Consol Rodríguez me cita en el Petit Brot, un espacio nuevo de Ciutat Vella en el que la comida viva y consciente ocupa delicadamente las estanterías con una cuidadosa selección de crackers, bolitas crudiveganas y chips de kale. Consol conoce todos los rincones de la ciudad en los que reinan los alimentos vivos de verdad. De vegetariana, pasó a ser vegana; y de vegana, a crudivegana. Esta artista visual y autodidacta publica ahora todo su aprendizaje en un libro que reúne todos los conocimientos que ha aprendido leyendo, de día y de noche, estudios científicos y publicaciones en inglés. Raw Food-Antiaging (Ed. Urano) es el libro imprescindible si queréis entender el mundo crudivegano.
Consol, cuando empecé a devorar las páginas, pensé: “¿Y las recetas? ¿Dónde están las recetas?”
¡Ja, ja, ja! ¡Están al final!
Es que en Kijimuna's Kitchen y en Soycomocomo publicas recetas deliciosas y pensaba: “¡Ay! ¿Ha hecho un libro teórico?” Pero no: primero la teoría y después ¡casi setenta recetas! Has hecho el libro en mayúsculas. Es una biblia y, además, es fácil de entender; y hay gráficos.
Yo soy artista visual de formación y quería hacerlo muy claro, sobre todo las partes del raw que crean confusión.
¿Qué genera confusión?
Cómo se germina. La gente no tiene claro cómo se debe hacer porque todo es nuevo. Explico todas las semillas y leguminosas que se pueden germinar en una tabla clara con el tiempo de germinación, el recipiente que se debe utilizar, las horas de remojo, la temperatura. ¡Ah! Y no es preciso nada especial. Yo uso un colador inoxidable que pongo sobre un bol; todas las semillas las germino así. Lo tapo bien con un paño de cocina, lavo las semillas y las cuelo.
¿Cuál es tu semilla preferida?
Me gustan mucho las de gira-sol. Son muy blanditas y tienen un sabor muy dulce. Y ahora ya no tomo la alfalfa ni las que son leguminosas.
Hablemos de eso, Consol. El raw estricto también bandea cualquier cereal o pseudocereal y las legumbres.
Sí. Todo lo que tiene mucho almidón. No lo hace todo el mundo, ¿eh? Las aves están adaptadas a una alimentación granívora. Comen cereales y pseudocereales, aparte de insectos, frutas y brotes, pero tienen una estructura digestiva compleja con buche y dos estómagos, un sistema cardiopulmonar mucho más potente que el nuestro –adecuado al metabolismo del almidón– y gastan mucho y muy de prisa volando. Nosotros no podemos gestionar todas estas cantidades de azúcar circulando por la sangre. Tenemos una gran dependencia de los productos con almidón.
Totalmente de acuerdo. Sin embargo, tú hoy llevas un pan hecho solo de semillas, un queso exquisito hecho de anacardos que envasas como si fuera un vino o un queso de verdad. Eso me hace pensar que, para ser crudivegano, debes saber cocinar mucho y tener mucho tiempo para deshidratar ya que, si no, no sales de la ensalada.
Las recetas del libro son bastante asequibles y para hacer la mayoría no hace falta deshidratadora; de una forma o de otra, en el día a día, se cocina más sencillo. Las ensaladas, si te gustan, son una fuente para inventar y para poner todos los colores del mundo con germinados, fermentados, semillas, frutos secos, etc.
Hablemos de la temperatura en general. El raw dice que si cocinamos los alimentos, se pierden las vitaminas y se reduce la capacidad metabólica de las enzimas. ¿Y al vapor?
Una cocción suave o floja y larga siempre es mejor que cocer a temperatura alta y a fuego rápido, pero cualquier forma de cocción genera una leucocitosis posprandial –que es el aumento anormal de leucocitos, de glóbulos blancos–; lo que quiere decir que el organismo recibe estos alimentos cocinados como si fuesen desconocidos y se siente atacado, y se generan pequeñas leucemias. El beneficio de comer crudo es que el sistema inmunitario se refuerza y los alimentos son mucho más nutritivos. La idea es comer los alimentos a la temperatura que tenemos el cuerpo, o sea 38-42 grados; temperatura ambiente.
¿Y el alimento cocinado, calentito, que sienta tan bien, Consol?
Se pueden hacer cremas o sopas (bueno, en realidad, batidos) que se pueden calentar con deshidratador. Ahora empiezan a salir hornos que ya llevan el deshidratador incorporado.
Hablemos de la combinación de alimentos. En el libros hay un gráfico sobre cómo comer para digerir mejor y asimilar más nutrientes.
Lo encuentro muy importante, sobre todo para la gente que tiene el sistema digestivo más delicado. Para digerir los diferentes componentes de los alimentos (azúcares, grasas, proteínas, ácidos, almidón, líquidos) el sistema digestivo tiene un mecanismo, tiempo diferentes y produce enzimas y ácidos diversos que muchas veces se inhiben entre sí. Eso significa que, si hacemos mucha mezcla de alimentos de naturaleza diferente, no digeriremos bien; si combinamos sin conciencia, los alimentos pueden fermentar, enranciarse o incluso crear putrefacción dentro del sistema digestivo.
Lo más básico sería: hacer pocas mezclas (de tres a cinco ingredientes por comida sería ideal); no beber líquidos mientras comemos, sino una hora o unos treinta minutos antes o dos horas después; comer sin prisas, con hambre y disfrutando; comer la fruta sola, como una comida, y sin mezclar frutas ácidas con dulces o muy dulces; y finalmente incluir mucha hoja verde y tierna siempre en todas las comidas (incluso cuando las combinaciones son malas, porque ayuda a digerir mejor, es muy nutritiva, antioxidante y alcalinizante y fabulosa para la salud intestinal).
¿Qué desayunas?
Como poco. Un zumo de limón con agua tibia y, si tengo hambre a media mañana, un pudín de chía con una leche vegetal o una fruta con índice glucémico bajo. Algún zumo verde…
Llegaste aquí porque en 2009 descubriste que tenías lupus. ¿Qué es el lupus?
Es una enfermedad autoinmune; el cuerpo se ataca a él mismo y no tiene cura. Te recetan inmunodepresores de por vida y, a veces, hasta diálisis.
Pero, ¿tú te lo tomas?
No. En el año 2009 estaba fatal. Tenía la boca llena de llagas y la cara hinchada. Un día, andando por la calle con aquellas pintas que traía, vi una clínica y entré. La doctora salía de pasar consulta y, cuando me vio en la puerta, dijo: “Tú tienes lupus!” Yo no sabía ni qué era. Era una doctora de medicina integrativa y hicimos un tratamiento de zumos y flores de Bach. En el fondo, es como todas las “condiciones” degenerativas, que no tienen cura. Pienso que no tienen cura porque no son enfermedades, sino que es el cuerpo que responde a situaciones de estrés continuado. Es decir, si suprimimos estos factores estresantes –por ejemplo, estrés, contaminación ambiente, alimentación inadecuada– todas estas enfermedades mejoran hasta el punto de revertir con constancia y tiempo.
Fotografías: Sergi Garnica