Predictor

Evolución del feto

Durante esta semana, el embrión, que ya se ha implantado en el útero, mide entre 0,36 y 1 mm de longitud y tiene una actividad constante e intensa. El grupo de células se empieza a diferenciar en tres láminas –ectoderma, endoderma y mesoderma− que darán lugar a los futuros órganos; es lo que se denomina disco trilaminar: el ectoderma originará el sistema nervioso central; el endoderma, el trato gastrointestinal, el páncreas, el hígado y la tiroides; y el mesoderma, los huesos, los músculos y el sistema sanguíneo. También se está formando la cavidad amniótica y, dentro, el líquido amniótico. La placenta, encargada de aportar el oxígeno y los nutrientes de la madre al hijo, también se está empezando a formar.

Alimentación de la madre

Probablemente haya mujeres que durante esta semana no tengan ningún síntoma de embarazo, mientras que otras empiecen a percibir un cansancio notable e incluso náuseas o vómitos. Como cada embarazo es único y singular, a partir de ahora es necesario escuchar al cuerpo, hacer caso de sus necesidades y entender que, durante nueve meses, un porcentaje elevado de energía se dedicará a la gestación del futuro bebé.

La alimentación, por lo tanto, tiene un papel fundamental, y a pesar de que no debemos obsesionarnos si, debido a las náuseas, los vómitos o el cansancio, no podemos llevar a cabo la dieta que nos gustaría, tenemos que ser conscientes y tenerla preparada para cuando se pueda poner en práctica.

¿Qué nos puede empezar a pasar a partir de ahora?

    • Que no tengamos suficiente hambre.
    • Que no nos apetezcan algunos tipos de alimentos.
    • Que nos molesten ciertos olores: de pescado, de fritos, cremas, etcétera.
    • Que queramos los platos que nos cocinaba nuestra madre.
    • Que tengamos ganas de comer productos poco naturales que consumíamos de niñas en detrimento de otros más sanos.
    • Que tengamos necesidad de comer poco y a menudo.

¿Qué dieta tenemos que seguir?

Según Montse Bradford, autora de La alimentación de nuestros hijos (Oceano-Ambar), durante el embarazo necesitamos una aportación extra de hierro, calcio, proteínas y ácido fólico; en este sentido, habrá que incrementar el consumo de algas –especialmente la dulse-; de verduras verdes como el brécol o la escarola; de legumbres –como las lentejas–, de semillas –mejor si son de calabaza−; y de pescado fresco, preferiblemente azul y rojo. Si queremos una aportación extra de proteínas no hay que recurrir a las carnes rojas, las aves o los embutidos, podemos optar por los frutos secos, el tofu, el tempeh o el seitan y así evitaremos las grasas saturadas. El ácido fólico ayuda a prevenir posibles deficiencias en la formación del feto y, por lo tanto, consumirlo es muy recomendable, sobre todo durante los tres primeros meses. Está en las verduras de hoja verde y en las coles de Bruselas; en las nueces y frutos secos; en los cereales integrales; y en las verduras de temporada, especialmente si no las cocemos durando mucho tiempo.

Náuseas

Si la madre empieza a sufrir náuseas desde el primer mes de embarazo es importante reducir líquidos; fruta; zumos; estimulantes; alimentos crudos; azúcares y especies. Por el contrario, optaremos por los productos salados y secos como las tostadas con paté (de olivas o pescado); condimentos de algas; galletas de arroz o ciruelas umeboshi. A muchas mujeres les es útil comer poco y a menudo, mientras que otras necesitan tumbarse y descansar.

Atención: La información ofrecida en esta sección es genérica -tanto en cuanto a la evolución del feto, como la alimentación de la madre y en la complementación nutricional. Para tener un asesoramiento directo, se recomienda consultar el ginecólogo o un nutricionista especializado.