser, serán de despensa.
Ajo: se conocen sus beneficios desde la antigüedad. Sus compuestos sulfurados inhiben la acción de compuestos inflamatorios y hacen que tenga propiedades expectorantes, lo que favorece la reducción de la congestión de las mucosas. Para aprovechar mejor las propiedades, hay que consumirlo crudo. Una buena forma de integrarlo en la cocina es añadirlo al plato picado con perejil, frotarlo en el pan, sopas escaldadas, aceite de oliva macerado con ajo, etc.
Canela: es muy útil para calentar el organismo y ayuda a metabolizar el azúcar, ya que incrementa la actividad de la insulina. Es buena idea poner en compotas e infusiones.
Cebolla: la cebolla cruda es antiséptica y antibiótica. Además, también es desintoxicante y expectorante (sobre todo la picante) y ayuda a eliminar las mucosidades, lo que la hace muy útil para resfriados, tos y gripe. En la cocina: en caldos y cremas de verduras y, si se tolera bien, cruda en ensaladas.
Equinácea: planta reconocida por su acción estimuladora del sistema inmunitario. Se recomienda en caso de resfriados, gripes e infecciones de repetición.
Eucalipto: antimicrobiano, antiinflamatorio y expectorante. Se ha utilizado tradicionalmente para las enfermedades del aparato respiratorio.
Tomillo: es una de las plantas más utilizadas en nuestra cultura. Tiene muchas propiedades, es antibiótica, antiviral, antitusígena y expectorante. Se utiliza sobre todo para infecciones respiratorias, intestinales y urinarias.
Jengibre fresco: es una raíz muy interesante para calentar el organismo y activar la circulación. Estimula las defensas y dinamiza la energía y los fluidos. Se puede añadir en caldos o preparaciones culinarias durante el invierno.
Las algas: son muy remineralizantes, regulan y equilibran los riñones (muy importante para la época de frío). Son ricas en vitaminas y antioxidantes. Algunas como la cochayuyo contienen cistina, con una acción mucolítica muy importante. Eso sí, para que sea más eficaz, se deben comer, no es suficiente con el caldo.
Limón: es antiséptico y antiinflamatorio. Tradicionalmente muy usada en remedios. Refresca el organismo, es muy útil para hacer bajar la fiebre y depura. Rico en vitamina C y flavonoides.
Orégano: expectorante, antiinflamatorio y antiséptico de las vías respiratorias. Es muy rico en antioxidantes y mejora la circulación sanguínea. Se puede tomar en tisana.
Propóleos: es un producto que procesan las abejas con propiedades importantes. Es antiséptico, analgésico, cicatrizante e inmunoestimulante. Se encuentra líquido o en polvo, y es muy interesante para prevenir infecciones de la garganta y afonía, o para tratarlas. Se puede añadir a infusiones.
Vitamina C de fuentes naturales con bioflavonoides: ayuda a prevenir los resfriados y gripes y favorece la curación, si el proceso ya ha empezado. Se encuentra en las verduras (sobre todo de hoja verde), frutas y hortalizas.
Shiitake: seta cultivada desde hace siglos en las regiones montañosas de Asia, muy valorado por su sabor y por sus propiedades medicinales. Ayuda a mejorar la resistencia del organismo contra las agresiones externas. Nuestras setas también tienen propiedades fortalecedoras de las defensas.
Y, por último, no podemos olvidar el estado del intestino, ya que una flora bacteriana saludable garantizará una mejor defensa de todo el organismo. Incluir alimentos ricos en fibra soluble y fermentados de buena calidad: verduras y hortalizas de temporada, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas de lino, vinagres no pasteurizados, kéfir, chucrut, miso, etc.
Aquí os dejo el calendario de temporada para enriquecer vuestra despensa.
Aquí encontraréis una receta tradicional de sopas escaldadas.
¡Feliz invierno!
Artículo escrito por:
Dietista