Quemaduras solares: podéis aplicar cada 10 minutos gel de aloe sobre la zona afectada para que cicatrice mejor o poner un trozo de hoja pelada con un esparadrapo. También se puede mezclar el gel de aloe con dos gotas de aceite esencial de lavanda. Y si no tenéis ninguno de estos dos productos, podéis optar por cortar una patata en rodajas y aplicarla sobre la zona que se ha quemado. Si la patata está fría, creará una sensación de alivio más intenso, tal como explican Olga Cuevas y Lucía Redondo en el libro Tratamientos naturales al alcance de todos. Además, cabe recordar que se deben utilizar buenos protectores solares con filtros físicos, evitar las horas de máxima exposición solar y tomar el sol de manera gradual. Sobre todo, se debe tener especial cuidado con los niños, ya que tienen la piel muy sensible.
En caso de hongos en los pies: aplicaos unas gotas de aceite esencial de árbol de té. En caso de pieles sensibles, hay que diluirlo con un poco de aceite vegetal. También os irá bien aplicar talco de arcilla o de aloe para asegurar que la zona queda bien seca. Un remedio que proponen Olga y Lucía en su libro es el de preparar una infusión de jengibre con unos 30 g de raíz rallada por una taza de agua hirviendo, dejar reposar, colarla y aplicarla dos veces al día sobre la zona afectada y dejar que se seque al aire libre. Pero también será necesario que reviséis vuestra dieta y que evitéis alimentos dulces, ya que si no favoreceréis un organismo propicio a presentar infecciones, un organismo o “terreno” ácido. Quizás convendrá complementarla con pre y probióticos para fortalecer las defensas. Para evitar la aparición de los hongos, también es importante secarse bien los pies (sobre todo la zona de los pliegues, entre los dedos), no ir descalzo, optar por calzado abierto -así se evita la sudoración excesiva- y rehuir los calcetines o el calzado que no deje transpirar.
Picaduras de medusas: conviene que limpiéis la zona de la picadura con agua salada, nunca con agua dulce, porque os haría más daño. Una vez que la piel esté limpia, poneos jugo de limón y gel de aloe. La aplicación de hielo envuelto en un paño también aliviará el dolor.
Picaduras de mosquito: tenéis que poneros unas gotas de aceite de cidronela, bien aplicadas mediante difusión atmosférica o con un aceite base. Cuando ya nos han picado, la arcilla o el gel de aloe son unos grandes remedios naturales.
Picaduras de abeja: es necesario que quitéis el aguijón de la piel y que apliquéis una compresa empapada con una mezcla de vinagre y agua fría al 50 % para neutralizar el veneno. Además, irá muy bien hacer un parche de arcilla.
Irritación ocular, conjuntivitis: puede utilizar gotas estériles de eufrasia, hamamelis y manzanilla. También podéis recurrir a un spray ocular de agua de mar Quinton. También van bien las compresas de manzanilla o aplicar una rodaja de pepino en cada ojo. De este modo, aliviaréis los ojos inflamados e irritados. Otro remedio es el de hacer zumo de perejil, ya que gracias a su contenido elevado en clorofila ayuda a desinfectar y desinflamar. Se limpia el perejil y se tritura en un mortero. La pasta resultante se pone sobre una gasa estéril y se aplica presión para sacar el jugo. Aplicad 2 ó 3 gotas en cada ojo con ayuda de una gasa estéril.
Golpes, contusiones: podéis aplicar una crema de árnica y harpagofito sobre la zona afectada. También podéis hacer compresas frías de vinagre mezclando una parte de vinagre con dos de agua fría. Mojad unas telas de algodón en la mezcla y envolved la zona que deseáis tratar. Es un remedio natural que también va bien en casos de piernas hinchadas y pesadas.
En caso de picaduras de medusas
En el libro Tratamiento natural al alcance de todos, de la bioquímica Olga Cuevas y la nutricionista Lucía Redondo, nos dan unas pautas sencillas en caso de que nos pique una medusa. Y son las siguientes:
– Protegeos las manos con unos guantes de goma gruesos y retiraos los restos de la medusa adheridas a la piel con pinzas o raspando con una tarjeta de crédito. Inmovilizad la zona afectada. Es conveniente que os acerquéis a la caseta de socorro para identificar el tipo de medusa y que os puedan aplicar el tratamiento más adecuado.
– Lavaos la piel con agua salada, nunca con agua dulce, porque activaría la toxina que suelta el animal.
– Poneos repetidamente compresas empapadas de suero fisiológico, agua de mar o una cataplasma a base de arcilla con agua de mar. En caso de que la inflamación sea muy grande, aplicaos frío con bolsas de hielo envueltas con un paño.
– En caso de que los síntomas empeoren, es necesario que vayáis a un centro sanitario. Puede tratarse de una reacción alérgica importante.
– Para más información, os recomendamos el libro Tratamientos naturales al alcance de todos, de Olga Cuevas y Lucía Redondo, en el que encontraréis muchos otros remedios naturales.