Llega el verano y, ahora más que nunca, tenemos la necesidad de exponernos a la luz solar, tomar el sol, salir al aire libre y broncearnos para sentirnos atractivos y saludables. Pero, ¿por qué nos bronceamos?
Pues porque la exposición a la luz solar hace que la piel produzca más melanina y se oscurezca. La función de la melanina es protegernos de los rayos ultravioletas, que pueden quemar la piel y, con el tiempo, reducir su elasticidad y hacer que envejezca antes de tiempo. El melanocito, la célula productora de melanina, sintetiza la melanina, que es un pigmento que almacena en una especie de contenedores llamados melanosomas, que lo transportan a los queratinocitos, que son células epiteliales. Los queratinocitos se descaman continuamente, así que el bronceado se va a medida que estas células llegan a la superficie y se caen. Esto dura unos veintiocho días, el tiempo que tarda la piel en descamarse.
Beneficios y peligros del sol
La luz solar es esencial para los seres vivos y tiene efectos positivos como los siguientes:
- Un efecto psicoestimulante, que mejora el ánimo.
- A partir de un derivado del colesterol y por acción de los rayos UVB de la luz solar, la piel del ser humano sintetiza vitamina D3, indispensable para la salud (ósea, inmunitaria, de la piel…).
- Efectos terapéuticos para según qué enfermedades de la piel, como la psoriasis, vitíligo…
Pero también tiene un lado peligroso, y es que hacer una sobreexposición y no protegerse adecuadamente origina un efecto acumulativo de los rayos solares con unas consecuencias negativas como, por ejemplo:
- Quemaduras
- Fotodermatosis
- Insolación
- Fotoenvejecimiento (envejecimiento inducido por el sol)
- Fotosensibilidad
- Inducción al cáncer
Las manchas en la piel (lentigos solares, melasmas, efélides), elastosis solar (piel arrugada, más gruesa y áspera) son síntomas muy comunes del fotoenvejecimiento. Veamos en qué consisten:
- Efélides (los lunares): son unas manchas pequeñitas, normalmente aparecen en personas con la piel muy clara y que se queman fácilmente. De hecho, es una reacción defensiva ante la luz ultravioleta, son benignos y hay una predisposición genética.
- Lentigos solares: vulgarmente son lo que conocemos como “manchas del envejecimiento”, son mayores que las efélides y pueden aparecer hacia los treinta o cuarenta años, se localizan en las zonas más expuestas al sol (cara, manos) no desaparecen en invierno y no son cancerígenos, pero sí son un indicador de que ha habido una sobreexposición solar y que se ha producido un fotoenvejecimiento (daño causado por el efecto acumulativo de los rayos UV). En este proceso se producen radicales libres y oxidación que dañan la célula.
- Melasma: considerada también como una expresión de fotoenvejecimiento, aparece en las mejillas, parte superior del labio, frente y barbilla. Se conoce también como “máscara del embarazo” o “cloasma”. Evoluciona crónicamente durante años y reaparece o empeora con la exposición solar.
Los factores que aceleran su aparición son la exposición a la radiación UV y las hormonas femeninas, aunque investigaciones recientes nos dicen que la luz visible también tiene algo que ver.
Prevención y protección
Para prevenir los efectos nocivos del sol y protegerse de ellos, es básico hacerlo desde dentro y elegir, además, un buen protector solar tópico.
Para reparar desde el interior, OlioVita Sun de Vitae nos protege con antioxidantes como el extracto de pomelo y romero e hidrata y regenera todas las capas de la piel gracias al extracto de espino amarillo, rico en omega-7.
El aceite de espino amarillo se obtiene de las bayas y las semillas. Las semillas son muy ricas en omega-6, omega-3, y omega-9. Y el aceite que se obtiene del fruto representa la fuente más importante de omega-7. Como es tan rico en omegas ayuda a ralentizar el envejecimiento de la piel madura, y también protege la piel del fotoenvejecimiento y de los efectos negativos de los radicales libres.
De hecho, OlioVita Sun protege la piel de los rayos UVA, UVB, IR, ayuda a disminuir los efectos del fotoenvejecimiento y las manchas solares, y también nos ofrece protección ante alergias, quemaduras solares, rojeces y daño oxidativo gracias a los polifenoles de los extractos del pomelo y el romero. Además aporta hidratación, nutrición, elasticidad y firmeza a la piel. También contiene vitamina D, que es indispensable que tomemos de forma externa si no nos da el sol por lo menos 30-45 minutos a la semana, ya que unos niveles óptimos de esta vitamina favorecen una buena salud de la piel y en general. Además, los protectores solares tópicos impiden que la absorbamos.
Hemos mencionado los efectos nocivos del sol en la piel, pero si añadimos factores como la contaminación, el estrés, el tabaquismo y una dieta baja en frutas y verduras irá muy bien aportar un extra de antioxidantes.
La granada es un nutriente con mucha capacidad antioxidante y, aparte de ser un antiinflamatorio sistémico y protector cardiovascular, también está indicada para el envejecimiento de la piel.
Urinvita contiene granada, de hecho incluye un extracto estandarizado concentrado mediante la fermentación in vivo para asegurar que se absorbe mejor. Aporta también un concentrado de saúco y extracto de arroz, ambos con una gran actividad antioxidante. Es rico en vitamina C, que ayuda a que el sistema inmunitario funcione como es debido, y en betacaroteno (provitamina A), que protege la piel y mucosas de las agresiones externas.
Recordad: prevención y protección desde dentro para asegurar la salud de la piel.