La acogida en casa de Bruno Oro es excepcional. Ensaya, y desde el rellano se oye como toca el piano. Carne de gallina. Es mucho más conocido por su carrera de actor pero desde pequeño está vinculado a la música y ahora ha aprendido a tocar el saxo. Disciplinado y constante, Bruno es un personaje poliédrico dentro y fuera del escenario y, en su día a día, toca muchas teclas: teatro, cine, televisión y, como músico y compositor, ya ha sacado su tercer disco. Con una sonrisa permanente me cuenta sus trucos para sentirse vital; una de las claves es ser exigente con la alimentación. Considera que comer no es un trámite sino un placer y, sobre todo, un aliado. “Cuando empiezas a ver que según qué no te sienta bien, debes cambiar y comprar alimentos nuevos; las digestiones pesadas te quitan mucha energía”.
¿Cuándo empezaste a cuidarte?
A mí siempre me ha gustado comer de todo, pero con la edad empiezas a ver que hay ciertos alimentos que no te sientan tan bien como antes: la carne, los lácteos, los dulces… cosas que a mí me gustan mucho, pero de las que no puedo abusar como antes porque el metabolismo va cambiando. La pasta, depende de la salsa, tampoco me sienta bien. Si pongo tomate, que según la medicina china es un elemento frío, a veces me hace daño.
¿Cómo has ido a parar a la medicina tradicional china?
Me trato con homeopatía y acupuntura y procuro hacer caso de los consejos de mi médico.
Volvamos al inicio, hubo algún detonante importante para tener más en cuenta qué comías,
¿verdad?
Hace un par de años tuve el Anisakis y desde entonces me cuido mucho más. Creo que lo cogí en Madagascar, porque allí comí pescado crudo. Después de meses de muchas molestias abdominales y sensación de náuseas, un médico me recomendó el análisis, que dio positivo. Lo pasé muy mal y supuso un antes y un después en mi forma de alimentarme.
Cuéntame qué comes para desayunar.
Tomo zumos naturales de naranja y limón o de zanahoria y manzana. Tengo una licuadora y, aunque a veces se haga pesado, siempre me preparo uno. Después, como una tostada de pan de espelta y kamut con jamón y a veces galletas y magdalenas de espelta para variar un poco. Hace un tiempo que procuro comprarlo todo de esta harina porque me sienta mejor. De hecho, sustituir la harina de trigo por la de espelta es uno de los cambios que he hecho que mejor me han ido.
¿Café o té?
Té; no tomo café.
¿Cómo compaginas el resto de comidas con el trabajo?
Los horarios son el problema principal porque no siempre puedo comer a las dos y cenar a las nueve. Cuando salgo del teatro tarde, tengo hambre porque antes no ceno. Como cuando acabo, pero si voy a dormir temprano no puedo hacer bien la digestión. Estos horarios hacen que cada día tenga una alimentación diferente y que el cuerpo no se acostumbre.
¿Has eliminado algo de la dieta?
Siempre he comido mucho pescado, pasta, verdura y arroz. Hace un tiempo he dejado de comer algunas cosas como el queso, que comía mucho y no siempre me sentaba bien. Ahora procuro comer menos y también menos pasta.
¿Has probado la pasta de espelta?
Aún no. Lo quiero hacer, pero como tengo familia italiana… ¡es algo que me hiere el orgullo! [Ríe.]
“Sustituir la harina de trigo por la de espelta es uno de los cambios que he hecho que mejor me han ido”
¿Compras productos ecológicos?
Sí, todo lo compro ecológico: la carne, la verdura, los huevos, las galletas… ¡Todo! El barrio de Gracia es perfecto para encontrar todo lo que necesitas. En los mercados hay muchas paradas ecológicas y el barrio está pleno de tiendas de dietética y de productos naturales. Algunas son un poco caras, pero considero que merece la pena. Con la alimentación no escatimo. Como consumidor me siento bien comprando este tipo de productos, pero también considero que son demasiado caros y que algunos responden a una moda.
A parte de la alimentación, ¿tienes más hábitos saludables?
Hago deporte y meditación. Cada día voy al gimnasio a nadar o a correr. Eso sí, voy a la hora que puedo. Si grabamos por la mañana, voy cuando acabo, y si no por la tarde. E intento meditar cada día un cuarto de hora: cierro los ojos y respiro. Es lo mínimo que puedo hacer para no perder los nervios teniendo en cuenta la profesión que tengo y mi ritmo de vida.
¿El trabajo en la tele y el teatro está reñido con un estilo de vida saludable?
Sí, claro. Los horarios varían mucho y son inestables. No siempre puedes descansar bien y es un trabajo muy estresante. También compaginas trabajos diferentes al mismo tiempo y a menudo vas tarde a la cama porque tienes función, pero te debes levantar temprano para ir a grabar a la tele.
¿Tienes tiempo de cocinar?
Sí, ¡y me encanta! Me gusta preparar platos sencillos. Con la pasta hago salsas más elaboradas, con setas, por ejemplo; sin embargo, en general, no me gusta preparar cosas muy elaboradas. Tengo un amigo que es un gran cocinero y siempre me pide que la pasta la haga yo. ¡La pasta es algo que se mama de casa! Cocinar me relaja mucho y me da buen rollo. Me pongo música…
¡Y un vasito de vino!
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Sí! El vino es otro mundo para descubrir y ahora puedes encontrar muchísima variedad de vinos ecológicos y, incluso, biodinámicos. No soy ningún experto pero hay ciertas denominaciones que me gustan mucho, como la del Empordà. Creo que la cultura vinícola vive un muy buen momento.
¿Qué plato saludable te gusta preparar?
Espaguetis con tomate cherry fresco, ajo, albahaca y parmesano.
¡Veo que las raíces italianas son fuertes!
¡Muchísimo! ¡La pasta me encanta! También me gusta mucho el pescado azul. La caballa es un pescado muy bueno y además es muy económico; es muy saludable porque tiene mucho omega-3 y no tiene tantos metales pesados como otros pescados, porque no es muy grande. El atún o el salmón están muy de moda pero tienen muchos. Comer siempre pescado grande no es bueno y se debe procurar comer variado: merluza, rape, sardina…
¿Te gusta ir a la pescadería?
Voy a menudo porque el pescado me gusta mucho. Lo preparo al horno o a la plancha con un chorrito de aceite de oliva y ajo, y ya está. Si te gusta el buen pescado en la calle Consell de Cent con Comte d’Urgell hay una pescadería que se llama La Maroteca. Puedes comprar pescado, pero además hay cinco mesas para comer o cenar. El propietario tiene un pequeño barco y pesca él mismo lo que después vende. Cuando te lo comes, ¡casi está vivo!
¡Pues habrá que ir! Eres exigente cuando sales a comer o cenar fuera?
Sí, mucho. Procuro evitar que sea un lugar de fritos y prefiero pagar más y estar seguro de que lo que como es de calidad: que el pescado sea fresco y salvaje, que el pollo sea ecológico, que no utilicen productos transgénicos… Busco el buen mercado y la buena cosecha.
¿Te lo han inculcado en casa, eso de tener una buena alimentación?
Sí, en mi casa se cocina mucho y todo el mundo sabe. Cuando hacemos una comida hay muchos platos en la mesa; ¡como mínimo cinco! Un plato de carne, dos o tres ensaladas, arroz… Cada uno se encarga de preparar uno. Desde pequeño me han acostumbrado a comer bien y soy muy exigente.