Desarrollo del bebé: Ya pesa unos 700 gramos, mide unos 22,5 centímetros y se continúa desarrollando frenéticamente. A final de esta semana, los capilares que tiene bajo la piel se empezarán a llenar de sangre y los pulmones se prepararán para respirar. Como cuenta Heidi Murkoff en Qué se puede esperar cuando se está esperando (Ed. Medici) “el bebé aún no está listo para respirar fuera del útero, aunque los pulmones empiezan a generar surfactante, una sustancia que los ayuda a expandirse después del parto, a pesar de que no estén bastante maduros para enviar oxígeno a la sangre y liberar dióxido de carbono –lo que se conoce clásicamente como “respirar”. Por cierto, hablando de respirar, según el especialista en embarazo y nutrición, durante estos días, los orificios nasales del bebé, que hasta ahora estaban tapados, se empiezan a abrir. Eso le permite iniciarse en la fantástica práctica de la respiración. ¡Ah! Las cuerdas vocales ya funcionan, y eso le provocará hipo de forma ocasional (que, seguramente, la madre notará).
Alimentación de la madre: Al inicio de la recta final, ¡menos condimentos y más cereales!
Estamos en la semana 25, es decir, a las puertas del tercer trimestre de embarazo. Es momento de preparar el cuerpo para el gran día y de relajarnos, apartando miedos y tensiones. La madre gestante aún necesita reforzarse y mineralizarse, pero de forma más suave que durante los primeros meses de embarazo. Según Montse Bradford en La alimentación de nuestros hijos (Océano Ambar), no podemos seguir tomando la cantidad de sal y condimentos que el cuerpo podía asimilar al inicio de la gestación; por lo tanto, hay que rebajarlos en favor de los cereales, la pasta y el pan integrales, el pescado, las legumbres, las verduras biológicas y la fruta fresca de temporada. Bradford también apuesta por comer cada día fruta seca, semillas, algas, aceites pensados en frío, leche de cereales o de fruta seca, infusiones, té sin estimulantes y cafés de cereales. A la hora de cocinar, recomienda condimentos salados como salsa de soja, umeboshi o sal marina –siempre reducidos ligeramente– y terminar las comidas con fruta ligeramente cocida y postres de buena calidad.
Atención: La información ofrecida en esta sección es genérica -tanto en cuanto a la evolución del feto, como la alimentación de la madre y en la complementación nutricional. Para tener un asesoramiento directo, se recomienda consultar el ginecólogo o un nutricionista especializado.