Esta receta es para las personas que siempre me dicen que no tienen tiempo de cocinar, ya sea porque trabajan muchas horas, tienen hijos pequeños que les reclaman mucha atención o porque no saben gestionar el tiempo y, cuando llega la hora de comida, tienen hambre, es tarde y ya no tienen ni tiempo ni ganas de prepararse nada muy elaborado.
Un consejo que siempre funciona cuando tenemos poco tiempo para cocinar es tener siempre algo preparado en la nevera, ya sea una crema como ésta, unas verduras salteadas, algún tipo de cereal cocido, legumbres ecológicas hervidas en la despensa, hoja verde cruda en la nevera que se pueda comer sin cocinar, semillas siempre a mano, germinados, aguacate, tomates y algunas verduras en conserva ecológicas siempre que nos aseguremos de que no tienen conservantes ni azúcares y que están elaboradas con agua y sal de calidad. La otra opción es cocinar nosotros las verduras, las legumbres o los cereales y envasarlos al baño maría o al vacío (hay máquinas económicas en el mercado) y organizarnos un día a la semana para hervir y tener comida lista por un tiempo.
Esta receta, pues, puede ser un plato único para cuando se nos ha hecho tarde y no tenemos nada para cenar, o no tenemos mucha hambre y nos apetece un plato refrescante o bien para periodos en los que estemos intentando hacer una alimentación más detox o crudivegana. En caso de querer utilizar esta receta como primer plato se puede poner más agua en la receta y hacerla para dos personas y acompañarla con un poco de verduras cocinadas con guisantes, o bien con un poco de ensalada de quinoa, una hamburguesa vegetal o unas croquetas de verduras caseras, por ejemplo.
Me parece clave añadir semillas como topping, ya que así obtenemos el toque crujiente que siempre buscamos cuando comemos, para, así, masticar y eliminar el estrés. Además, nos hace tomar más conciencia en el acto de comer, lo que nunca podemos dejar de lado porque marca la diferencia. No sólo es importante lo que comemos sino también cómo lo comemos. Si comemos esta crema de pie, sin tomar conciencia, sin masticar bien y a toda prisa es imposible que aporte los mismos beneficios que si lo hacemos sentados, en un ambiente tranquilo, tomando conciencia y agradeciendo los alimentos.
La recepta
Ingredientes
- 1 buen puñado de eneldo (5 c.s. + decoración)
- 1 pepino
- 1 aguacate grande
- Zumo de 1 limón
- 1 vaso de agua (opcional)
- 1 ajo
- 1 c.p. de sal marina sin refinar
- 1 c.s. de levadura nutricional
- 1 c.s. de semillas de calabaza
- 1 c.s. de semillas de girasol
Preparación
- Limpiar bien el pepino. Si es ecológico no es necesario pelarlo.
- Cortar a dados.
- Pelar y cortar el aguacate a dados.
- En la batidora, poner el pepino, el aguacate, el zumo de limón, el ajo, la levadura nutricional, la sal y un poco de agua.
- Batir bien hasta conseguir la cremosidad deseada. Si es demasiado espeso se puede rectificar añadiendo un poco más de agua.
- Incorporar el eneldo y batir unos segundos para que se integre con la crema.
- En un plato de base honda, verter la crema y decorar con un poco de eneldo en el centro y las semillas alrededor.
Si la quieres más refrescante, ponerla unos minutos en la nevera.