Mucha gente, con la mirada puesta en el buen tiempo, quiere empezar a hacer dieta para perder los kilos que ha ganado durante el invierno. ¿Qué dieta hay que seguir? ¿Cómo se debe hacer? En la primera parte de este artículo compartimos experiencias con gente que ha hecho dietas “poco saludables” o que han eliminado alimentos que su cuerpo no toleraba bien; en la segunda parte, explicaremos el criterio que siguen nutricionistas de renombre como Blanca Galofré o la doctora Montse Folch a la hora de plantear una dieta para perder peso.
Las dietas de éxito que no debemos seguir
Empezamos con lo que no deberíamos hacer. ¿Cuáles son, pues, las dietas que no se recomiendan? Es evidente que los extremos nunca son buenos. Dietas como la Dukan -o la Montignac- han tenido mucha repercusión mediática, pero a la vez han sido profundamente cuestionadas por muchos profesionales de la salud. No son dietas recomendables porque son principalmente hiperproteicas y generan mucha toxicidad en el organismo, que puede conllevar problemas a corto o largo plazo. Es el caso de Natalia, que nos cuenta que hace tiempo quiso hacer dieta para adelgazar y que siguió el consejo del médico, que le recomendó una dieta hiperproteica a base, principalmente, de barritas. “Al cabo de unas semanas sin obtener ningún resultado positivo, paré porque, a raíz de comer básicamente barritas, tuve una anemia muy severa. A partir de esta mala experiencia, nos comenta, “empecé a interesarme por comida ecológica y por el naturismo. Y ahora me encuentro mejor que nunca. De hecho, soy una gran seguidora de la revista Soycomocomo”.
El fanatismo por los alimentos “light”
En la lucha contra la obesidad, la industria alimentaria ha ido incorporando ingredientes nuevos con el objetivo de ayudar a los consumidores a alcanzar un peso adecuado. Ha sacado al mercado la gama de alimentos light y de alimentos desnatados. Realmente es un reclamo muy potente para quien está siguiendo una dieta de adelgazamiento y tiene necesidad de “pecar” sin sentirse mal. ¿Inconvenientes? Bastantes. Aunque en el etiquetado se afirme que son productos sin azúcar, la mayoría están elaborados con edulcorantes artificiales que, además de no ser muy recomendados, acostumbran al paladar a consumir alimentos extremadamente dulces. No educan, ¡malacostumbran!
Así pues, las dietas hiperproteicas no son nada recomendables en el tiempo. Entonces, ¿por qué tienen tanto éxito? Pues sencillamente porque la persona que sigue la dieta nota unos efectos de reducción de volumen y de peso realmente sorprendentes. Pero no hay que dejarse engañar. Lo que ha perdido es agua, no grasa; por tanto, cuando vuelva a comer un poco más, recuperará el peso con la misma rapidez que la ha perdido. La pérdida de grasa acumulada no es fácil y cuesta tiempo y cambio de hábitos.
Alimentos que a veces nos hacen la puñeta
A veces también nos encontramos alimentos que no toleramos bien, y que favorecen problemas de retención de líquidos, por ejemplo. María nos cuenta que “siempre he sido muy delgada, pero hace ocho años, engordé muchos kilos de golpe. Entonces, intenté adelgazar un poco, porque me veía, más que gorda, hinchada, y me costó muchísimo bajar un par de kilos. Cuando, por culpa de una enfermedad, cambié la alimentación (harinas integrales, cocciones más ligeras, fuera grasas trans, carnes grasas y lácteos…) adelgacé todo lo que había engordado sin pasar hambre. Ahora como todo lo que quiero, siguiendo los criterios de una alimentación sana, como los de Soycomocomo, y mantengo mi peso de siempre.
Objetivo: alcanzar un peso que dure para siempre
Francina lo tiene claro. Con cuarenta años comenzó con un climaterio prematuro y además decidió dejar de fumar. Resultado: en dieciocho meses aumentó dieciocho kilos. Primero optó por una dieta hipocalórica y hiperproteica: realmente bajaba, pero recuperaba el peso con mucha facilidad, porque la dieta que seguía era muy estricta, aburrida y difícil de seguir. Gracias a sus conocimientos de nutrición y medicina natural, optó por una segunda vía: seguir una dieta basada en el sentido común con objetivos a medio-largo plazo, sin prisa, porque el objetivo es alcanzar un peso adecuado que dure para siempre. ¿El secreto? Hacer cambios importantes en los hábitos nutricionales. “Primero”, nos comenta “hay que favorecer la eliminación de líquido retenido con medios naturales como beber agua en abundancia, zumo de limón natural, infusiones, extractos de plantas medicinales; reducir la sal y sustituirla por especies como el perejil, el cilantro, el jengibre…; también es interesante procurar mantener un buen tránsito intestinal con la fibra de la dieta y plantas medicinales; si se tiene ansiedad, va bien ayudarse de la medicina natural con masajes y ejercicios de relajación; además de eliminar los alimentos poco recomendables como la pastelería, harinas y azúcares refinados, fritos; y priorizar la calidad de los alimentos antes que contar calorías. Se trata de basarse en una dieta rica en verduras, frutas, cereal integral y legumbres, y reducir la proteína animal; hacer cocciones suaves como vapor, plancha, hervidos o horno, e incluir el ejercicio físico en el hábito diario. Ahora, cuando hago excepciones, no me siento culpable, y con estos hábitos nuevos que he incorporado me encuentro mucho mejor”.