El Comidista me ha gustado siempre. En los inicios del boom lo entrevistamos en TV3, en el programa “Divendres” y desde aquella época que lo empecé a seguir, su evolución ha sido imparable. El diario El País tuvo la suerte de chupar uno de los bloques de gastronomía más seguidos de nuestro país y a partir de ahí llegaron los vídeos divulgativos. Y desde lejos, como admiradora, vi como su equipo crecía y todo el mundo hacía peticiones para que asistiera a eventos.
Ayer quise ver su estreno televisivo. Pensaba que sería como los vídeos en los que nos ha enseñado tantas cosas del mundo de la alimentación como trucos para distinguir un buen jamón de uno malo o tantos otros.
Además, como buen siberita, sabe un montón de restaurantes y siempre tengo muy en cuenta su criterio y sus recetas más auténticas y tradicionales.
Quizá por todo esto no entendí el primer capítulo de su flamante estreno en La Sexta. Escogió hablar del azúcar, un tema de moda, que arrasa pero que no tiene nada que ver con su mirada habitual sobre la gastronomía. Además, el programa quería quitar hierro al hecho de comer y navegaba entre dos aguas. Se hablaba de la iniciativa sinazucar.org que tiene un mérito excepcional que, a través de imágenes, ha abierto los ojos a muchas familias pero luego jugaban con niños a recoger sugus por la calle, promocionaban pastelerías que elaboran creaciones excepcionales pero con mucho azúcar o invitaban a un grupo de niños al Espai Sucre, que es un restaurante donde yo no llevaré nunca a mi hija. ¿Los creadores del programa y Mikel creen que el azúcar no es malo? Yo creo que en parte sí lo creen, porque fueron a buscar voces expertas, como el nutricionista Aitor Sánchez que hablaba con criterio y contundencia, como es habitual. Y el mismo Iturriaga apostaba por los dátiles para evitar los azúcares a la hora de hacer un pastel de zanahoria y demostrar que a los niños les encanta y que no es necesario el azúcar refinado. Claro que con la cobertura de mantequilla, la propuesta era menos healthy.
El programa iba y venía, esquivaba mojarse. Pero no hay un camino medio y seguro que Aitor estará de acuerdo conmigo. El azúcar es malo, se mire como se mire ,y si decidimos hablar, ¿para qué diluir el mensaje? Además, televisivamente me recordaba al “Quèquicom” (programa científico de Televisió de Catalunya) y podía haber calado mucho un mensaje saludable y sobre todo viniendo de él, teniendo como tiene, tantísimos fans. ¿Por qué se matiza el mensaje tan a menudo?
Parece que estemos atemorizados por la presión del lobby de la industria agroalimentaria.
Parece que nos atemorizan los anunciantes de las grandes cadenas y la libertad de los contenidos sea relativa.
O quizás todo esto son suposiciones erróneas y es mucho más sencillo y se matiza porque realmente no te crees que si comes un poco de azúcar te pueda hacer daño y que la vida son cuatro días y el placer debe formar parte de ella. Y os lo dice alguien que defiende y practica las excepciones. Pero la tele es la tele y hacer un programa en prime time puede influir y determinar a mucha gente. Tanto tiempo divulgando esto y que se pueda ir al traste, me duele. Y quizá por eso, si hoy vamos a la cola del supermercado, los carros de la compra se seguirán llenándo con los mismos cereales, las mismas papillas para bebés con un 28% de azúcar, y con los mismos botes de melocotón en almíbar.