CARACTERÍSTIQUES DEL RESTAURANT
Producto estrella
Variedad de risottos, pizza vegetal, kebab de la casa
Apto para
todo el mundo
Precio
11,80 menú // 15-18 € aprox. carta
Contacto
Enric Granados, 41. Barcelona. Tlf.: 934 52 29 28
Quieren romper tópicos. Uno detrás de otro. Fijémonos un momento en los conceptos cocina saludable y cocina ecológica o de proximidad. Frente a los que creen que es aburrida, ellos responden con imaginación e innovación; frente a los que afirman que es cara, ellos responden con un producto de calidad y a un precio apto para todos los bolsillos; frente a los que la tildan de restrictiva o incluso de sectaria, ellos responden con un local agradable, cálido, donde todo el mundo cabe y se puede sentir cómodo. Y «ellos» son las personas que desde hace ocho años lideran el restaurante Hàbaluc.
“Lo que queríamos era unir, unir a la gente vegetariana o con más sensibilidad eco y a la gente carnívora, que antes estaba separada. Reconciliar estos dos mundos. Si había familias o parejas divididas en este aspecto, poderlas juntar”, cuenta Joan Balanzó, que abrió el restaurante Hàbaluc con la firme intención de ofrecer un tipo de cocina saludable pero al mismo tiempo, “divertida, sabrosa, buena. Nada de comida para enfermos”.
Se come bien. Y si vas, repites. Maykel, el jefe de cocina, se esfuerza por llenar la carta de platos de cocina mediterránea tradicional pero con algunos toques étnicos. Por eso podemos encontrar tanto un wok thai con leche de coco como una crema de boniato con croutons fumados y crujiente de remolacha. Por la mañana preparan desayunos deliciosos con postres artesanos y, a mediodía, ofrecen un menú de 11,80 € en el que siempre hay algún plato vegetariano, carne ecológica de Can Mabres y producto fresco y de proximidad. “No lo podemos tener todo ecológico, pero todos los productos de base: arroces, legumbres, etc. lo son; y el resto lo obtenemos de establecimientos de confianza como Biospace”.
Prácticamente no utilizan ni lácteos ni fritos, y el público lo agradece. “No solo lo valoran las personas con intolerancias; hay muchísima gente que se ha convertido en habitual que nos cuenta que lo que comen aquí les sienta muy bien, que no les hace daño, etc. Y estamos muy contentos”. Tienen mucho de éxito las ensaladas, pero ensaladas que siempre tienen un toque especial, diferente, como la de hoja variada, aguacate, naranja y nueces; los risottos como el verde de alcachofas naturales; y platos de pescado como el bacalao con escabeche de verduras. “Peces como éste o como el atún, que también sale muy bueno, gustan mucho, porque son platos sabrosos, pero también ligeros”.
El restaurante tiene dos espacios interiores, decorados con tonos rojos y una luz tenue que, por las tardes, combina perfectamente con un ambiente de buena música, pequeñas exposiciones y proyecciones. En la entrada hay un pequeño expositor repleto de empanadas y postres artesanos para chuparse los dedos. Para ir haciendo boca, os recomiendo el pudín de pera y el flan de requesón, pero os animo a repetir para poder probar el resto de pequeños placeres que elaboran cada día.
Por el momento, yo me traslado a la terraza, ya llena de turistas que ya cenan, de familias, y de solitarios como yo que aprovechan el buen tiempo para sumergirse en una buena lectura y alargar un poco más la comida con una sobremesa tranquila.