jordina textoJordina Casademunt. Experta en nutrición natural y deportiva, diplomada en Dietética y Nutrición Humana (UB), graduada en Naturopatía (CENAC), posgraduada en Comunicación Médica y Salud por la UPF y máster en Edición (UOC).

¿Cómo debería ser la alimentación de una madre lactante?

El sentido común nos indica que la calidad nutritiva de los alimentos que una madre consume es muy importante para su salud y para una buena lactancia. Si la madre se alimenta de cereal integral, proteína de buena calidad, verduras, frutas y grasas saludables procedentes de aceites de buena calidad de frutos secos y semillas oleaginosas tendrá mejor salud que una que se alimente de refinados, dulces, alimentos procesados y de poca verdura y fruta. La alimentación repercute en la salud de la madre, en la del bebé y en la lactancia.

Los profesionales sanitarios recomiendan, de forma rutinaria, aumentar las calorías de la dieta (aproximadamente, unas 500 al día) y el calcio, pero poco más. De manera general recomiendan comer igual que siempre. Afortunadamente, sin embargo, cada vez hay más expertos que dicen que el tipo de alimentos que se consumen es mucho más importante que el simple incremento de calorías. Resumiendo, la madre lactante debe seguir las recomendaciones establecidas por los organismos de salud teniendo en cuenta que lo importante es potenciar los alimentos que suman (verduras, frutas, cereal integral, legumbre, pescado, carne y lácteos (si se toma), huevos, frutos secos y semillas oleaginosas) y excluir los alimentos que resten (dulces, refinados, fritos, procesados).

¿Esta alimentación incide en la calidad de la leche que se produce?

Sí. Sabemos que la lactancia materna es el mejor alimento para el bebé. Pero una madre alimentada con alimentos procesados –como la bollería industrial, las margarinas o los fritos, por ejemplo–, puede tener más grasas trans, que pueden favorecer los problemas cardiovasculares. Además, una madre que se alimente de azúcares y cereales refinados, y poca verdura y fruta –una dieta pobre en vitaminas del grupo B y minerales, por lo tanto– necesitará recurrir a sus propias reservas para lograr una leche que nutra a la criatura. Tenemos la gran suerte de que la mujer está perfectamente diseñada para alimentar y compensar posibles déficits nutricionales para ofrecer una leche de calidad. Por eso es tan importante que la madre siga una alimentación saludable, por su propia salud, para potenciar los beneficios nutricionales de este gran alimento y para evitar pasar a la leche sustancias nocivas para el bebé.

“La leche materna puede variar poco –desde el punto de vista nutricional– según la alimentación que haga la madre pero a costa de su salud”

Aunque la madre haga una dieta pobre –ya sea porque es nutricionalmente inadecuada o demasiado baja en calorías o ambas cosas–, puede producir suficiente leche para el bebé (hay casos y casos, claro). Eso es especialmente cierto durante los primeros meses de la lactancia, que es cuando la madre tiene reservas extra, pero a medida que las reservas –sobre todo de grasa– se agotan, la cantidad de leche puede disminuir. Una falta de proteínas, por ejemplo, puede destruir el tejido corporal magro; una insuficiencia de calcio, puede desencadenar una pérdida importante de este mineral en los huesos, además de causar agotamiento y menguar la sensación de bienestar. Este sobreesfuerzo puede pasar factura.

“¡La importancia de la calidad de la alimentación de la madre lactante está en alza!”

Investigaciones:

Aunque hay poca investigación científica por lo que respecta al impacto del estado nutricional de la madre en la calidad de la leche materna encontramos algunos artículos que hablan de ello, como este ejemplo: Advances in Nutrition, an international review journal. En este artículo se refuerza la importancia de comprender mejor la relación entre el estado de micronutrientes de la madre y la calidad de la leche materna, no solo en las regiones donde la calidad de la dieta es pobre, sino también en el mundo occidental.

Sobre pescado y marisco: Actualmente, los organismos de salud pública recomiendan a las mujeres embarazadas y lactantes limitar el consumo de pescado y marisco con riesgo alto de metilmercurio. Además, proliferan las investigaciones en materia de calidad de la leche materna, que se centran en las vitaminas del grupo B, el ácido graso DHA.

Sobre las proteínas: Un trabajo hecho el 2010 por José Luis Gómez Llorente del Departamento de Pediatría de la Universidad de Granada, y dirigido por Cristina Campoy, destaca que un 94% de las mujeres hace una dieta con un contenido proteico superior a las RDA y que tiene déficit de vitaminas A y E, como también de hierro. Según el facultativo, las madres lactantes pueden mejorar notablemente la composición de su leche optimizando la dieta según las recomendaciones internacionales.

Sobre la grasa: Otro artículo relaciona el estado nutricional de la madre con la concentración de grasa y, por lo tanto, con el contenido de energía materna y también con la composición de ácidos grasos y propiedades inmunológicas. También señala que hay alguna evidencia que la dieta influye en la concentración de vitaminas de la leche materna; los minerales son menos variables, con excepción del selenio.

También podéis consultar el artículo “Maternal fatty acid status during pregnancy and lactation and relation to newbornand infant status”.

¿Cómo podemos saber si nuestra leche alimenta al bebé correctamente?

Si el niño acaba la toma y se queda tranquilo y relajado podemos estar seguros de que es así; si continúa inquieto, puede ser o bien que se encuentre mal o que no se haya saciado correctamente. Pero sobre todo, se ve que está bien alimentado con su crecimiento, es decir, que aumenta peso favorablemente.

¿El descanso es fundamental en la rutina de la madre lactante? ¿Por qué?

Como en la pregunta anterior, me baso el sentido común, que a menudo olvidamos. A pesar de que no soy pediatra ni especialista en el sueño, creo que, con un buen descanso, el cuerpo –tanto la parte física como la psicológica– funciona y responde mejor. Si la madre descansa bien, la lactancia irá mejor y no habrá tanto estrés.

¿Es verdad que hay algunos alimentos que dan mal sabor a la leche?

Hay diversos estudios que demuestran que el sabor cambia, pero no por eso es preciso evitarlos. Depende de la decisión personal de cada madre, de cómo reaccione el niño y de cómo le siente la leche. En principio no hay ningún problema. La leche materna no es un alimento de sabor invariable, sino que se condimenta por los compuestos ingeridos y transmite una fuente rica de experiencias quimosensoriales para el lactante. Es una buena experiencia.

Gemma Castanyer
Gemma Castanyer