En Soycomocomo nos hemos propuesto reducir significativamente el uso de plástico y nos sobran razones para hacerlo: este material derivado del petróleo se usa indiscriminadamente en productos y embalajes de todo tipo y dista mucho de ser un producto saludable. Además del hecho que puede actuar como disrruptor endocrino y alterar las propiedades de los alimentos con los que entra en contacto, no es tan reciclable como ingenuamente creíamos.

De hecho, solo una minoría de los plásticos que tiramos a los contenedores amarillos acaba teniendo una segunda vida. La gran mayoría acaba amontonándose en vertederos o bien acumulándose en mares y océanos, donde se descompone en microplásticos que ingieren los peces, las aves y los mamíferos, algo que a menudo los lleva a la muerte. Los efectos del plástico en nuestra salud y en la del planeta son tan negativos que, incluso, algunos investigadores aseguran que prácticamente todos los seres humanos tenemos microplásticos en nuestro interior debido al consumo de peces contaminados, entre otros.

¿Reciclar o reducir?

Si reciclar no es suficiente, puesto que se trata de un proceso difícil y costoso –además de que, como decíamos, no todo el plástico acaba reciclándose–, la alternativa sostenible que nos queda pasa por reducir el uso de los plásticos –muy especialmente los de un solo uso– y, en el mejor de los casos, sustituirlo por otros materiales más saludables e inocuos para la salud y para el medio ambiente.

Llevar siempre una bolsa de tela en el bolso, utilizar fiambreras de cristal, instalar un aparato de osmosis en casa o beber agua del grifo, rechazar las pajitas de plástico para beber, comprar la fruta y la verdura sin embalar o comprar a granel son algunos gestos que podemos tomar como hábitos con el fin de parar la epidemia del plástico; y otro aparentemente pequeño, pero muy poderoso, es sustituir el cepillo de dientes de plástico por uno de ecológico.

¿Por qué un cepillo de dientes ecológico?

De todas las toneladas de plástico que flotan en el mar o que reposan sin descomponerse en el fondo marino, un 1% son cepillos de dientes. ¡Un 1%! Una barbaridad, teniendo en cuenta que tardarán 400 años en descomponerse totalmente y que podemos sustituirlos fácilmente por otras alternativas mucho más sostenibles e igual de útiles y cómodas.

Por ejemplo, el bambú es un material 100% ecológico y biodegradable que puede utilizarse como empuñadura sostenible de un cepillo de dientes. Nosotros utilizamos los de Brushboo, unos cepillos ergonómicos cuyas cerdas no tienen BPA y están fabricadas con nylon 4 Dupont, el plástico con mayor biodegrabilidad con el que se pueden fabricar. La inspiración les llegó de los cepillos tradicionales que se utilizaban en China, donde se solían hacer con púas de cerdo insertadas en un mango de bambú o hueso.

Además, Brushboo nos gusta especialmente porque el 10% de sus beneficios los destinan a proyectos de reforestación a través de “Plant for the Planet”.

¡Ah! Y si queréis una idea de regalo de Navidad bonita, útil y sostenible, echadle un vistazo al pack Premium de Brushboo, que incluye un cepillo de bambú eco de dureza media, una empuñadura de bambú Moso con un lema a personalizar, una bolsa de algodón para transportar el cepillo, 10 semillas de bambú Moso para plantar bambú en casa y una caja redonda de papel kraft hecha de papel reciclado, perfecta para reutilizar como joyero o estuche para lápices. ¡Dad rienda suelta a la imaginación y empezad a reducir y a reutilizar!

Marta Costa
Marta Costa

Periodista y posgrado en Comunicación Alimentaria.

  @marta_coor