Dicen que tener prejuicios no es bueno pero abro este libro con dos ideas preconcebidas en la cabeza.
La primera, la palabra milagro ligada a la salud de las personas no me acaba de gustar. La encuentro atrevida.
La segunda, conozco poco el tema del equilibrio del pH. He leído artículos (La importancia del equilibrio del pH del cuerpo) y he oído hablar a conocidos que relacionan el consumo de bicarbonato de sodio con la prevención del cáncer (y yo, cuando oigo la palabra cáncer, soy muy cauta).
Así que, cuando abro el libro y leo que, todo ello, no se puede hacer sin el visto bueno de los médicos, me quedo más tranquila y ya estoy más predispuesta a ver qué puedo aprender, del matrimonio Young.
Su hipótesis es que tenemos que equilibrar nuestros niveles de acidez, de PH, para encontrarnos bien, tener claridad mental, vitalidad, etc. «Olvídate de los índices de colesterol, de las calorías, los gramos de grasa, de la presión sanguínea, del azúcar, etc.», afirman, porque el valor más importante para la salud es el pH de la sangre y los tejidos, ya que los fluidos internos afectan cada célula del organismo.
A partir de esta idea, el libro desarrolla consejos de depuración, recetas (más verduras y menos carne y cereales, básicamente) y ejercicios que ayudan a alcalinizar el cuerpo.
Por cierto: curioso, por el nombre, el capítulo 7, que recuerda la nomenclatura de este portal: «Eres lo que bebes: agua, zumo y bebida verde».