Uno de cada cinco alumnos de Primaria toma cada día una bebida con cafeína en el Reino Unido, según un estudio publicado en el periódico inglés The Daily Telegraph. Esta ingesta provoca que los niños se mantengan más horas despiertos durante el día, pero al día siguiente es causa de sueño en clase.
La dietista-nutricionista del Departamento de Endocrinología del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona Marina Llobet afirma que en Cataluña, “ha aumentado la ingesta de bebidas con gas, como la Coca-cola, según la percepción que tenemos en consulta, donde hay criaturas de cinco años que nos dicen que beben”. Nutricionalmente, el especialista no la recomienda, porque “esta bebida, como también las patatas chips, las bebidas azucaradas y los zumos, tendrían que aparecer en la alimentación de los niños solo una vez a la semana”.
Bebemos más refrescos que agua
Según datos del Departamento de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2012, los catalanes bebieron una media 3,5 litros cada mes de bebidas refrescantes, dato que aumentó en el mes de junio, cuando llegó hasta los 4,18 litros. Es decir, se consumieron más bebidas refrescantes que hortalizas (1,72 por persona en el mes de junio), legumbres (0,26), pescado (2,16) o pan (2,74).
Según Llobet, una lata de Coca-cola contiene unos 35 gramos de azúcar, equivalente a unos 4 o 5 sobres de azúcar. “Son calorías vacías, porque no contienen vitaminas, ni minerales, solo es azúcar que engorda”. A parte de la obesidad, “si los padres permiten u ofrecen bebidas con gas también están dando un mensaje educativo, que es educar en bebidas dulces”. Y cuando se está acostumbrado a beber y a comer dulce, “el umbral de este sabor aumenta, y el paladar se acostumbra a una proporción muy alta de azúcar.
Además, “las familias asocian las bebidas refrescantes o con gas con los días de fiesta, y dejan el agua como una bebida vulgar”. Los niños captan estas connotaciones, y, claro, optan por lo primero, “cuando, en realidad, el agua debe ser lo que beban”, continúa la dietista-nutricionista. De hecho, “cuando pregunto a los niños que vienen a la consulta por qué beben los refrescos con gas los días que no son fiesta, me responden que porque la encuentran en la nevera”. Esta es la causa principal, “no es preciso tenerlas porque debe ser una bebida muy excepcional, nunca diaria”, concluye.
Por otro lado, la doctora en Farmacia y especialista en Medicina Antienvejecimiento Gloria Sabaté cuenta que “si diariamente se beben refrescos light se aumenta en un 48% el riesgo de infarto”. Para afirmarlo, se basa en el estudio de la Universidad de Miami realizado por la doctora Hannah Gardener sobre las llamadas “Diet soft Drinks”, y publicado en la revista The Journal of General Internal Medicine.
Gloria Sabaté comenta que este riesgo, según cuenta el estudio americano, no aparece en las personas que toman refrescos light de forma esporádica. De hecho, las razones por las que estas bebidas, consumidas diariamente y con mucha frecuencia, van atadas al riesgo de infarto tampoco son claras, pero también podría ser porque “las personas que las beben hacen una dieta poco sana, realizan poco ejercicio”, afirma la doctora en Farmacia.
Finalmente, el dermatólogo Ramon Grimalt relaciona el acné de los adolescentes con la ingesta de los refrescos con cafeína, porque “son un excitante y pueden hacer aumentar la secreción de la hormona sebácea, causante de los granos, en una etapa, la adolescencia, en la que hay un cambio hormonal”. En este sentido, la doctora Gloria Sabaté también da como causa del acné el consumo de azúcar, que los refrescos contienen. “Hay estudios que aseguran que las personas que consumen más, y también siguen una dieta de alta carga glucémica (pan, arroz, pasta, harina), han tenido más acné”, concluye Sabaté.