shutterstock_87198706-compressor-e1460723693931En los últimos años, los ginecólogos han detectado un aumento de mujeres que sufren irritaciones, picores y alergias en su zona vaginal, y que afectan seriamente a su calidad de vida. De hecho, hasta un 20% de las visitas de las consultas ginecológicas se deben a este tipo de patologías (*). Nos hemos acostumbrado a ver anuncios de fármacos para aliviar estas molestias, como si sufrirlas fuera algo normal y habitual; y, sin embargo, no lo es. Estas dolencias pueden estar relacionadas con el tipo de productos de higiene femenina que usamos, que, en muchos casos, y sin que la mujer sea consciente de ello, están elaborados con plástico, celulosas, viscosas y otros productos petroquímicos que la piel sensible de muchas mujeres no tolera. La correcta elección de este tipo de productos es vital para la salud, ya que generalmente una mujer suele usar unos 20.000 productos de higiene íntima a lo largo de su vida, entre tampones, compresas y protegeslips. Estos protectores están en contacto directo con la mucosa vaginal, una de las partes del cuerpo más porosas y absorbentes, y facilitan la entrada de cualquier ingrediente químico hacia el torrente sanguíneo.

Si preguntásemos a una mujer si está dispuesta a llevar compresas o tampones de plástico, seguramente diría que no. Sin embargo, probablemente es lo que está usando debido al desconocimiento y confusión respecto a la composición de estos productos. Lamentablemente, la mayoría de marcas no informan de los ingredientes en sus etiquetas porque la ley no las obliga.

Hay algunos envases que incluso incorporan las palabras ‘algodón’ o ‘cotton’, pero en realidad ni siquiera lo contienen. Normalmente están elaborados con fibras artificiales y petroquímicos. El uso continuado de las fibras sintéticas y plásticos en contacto con la piel de la vagina puede llegar a afectar la transpiración, y generar un microclima de calor-humedad que facilita la proliferación de bacterias y hongos. Como consecuencia pueden aparecer picores, y por desconocimiento, muchas mujeres entran en una espiral de excesiva higiene, e incluso pueden llegar a tomar antifúngicos, que destruyen la flora vaginal e impiden que ésta ejerza de protección natural sobre irritaciones, picores y alergias.

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El algodón ecológico, la opción natural y saludable

Para evitar este tipo de patologías, que afectan en gran medida a la calidad de vida, los ginecólogos y obstetras recomiendan el uso de productos elaborados con algodón ecológico puro. Al no contener productos químicos ayudan a prevenir el riesgo de irritaciones, picores y alergias, y la ausencia de residuos tóxicos en contacto con la piel ayuda a mantener la zona sana y limpia. Entre sus principales características destacan múltiples beneficios:

  • Es hipoalergénico y respeta el pH fisiológico de la mujer sea cual sea su edad. Así, no altera la acidez natural de la mucosa vaginal, y permite que la flora de la zona actúe de forma natural como protectora de las infecciones.
  • Su transpiración permite el paso del aire a través de sus fibras a la vez que retiene el flujo. Por ello garantiza un nivel óptimo de humedad, y permite el justo intercambio de humedad con el exterior, lo que reduce la deshidratación.
  • Suavidad y absorbencia: pocas fibras son capaces de aportar un tacto tan agradable como el algodón, a la vez que tiene igual o más capacidad de absorción que las compresas o tampones tradicionales.

Además, los productos de higiene femenina de algodón 100% ecológicos certificados pasan por un control exhaustivo que garantiza que en su cultivo no se han utilizado pesticidas ni herbicidas. También evitan el uso de viscosa y están purificados sólo con agua oxigenada, sin cloro o dioxina, un componente tóxico para el aparato reproductivo.

Revisa la composición de tus productos de higiene

A la hora de escoger protectores, lo más recomendable es evitar los productos elaborados con fibras sintéticas. Si no sabes de qué están hechos los que sueles usar, revisa su composición. Probablemente te sorprenderá no encontrar ninguna lista de ingredientes. Ten en cuenta que si no pone algodón 100% ecológico (y para más seguridad, certificado) lo más probable es que contengan ingredientes artificiales y químicos como los siguientes:

  • Viscosa (también conocida como rayón): es una fibra de celulosa que se obtiene de la pulpa de la madera tras duros tratamientos con productos químicos y mecánicos.
  • Cloro y dioxinas: la viscosa o celulosa se suele blanquear con cloro, y durante este proceso puede generar dioxinas que pueden permanecer en sus fibras. La dioxina se considera potencialmente cancerígena y tóxica para los sistemas inmunológico y reproductivo.
  • Poliéster/polietileno/ polipropileno: plástico cuyo origen está en el refinamiento del petróleo. Uno de los problemas de estos materiales sintéticos es su falta de transpiración, lo que suele alterar la flora vaginal, y provocar acidez y síntomas como olor fuerte, picores y molestias, flujo abundante y molestias en las relaciones sexuales.
  • Perfume: detrás de un aroma artificial se esconden complejas composiciones químicas, algunas de las cuales están catalogadas como disruptores endocrinos.

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Tampones sintéticos: ¿por qué pueden irritar?

Hay que tener en cuenta que los tampones están en contacto permanente con las paredes vaginales. Al permanecer varias horas en un entorno húmedo y absorbente, las fibras pierden consistencia, lo que puede provocar que, al extraer el tampón, las fibras sintéticas se queden pegadas a las paredes vaginales, lo que las podría irritar. De hecho, muchas mujeres tienen que dejar de usar tampones porque en días de poco flujo la extracción del tampón es desagradable; les ‘rasca’, y les causa microheridas.

Para evitarlo, es recomendable usar tampones de algodón ecológico que contengan un velo de seguridad que impida que las fibras se desprendan. Asegúrate de que en el envase esté indicado que lo contiene. Si no estás segura, ponlo en remojo en un vaso de agua durante unas horas y observa si poco a poco las fibras se van desprendiendo del núcleo y quedan flotando (foto A). Eso quiere decir que no contienen un velo de seguridad. En cambio, en la foto B se puede ver cómo, aunque pasen muchas horas, los tampones de algodón ecológico y con velo de seguridad no pierden consistencia y sus fibras no escapan del núcleo absorbente.

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El algodón ecológico cuida el entorno

Los cultivos de algodón ecológico siguen una normativa destinada a proteger el medioambiente y la salud de los cultivadores, además de potenciar la actividad comercial de los países en vías de desarrollo. A diferencia del cultivo del algodón tradicional, no usan ningún tipo de pesticida, fungicida, insecticida, ni fertilizantes químicos, y son beneficiosos para crear más O2 y proteger la capa de ozono. Además, se contribuye a evitar la tala de árboles para la obtención de pulpa de celulosa. Para hacernos una idea del impacto ambiental que implica utilizar productos que no sean de algodón, cabe recordar que de cada 100 kg de algodón se obtienen 95 kg de fibras puras, mientras que por cada 100 kg de madera tratada químicamente sólo se obtienen 50 kg de celulosa. Y mientras que la plantación de algodón es anual, un nuevo árbol necesita 10 años para desarrollarse. De esta manera, el cultivo de algodón ecológico mantiene el ecosistema sin alterar el equilibrio natural, la fauna y la flora del entorno.

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(*) Fuente: Puig Tintoré, L.M; Ordi, J; Toré, A.; Cararach, M.; Palou Aymerich, J. Atlas Digital de Enfermedades de la Vulva. AEPCC, Barcelona, 2005.