En los últimos años, la popularidad de las bebidas vegetales ha crecido considerablemente, por diferentes factores. El primero es que se ha producido un aumento del interés por la salud y, por tanto, de la conciencia por parte de los consumidores, que cada vez están más atentos a lo que comen. En segundo lugar, el aumento de las intolerancias a la lactosa y el avance en la detección de estas intolerancias han hecho que el consumidor valore la necesidad, a veces impuesta, del consumo de leche y de las posibilidades de prescindir de ella. El sustituto perfecto de la leche clásica parece ser la bebida vegetal: saludable, apta para veganos y vegetarianos y con diferentes sabores, adecuados para cada tipo de consumidor.Gosari

De todas formas, no todas las bebidas vegetales son iguales y hay que ir con mucho cuidado con lo que, a veces, se esconde detrás de las palabras “100% vegetal” o “100% natural”. A menudo pasa que lo que, en principio, tendría que ser una alternativa saludable a la leche también ha entrado en el sistema de la adulteración y modificación de la esencia del alimento con aromas y conservantes, para que sea más apetitoso a nuestros paladares, cada vez más acostumbrados a los productos procesados y tratados.

Es relativamente fácil prepararlas en casa para conservar todos los sabores y propiedades de los ingredientes, pero los costes son elevados, así como el tiempo que se tiene que invertir para prepararlas. Además, el otro inconveniente principal es que la duración en la nevera, sin el proceso UHT, se limita, como máximo, a dos días.

Por tanto, tanto si somos consumidores de bebidas vegetales como si estamos pensando en empezar a tomarlas, aconsejamos fijarnos en los ingredientes que figuran en el envase y evitar tomar las que contengan aromas añadidos, como el de vainilla o galleta, y enmascaradores del sabor original de la materia prima.monsoy

Con el objetivo de consumir más tranquilos los productos que podemos encontrar en el supermercado, os damos algunos consejos sobre en qué fijarse en el momento de mirar las etiquetas.

  • En primer lugar, se ha hablado mucho de los aditivos, que sirven, muchas veces, para mejorar la estabilidad y la durada de un producto, pero tenemos que tener en cuenta cuáles consumimos y, sobretodo, si son de origen natural. Con tal de saber si un aditivo es o no saludable, una buena idea sería consumir sólo los aditivos aprobados para la elaboración de productos ecológicos como podrían ser emulgentes –como la lecitina de girasol o de soja– o espesantes –como los carragenatos, la goma guar o la goma garrofín.
  • Por otro lado, acostumbramos también a encontrar productos que tienen aromas añadidos, que potencian el sabor y hacen que el producto sea más comercial, así que, si finalmente, escogemos un producto que lleva aromas, nos tenemos que fijar que sean naturales, y no naturales idénticos, que son de origen sintético.
  • Sobre los azúcares, es mucho mejor si son azúcares naturales (también llamados “naturalmente presentes” o “no sintéticos”) como los agaves o los jarabes. 
  • Finalmente, también recomendamos valorar si las calorías del producto provienen de azúcares o de grasas y ver si las grasas son saturadas o insaturadas, ya que, si las calorías provienen de grasas insaturadas, resultarían beneficiosas para el organismo, ya que ayudan a tener unos niveles normales de colesterol. yosoy

Por todo ello, en Liquats Vegetals, que fue la primera empresa española en la producción de bebidas vegetales ya hace casi 25 años, siempre nos hemos preocupado para que la bebida que ofrecemos a los consumidores –tanto la ecológica Monsoy, como la convencional Yosoy–, sea lo más parecido a lo que podríamos preparar en casa, sin conservantes ni aromas, con tal de respetar el sabor original de los ingredientes, pero con la comodidad de un envase que permite conservarla hasta un año.