Cola-destacada-300x200Lo vi en EEUU. Lo confieso: una vez, observé un bebé que bebía un biberón de leche mezclada con un refresco de cola que sus padres le habían preparado anteriormente. Mitad y mitad. Conté la anécdota a unos amigos y me aseguraron que en Cataluña también pasaba, pero sin leche, el biberón lleno de una bebida con cola. Me sorprende que se lo bebiera un bebé, pero también me asusto cuando veo que niños pequeños, que ya no van con sillitas, sino que tienen 4 o 5 años también beben este tipo de productos. Y algunos expertos me han dado motivos para sostener el escalofrío. Empezamos por los dietistas. En la segunda parte del artículo vendrá la opinión de los farmacéuticos.

Los jóvenes, los refrescos y el acné

“Adolescentes, refrescos y acné van ligados”, asegura el dermatólogo del Hospital Clínico Ramon Grimalt, autor del libro Salvemos la piel. Así de claro. Para empezar, hay que aclarar que los adolescentes tienen granos porque sufren un cambio hormonal que provoca que las glándulas sebáceas aumenten la producción de sebo. Entonces, la grasa se acumula en la piel y se forman las espinillas y los granos (lesiones inflamatorias). Para continuar, “las bebidas de cola son un excitante por su contenido en cafeína. Este excitante puede aumentar la secreción de la hormona sebácea”, que es la causante de los granos. Así pues, los adolescentes propensos a tener acné, facilitan la aparición de granos en la piel cada vez que beben un refresco de cola.

Los dietistas especulan sobre tres argumentos. El primero es el azúcar. “Un refresco de cola contiene 10,6 g por cada100 ml de azúcar, lo que equivale a unas 3,5 cucharadas soperas rasas por lata. Este exceso, así como el exceso de calorías asociado, puede contribuir a aumentar el riesgo de sobrepeso, obesidad, diabetes y caries”, detalla María Manera, dietista-nutricionista, responsable de Comunicación y Formación Científica de la Asociación Española de Dietistas nutricionistas.

El segundo argumento es la cafeína. “Las bebidas azucaradas tipo cola contienen cafeína, un estimulante del sistema nervioso central. Algunas investigaciones en niños muestran que el consumo moderado de alimentos o bebidas que contienen cafeína no se relaciona directamente con la hiperactividad ni con problemas de concentración. Ahora bien, en niños sensibles, el consumo elevado de cafeína puede producir efectos pasajeros como nerviosismo, irritabilidad o ansiedad”. De modo que no son aconsejables para los niños, porque “sus efectos sobre la salud no son suficientemente claros”.

Según sostiene la bibliografía, la cafeína contenida en una lata de cola es considerable, sobre todo si se compara con la equivalencia de otras bebidas. Muchos padres pueden prohibir el café a los hijos hasta la edad adulta, pero no se imaginan que en un inocente refresco de cola la criatura está tomando casi la misma cafeína que en un café.

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Y el tercer argumento es el nutricional. “Las bebidas azucaradas, en general, son muy pobres nutricionalmente porque, aparte del azúcar, no contienen ningún otro nutriente”. Además, la ingesta de una bebida de este tipo, sobre todo tomada antes o durante las comidas, puede provocar que se desplace el consumo de otros alimentos que sí son ricos en vitaminas, minerales, antioxidantes o fibra, como la fruta fresca, frutos secos, etc.

 

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert

Periodista

  @trinigilbert