Cada vez hay más personas que dan un paso adelante y deciden cambiar hábitos de vida, para mejorar la salud y apostar por un consumo, de todo tipo de productos, más sostenible. La apuesta por productos eco ya forma parte de buena parte de la población. Y en este sentido hay muchos compradores que, creyendo los falsos mensajes de muchos fabricantes, acaban adquiriendo productos que podemos calificar de falsa “cosmética natural”. Gracias a un marketing engañoso –el llamado Green Washing– y a la permisividad legislativa en este capítulo, la mal llamada cosmética natural, la que combina principios activos vegetales o minerales con otros ingredientes de química sintética, continúa ocupando metros y metros en los estantes de muchas tiendas.
Debemos continuar y persistir en la pedagogía del consumidor. Ha llegado la hora de que el comprador de la vuelta al producto y sepa leer de qué está compuesto aquel producto que tiene en sus manos. En este sentido, es esencial comenzar por los productos de consumo más cotidiano. Y en esta ocasión hemos decidido centrarnos en los desodorantes, un elemento que utilizan tanto mujeres como hombres, adolescentes y personas mayores. Porque sudar es natural y sano.
Ingredientes a evitar en desodorantes
Desodorante antimanchas, duración de hasta 72 horas, antitranspirantes, para pieles sensibles (supuestamente), hipoalergénicos, en spray, stick o roll-on… La oferta de desodorantes por parte del sector de la parafarmacia convencional es casi interminable. Casi tanto como la cantidad de ingredientes poco recomendables que han convertido el hecho de sudar en un tabú.
Entre los ingredientes más peligrosos encontramos el aluminio en sus diferentes variantes (Aluminium Chloride, Aluminium Chlorhydrate, Aluminum Chlorohydrex, Aluminum Chlorohydrex PG, Aluminum Fluoride, Aluminum Sesquichlorohydrate…) Este ingrediente, utilizado como antitranspirante, tapona las glándulas sudoríparas e impide que el cuerpo sude, que es una forma natural de regular la temperatura corporal y de eliminar sustancias que el cuerpo ya no necesita. Y es que impedir el sudor es una auténtica barbaridad para nuestro bienestar. Aun así, hay compuestos naturales de aluminio como las arcillas o la piedra de alumbre que no tienen ningún efecto nocivo y pueden ser utilizados sin problemas.
Otro de los ingredientes poco recomendables es el triclosán, con propiedades antibacterianas. Los parabenos (Methylparaben, Ethylparaben, Butylparaben, Propylparaben) tampoco nos aportan ningún beneficio, y por suerte cada vez se están eliminando de las formulaciones. Aunque estos parabenos se están sustituyendo por Phenoxyethanol, también con efectos nocivos. Tampoco podemos olvidar otros conservantes que aparecen en la etiqueta combinados con las palabras chloro, bromo o iodo.
Los ftalatos, que actúan como perfume –y otros derivados del petróleo (PEG, PPG, Polyehtylene, Ceteareth, Ceteth, Hydroxypropyl o de otros ingredientes acabados en –eth– son también muy habituales, pero poco recomendables.
Hay evidencias y estudios que muestran que todos estos ingredientes pueden acabar provocando cáncer –especialmente de mama–, problemas respiratorios, hormonales y endocrinos, alergias, dermatitis e irritaciones cutáneas o afectaciones al sistema reproductivo, entre otros. Unos efectos negativos que, en mucho casos, también acaban afectando el medio ambiente, especialmente el medio acuático, que es donde van a parar casi todos los residuos.
Cómo escoger un desodorante natural
La cosmética ecológica o bio no ha inventado nada nuevo. En la mayoría de casos ha aplicado la tradición y los conocimientos de la naturaleza para ofrecer productos respetuosos con el cuerpo y con el medio.
En el caso de los desodorantes bio es habitual encontrar bicarbonato (baking soda), que actúa como bactericida y elimina los olores poco agradables. También es habitual el almidón de trigo (cornstarch), la cera de abejas (beeswax) y el aceite de coco como base, que además es antibacteriano e hidrata. Los aceites esenciales de limón, lavanda o árbol de té, por ejemplo, sirven para añadir aroma, pero también para actuar contra la aparición de bacterias que provocan mal olor en las axilas.
Si usamos desodorantes que contengan estos ingredientes no sólo estaremos haciendo un favor al cuerpo, también estaremos cuidando el planeta.
#cambiatudesodorante
A raíz de la campaña #cambiatudesodorante, impulsada por Soycomocomo y Organics Magazine, son muchas las mujeres que se preguntan qué desodorante deben comprar que sea libre de tóxicos.
Precisamente, una de las marcas que recomienda Nina Benito, CEO de Organics Magazine, es We love The Planet, con certificado EcoControl y NCS. Esta marca holandesa cuida muchísimo tanto los ingredientes como la presentación. Podéis elegir el formato crema en lata de aluminio reutilizable o stick con cartón reciclado.
We Love the Planet tiene 8 fragancias que podemos elegir en función del aceite esencial utilizado. Todos los desodorantes son unisex, pero Forever Fresh y Might Mint (menta y romero) son ideales para personas que sudan mucho, incluso para hombres que tengan un sudor más fuerte, porque contienen aromas de aceites esenciales más potentes.
La línea So Sensitive y Sweet & Soft están formuladas sin bicarbonato y son ideales para pieles sensibles o alérgicas.
Si deseáis un efecto relajante, decantaros por Lovely Lavander, si os gustan los cítricos, Original Oranget y, si sois más suaves, Sweet Serenity, con esencia de rosas, miel y especias.
Cabe destacar la nueva fragancia de limón y bergamota, la Luscious Lime, que, junto con la de Sweet & Soft, son las dos referencias veganas. De hecho, la de lima y bergamota se está convirtiendo en uno de los aromas más demandados por la clientela de WLTP.
Hace unas semanas leí que un investigador inglés había descubierto que la molécula de la piedra de alumbre es muy grande y que podía penetrar en el organismo y acabar siendo cancerígeno. ¿Que opináis sobre ellos?