46001784 - crisp crunchy organic vegetable chips with fried or oven-baked potato and beetroot chips served as a finger food snack on a wooden chopping board with sea salt and copyspace

Cuando anunciamos que seguimos, que tendemos a seguir o que nos gusta o atrae la dieta crudivegana, es fácil que generemos reticencias. Los que desconocen esta corriente de alimentación saludable pueden caer en el error de pensar que los rawers sólo comen ensaladas, lechuga y zanahorias crudas, sin poca más variedad de grupos de alimentos o de técnicas culinarias. Pero nada más lejos de la realidad.

Sí, es cierto que el crudiveganismo utiliza esencialmente los alimentos estrella del mundo vegetal: las plantas en su estado más natural y menos manipulado, es decir, alimentos crudos. Por ello se considera un estilo de alimentación “viva”. Pero eso no significa que el resultado sean platos sin cocinar, sosos y aburridos. De hecho, se pueden utilizar distintas técnicas de manipulación de alimentos crudos sin utilizar el fuego ni las temperaturas elevadas, que, a partir de los 45 ºC aproximadamente, pueden destruir parte de los nutrientes de los alimentos y pueden generar agentes poco saludables. Por el contrario, los métodos de preparación crudiveganos son los más tradicionales y naturales, ya que conservan al máximo los micronutrientes como las vitaminas, los minerales o los oligoelementos y no desnaturalizan los macronutrientes como los carbohidratos, las proteínas y las grasas.

¿Y cómo lo hacen? Utilizando técnicas sencillas y muy naturales como la extracción de zumos en frío, la germinación, la maceración, la fermentación o la deshidratación. Todas ellas, técnicas respetuosas con el sabor y los nutrientes de los alimentos.

(Si queréis ejemplos y recetas deliciosas crudiveganas, podéis consultar la sección de “Recetas Raw” de Soycomocomo y atreveros con las propuestas de Consol Rodríguez, formadora de alimentación viva y cocina crudivegana.

¿Cómo hacer chuches y chips saludables?

Uno de los aparatos estrella del mundo crudivegano es la deshidratadora. Con ella, se puede imitar el efecto que produce la exposición directa de los alimentos al sol y al aire limpio (sin la polución de la ciudad), una técnica utilizada desde hace siglos que consiste básicamente en eliminar la mayor concentración posible de agua de un alimento. El resultado es un alimento más crujiente y concentrado, con un alto tiempo de conservación, que nos permitirá tener alimentos de temporada disponibles durante todo el año (por ejemplo, si deshidratamos fresas en primavera, las podremos comer al otoño siguiente).

Y precisamente es esta maravilla de aparato el que nos permite deshidratar frutas, vegetales y hierbas aromáticas para hacer todo tipo de snacks, barritas, chips o crackers, y conseguir así un buen surtido de tentempiés saludables, a base de alimentos vivos.

Desde frutas como fresas, plátanos, kiwis, manzanas, coco, peras, melón, mango, papaya, arándanos o mandarinas a verduras como patata, kale, remolacha, zanahoria y todo lo que se nos ocurra. ¡Vegetales sanos sin más ingredientes o aditivos!

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¿Y si no tengo deshidratadora?

Aunque la deshidratadora es el aparato óptimo para conseguir un buen resultado, también se puede utilizar un horno que tenga ventiladores que hagan circular el aire a la temperatura más baja y con la puerta entreabierta, o bien optar por marcas de confianza que comercialicen frutas y verduras deshidratadas de calidad, como las nuevas chips de coco de Inspiral. Están disponibles en dos sabores: con frambuesa y con un toque de vainilla y baobab; y con paprika ahumada, elaboradas con sal del Himalaya, pimentón y lima. Dos originales tentempiés sin freír y sin tostar, veganos, sin gluten y con un alto contenido en fibra. Distribuidos en exclusiva en España por La Finestra sul Cielo, las podréis encontrar en herbolarios y tiendas ecológicas.

Marta Costa
Marta Costa

Periodista y posgrado en Comunicación Alimentaria.

  @marta_coor