Aunque parece lógico que un alimento producido de una forma más sencilla, más respetuosa con el medio ambiente y con menos contaminantes sea mejor para la salud, en los últimos años ha habido una gran controversia.
Este mismo mes, el equipo de investigación liderado por el doctor Carlo Leifert, ha publicado un completísimo estudio de revisión que recoge toda la información publicada hasta el momento sobre la calidad de los alimentos ecológicos.
Alimentos ecológicos versus alimentos convencionales
Las conclusiones más importantes del estudio del doctor Carlo Leifert han sido las siguientes:
- La concentración de antioxidantes, como los polifenoles, es significativamente más elevada en los alimentos de agricultura ecológica, en comparación con los convencionales. El consumo de estos polifenoles se ha asociado con una reducción del riesgo de padecer algunas enfermedades como las cardiovasculares, neurodegenerativas y ciertos tipos de cáncer.
- El contenido de pesticidas en los alimentos ecológicos es mucho menor que en los convencionales.
- El contenido de cadmio, un metal pesado tóxico, es significativamente más elevado en alimentos convencionales que en los ecológicos. Parece ser que es debido a las técnicas utilizadas en la producción convencional.
Los pesticidas a debate
En cuanto a los pesticidas, ya no sirve la excusa de “si lo permiten, será porque está muy bien controlado”. En realidad, en el control que pasan estos compuestos, no se tiene en cuenta el efecto en la salud a largo plazo ni tampoco el llamado “efecto cóctel”, es decir, la acción tóxica que puede ejercer en el organismo la mezcla de cada uno de los pesticidas.
Muchos de estos compuestos son capaces de alterar el sistema hormonal (son los llamados disruptores endocrinos) y se han asociado con diferentes problemas de salud, como la obesidad, la pubertad precoz, la infertilidad o algunos tipos de cáncer, entre otros.
Muchos de estos datos son conclusiones del proyecto INMA (INfancia y Medio Ambiente), una red de investigación de grupos españoles que tiene como objetivo estudiar el papel de los contaminantes ambientales más importantes en el aire, agua y en la dieta durante el embarazo e inicio de la vida, y sus efectos en el crecimiento y desarrollo infantil. El doctor Nicolás Olea, catedrático de Medicina de la Universidad de Granada, está considerado el mayor experto sobre disruptores endocrinos; tiene numerosas publicaciones científicas sobre este tema.
¿Y cómo es posible que las autoridades sanitarias no ejerzan un mayor control? Cada vez son más conocidos los conflictos de intereses que hay detrás de la legislación en lo referente a la alimentación humana. El mismo doctor Olea acaba de publicar un estudio que pone en evidencia las razones por las cuales en Europa no se impone una legislación sobre los disruptores endocrinos acorde con la evidencia científica actual.
Los reglamentos europeos que regulan la agricultura ecologica
El Reglamento (CE) Nº 834/2007 del Consejo sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos y el Reglamento (CE) Nº 889/2008 de la Comisión, recogen la normativa más importante sobre la producción ecológica en la Unión Europea (UE). Se puede destacar, por ejemplo, que en la producción ecológica se prohíbe el uso de sustancias químicas sintéticas, como el uso de muchos fertilizantes, pesticidas o aditivos sintéticos como el aspartamo o la sacarina.
Según esta legislación, de forma muy resumida, los alimentos ecológicos deben asegurar lo siguiente:
- En la agricultura: no se pueden utilizar fertilizantes, pesticidas sintéticos ni transgénicos.
- En la cría de animales: se exigen normas que aseguren el bien estar animal, la alimentación se debe basar en alimentos ecológicos y el uso de medicamentos está muy restringido.
- En la transformación de alimentos: no se pueden utilizar aditivos sintéticos, grasas trans ni productos transgénicos.
La garantía ecológica asegura lo que establece la legislación correspondiente; pero no por ello quiere decir que sea “lo ideal”. Es evidente que la forma de producir alimentos, tanto en el sistema convencional como en el ecológico puede ser de mejor o peor calidad. Por eso, sin duda… ¡lo ideal sería conocer y comprar directamente a los productores
¿Cómo saber si un alimento es ecológico o no?
Según el Artículo 58 del Reglamento (CE) Nº 889/2008, todos los productos ecológicos deben llevar un código: AB-CDE-999.
- Las dos primeras letras corresponden al país en el que se ha envasado el producto (ej. ES, de España)
- Las tres siguientes letras corresponden l término de producción ecológica correspondiente a cada país (ej. ECO, en España).
- Los tres números siguientes corresponden al código del organismo o autoridad de control.
- En España se añaden dos letras más a este código que hacen referencia a la comunidad autónoma donde tiene lugar el control (ej. CT, de Cataluña).
Además, los productos elaborados en la Unión Europea (y de forma voluntaria los importados), deben llevar el siguiente logo:
¿Los alimentos ecológicos son siempre de proximidad?
La legislación de alimentos ecológicos no contempla la procedencia de los alimentos, aunque sí exige que en el etiquetado aparezca si se han producido dentro de la UE, fuera o mezcla: “agricultura UE”, “agricultura no UE” o “agricultura UE/no UE”.
Es muy importante que los alimentos ecológicos (y no ecológicos) que se consuman sean de proximidad; se trata de alimentos que ayudan a la sostenibilidad económica y social. Pero debe ser el consumidor el que debe “investigar” sobre la procedencia de los alimentos; no solo leyendo la etiqueta, sino también, en muchos casos, preguntando al vendedor.
Conclusiones a tener en cuenta
El sistema actual de alimentación es insostenible. La producción intensiva, los monocultivos, el uso de agroquímicos, los transgénicos y un largo etcétera, constituyen un modelo de alimentación que controlan unas pocas multinacionales, a costa de generar cada vez más pobreza, más enfermedades y mayor deterioro del planeta (en este sentido os recomiendo un artículo sobre la soberanía alimentaria de Esther Vivas).
Como alternativa, lo ideal sería conocer y comprar directamente a los productores. En cambio, a la práctica no suele resultar fácil (sobre todo en grandes ciudades), por lo que los productos ecológicos son la opción más accesible; siempre optando por alimentos de proximidad. Tal y como se ha descrito, los alimentos ecológicos son más saludables para el ser humano, aunque también lo son para el medio ambiente.
Debemos luchar por un modelo de producción de alimentos sostenible. Alimentos locales, libres de transgénicos y de productos sintéticos. Es la mejor opción para nuestra salud, pero también para el medio ambiente, la sociedad y la economía.