Necesitamos energía para todo, para movernos, para pensar, para que los órganos sigan funcionando, para depurarnos… El combustible para obtener esta energía son los alimentos, digeridos y absorbidos. Por esta razón, en todos los casos de debilidad, del tipo que sea, es de vital importancia mejorar la digestión.

La digestión pide una serie de acciones mecánicas (movimientos del estómago, peristaltismo intestinal) y otras químicas (secreciones enzimáticas). El proceso digestivo es comparable al de cocinar; el estómago es la cazuela donde ponemos el agua y los alimentos para preparar un caldo, que se “cuece” con calor y jugos digestivos.
Recomendaciones
Las recomendaciones que damos a continuación son útiles para cualquier persona que quiera digerir mejor.
- La relajación es lo primer paso. El proceso digestivo está controlado por el sistema nervioso parasimpático (el que predomina cuando nos relajamos). El parasimpático da la orden a las glándulas de segregar jugos digestivos y, además, regula los movimientos de los órganos y vísceras implicados en la digestión.
- La masticación es un paso decisivo para que el proceso digestivo sea eficaz. Con una masticación correcta no solo se desintegra el alimento, sino que se favorecen los procesos siguientes: la producción de saliva que contiene mucina (moco lubricante) y de una enzima que hidroliza los hidratos de carbono (la ptialina); se potencia la acción del parasimpático; se estimulan los meridianos del estómago (mandíbula superior) y de los intestinos (mandíbula inferior) y se preparan para el proceso digestivo: hay un ajuste al contenido de agua de los alimentos. Cuando se ingieren alimentos muy secos como panes, galletas, bollería o frutos secos, deberíamos masticar hasta reponer el agua que les falta.
- Comer a una velocidad adecuada: comer despacio, evitar las prisas.
- Buscar un entorno agradable y calentito para comer.
- Evitar beber durante las comidas o inmediatamente después. Los líquidos en exceso (aunque sean infusiones) diluyen los jugos digestivos y dificultan la digestión.
- Evitar los alimentos fríos sobre todo durante la comida, por ejemplo, agua fría, zumos, helados, demasiadas ensaladas o muchas frutas.
- Evitar muchas mezclas de alimentos diferentes en cada comida, por ejemplo, alimentos ricos en proteína con cereales.
- Evitar dulces de postres.
- Consumir en cada comida verduras con sabor amargo (según la medicina tradicional china ayudan a que la comida descienda a su caudal natural): por ejemplo, endibias, achicoria, escarola, rúcula o germinados de fenogreco.
- Hacer las comidas más abundantes por la mañana y al mediodía. La cena debe ser ligera. La mejor hora para comer es cuando el sistema digestivo está mejor preparado para procesar los alimentos. Según la MTC, el sistema digestivo tiene su máxima energía entre las 7 y las 11 h solares, por lo que estas son las mejoras horas para hacer las comidas principales. A partir de las 19 h solares, las comidas deben ser ligeras, sobre todo para las personas con más debilidad digestiva.
- No hacer ninguna actividad al acabar de comer. Como decían las abuelas: “Después de comer ni un sobre leer.” Lo más adecuado es descansar como mínimo 15 minutos.
Remedios naturales para mejorar las digestiones
Cuando las anteriores medidas no son suficientes para mejorar la digestión, proponemos las recomendaciones siguientes:
- Antes de comer, poner bajo la lengua una pequeña cantidad de umeboshi (el equivalente a un garbanzo) y dejar que se deshaga lentamente. El umeboshi hace segregar una gran cantidad de saliva que ayuda a digerir mejor.
- Comenzar la comida con una taza caliente de caldo de verduras, algas y miso.
- Tras la comida, tomar una taza pequeña de una infusión mezcla de plantas digestivas como anís, hinojo, cilantro, menta, regaliz, manzanilla, melisa…
- Si hay dificultad para digerir las grasas, tomar una cucharadita de lecitina de soja y de 20 a 30 gotas de extracto de boldo con alcachofa disueltas en una taza de agua. La primera ayuda a emulsionar las grasas y el segundo estimula la producción y secreción de la bilis necesaria para digerirlas.
- Tomar de vez en cuando suplementos de enzimas digestivas después de las comidas más indigestas. Por ejemplo, comprimidos de piña y papaya. ¡Cuidado! No hay que abusar de estos suplementos para que el organismo no pierda la capacidad de producir enzimas.