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A menudo oímos decir que aumentar el consumo de fruta y verdura es importante para mejorar la salud en general y mantener el peso a raya. Por este motivo, algunas campañas de publicidad recientes se han centrado en recordarnos la importancia de comer algunas porciones de fruta y verdura cada día.

Aunque optar por la fruta y la verdura tenga más beneficios para la salud que consumir otros tipos de alimentos, hay varios estudios que señalan que el criterio principal que nos hace decidir por un producto u otro es el sabor, el gusto, más que si es sano o no o si nos hará perder peso. Estos son aspectos que dejamos en un segundo plano cuando se trata de comida.

La importancia de presentar los alimentos

Esto puede hacer pensar que si a la hora de promocionar un producto solo se destacan sus beneficios para la salud, tal vez obtendremos el efecto contrario, que la gente se decante por opciones menos saludables. De hecho, diferentes experimentos han observado que cuanto más creemos que un alimento es bueno para la salud, más creemos que no tendrá buen sabor, y el placer de comerlo será más pequeño.

Para comprobar esta hipótesis, científicos de la Universidad de Cambridge hicieron un estudio para ver si al poner una etiqueta que destacara el buen gusto de una pieza de fruta hacía que fuera más escogida que otros alimentos. Ellos partían de la idea de que si destacaban su sabor, por ejemplo, podrían hacer que la escogiera más gente, mientras que si solo la presentaban como una opción saludable sería menos escogida.

También partían de la base de que poner una etiqueta a un alimento, sea una pieza de fruta o una barrita de chocolate, favorece la asociación que los consumidores hacemos entre la pieza de fruta que lleva la etiqueta y la propiedad de aquel alimento que está escrita en la etiqueta. Por tanto, si elegimos una pieza de fruta que tiene una etiqueta que dice saludable, lo escogeremos porque realmente percibimos que tendrá buen gusto.

Para ver si sus ideas iban por buen camino, los científicos de Cambridge escogieron 471 participantes a través de la plataforma Amazon Mechanical Trunk que accedieron voluntariamente a participar en una encuesta en línea sobre comida. Los participantes tenían que seleccionar las opciones que preferían de un menú sencillo. Podían elegir entre dos bocadillos diferentes, dos bebidas de lata y dos postres. A través de la pantalla podían ver una imagen de cada una de las dos opciones y leer una descripción.

Los dos bocadillos y las dos latas de bebida eran ambas opciones muy sabrosas pero no demasiado saludables. Por ejemplo, podían escoger entre dos latas de una bebida azucarada, una de Coca-Cola y una de Mountain Dew.

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¿Y de postre?

En cambio, las opciones que se podían escoger de postre eran muy diferentes entre sí, una barrita de chocolate o una manzana. Y estaba hecho adrede, ya que esta era la opción que los científicos querían estudiar. Los participantes en el estudio se dividieron en cinco grupos y a cada grupo se le presentó una manzana que llevaba una etiqueta diferente. En cada una de las etiquetas había escrito uno o dos adjetivos para calificarla. Una etiqueta decía solo “Manzana”; otra decía “Manzana saludable”; otra “Manzana sabrosa”, y las últimas decían “Manzana saludable y sabrosa” y “Manzana sabrosa y saludable”.

Se hicieron preguntas a todos los participantes para descartar del estudio aquellos a quienes de entrada ya no les gustaran ni las manzanas ni las barritas de chocolate (y que, por tanto, no las escogerían nunca, llevaran la etiqueta que llevaran). Y también para saber si les preocupaba el peso o si estaban haciendo alguna dieta de adelgazamiento.

Resultados

Del grupo que podían escoger entre la barrita y la manzana con la etiqueta “Manzana”, un 50% escogieron la manzana. Una proporción similar escogieron la “Manzana saludable” (50,5%) y la “Sabrosa” (52%). Ahora bien, las manzanas que llevaban una etiqueta con dos adjetivos fueron escogidas por más gente. Concretamente, la “Manzana saludable y sabrosa”, por un 65,9% de la gente, y la “Manzana sabrosa y saludable”, por un 62,4%. Además, el modelo de regresión por pasos utilizado identificó el hecho de percibir la manzana como sabrosa como el factor que influía más en la elección.

Es decir, según este estudio, el hecho de poner etiquetas que combinaran los calificativos de sabroso y saludable para describir la manzana hacía que fuera una opción más elegida, por encima de la barrita de chocolate. Más que si no se ponía ninguna etiqueta. Sorprendentemente, no ocurrió lo mismo cuando la manzana solo llevaba la etiqueta “Sabrosa”.

Los científicos creyeron que las etiquetas que combinaban dos adjetivos lograron mejores resultados porque, al ver las dos cualidades juntas de la manzana, a los participantes les vino a la cabeza simultáneamente la idea de salud y buen gusto y esta es una asociación que funciona, sobre todo, con alimentos saludables, ya que habitualmente no los vemos como la comida más sabrosa.

Estos resultados sugieren que potenciar la asociación entre sano y sabroso en el caso de los alimentos que contribuyen a mantener un buen estado de salud puede ayudar a que los consumidores los escojan más. ¿Deberían tenerlo en cuenta las empresas de alimentación saludable a la hora de promocionar sus productos?

Fuente:

Forwood, S.E; Walker, A.D .; Hollands, G.J .; Marteau, T.M. (2013). “Choosing between an Apple and a Chocolate Bar: the Impact of Health and Taste Labels”. PLoS ONE 8 (10).

Meritxell Costejà

Licenciada en Ciencies Ambientales, Doctora en Política Ambiental y Professora de Yoga.