Jaume Clotet es un apicultor manresano que se enamoró de las abejas el día que un vecino le enseñó cómo cuidar una colmena. Es el fundador de Mel·lis, una empresa que, además de ofrecer servicios de apicultura, se dedica a promover las abejas dentro de los núcleos urbanos y a hacer pedagogía sobre el importante rol que desarrollan estos insectos en la sostenibilidad del planeta. Jaume me cuenta que el número de abejas ha bajado mucho en las últimas décadas, tanto que incluso en algunas regiones de China es el hombre quien tiene que polinizar a mano los frutales. La FAO ya ha advertido que si no hubiera abejas, el 90% de los alimentos que consumimos desaparecerían.
Perdona que empiece por ahí, pero ¿cómo lo hacen los chinos para polinizar los árboles?
Con palos de polinización. Impregnan unos pinceles con polen y van de flor en flor para fecundarlas. Si no lo hicieran, el fruto se perdería. Un hombre en la China poliniza de media 8 árboles al día, mientras que las abejas polinizan unos 800 diariamente.
¿Y por qué están desapareciendo las abejas?
Estamos investigando todos los factores que lo provocan y en qué medida lo hace cada uno. Las abejas mueren por causas como los pesticidas, los fitosanitarios, la colonización de otras especies como la avispa asiática, el cambio climático… Hay un puñado de motivos y casi en todos aparece el hombre como responsable.
Vosotros sois uno de los principales promotores de la apicultura urbana en el país. ¿Qué hacéis?
Estamos introduciendo las abejas en zonas urbanas con la intención de aumentar su número y, también, para hacer pedagogía sobre la importancia que tienen. De esta manera impedimos que mueran colonias enteras de abejas por haberse alimentado de cultivos que contienen unos determinados pesticidas. Para estos insectos, la alimentación es más fácil en las ciudades, ya que hay más variedad de flores en un radio más pequeño de espacio y esto también evita problemas de estacionalidad. Hay zonas rurales en las que, en invierno, las abejas tienen problemas para alimentarse. En los núcleos urbanos, esto no ocurre. Las abejas tienen muchas ventajas en zonas urbanas y no somos conscientes de ello.
¿Y La polución no las perjudica?
La federación de apicultores francesa hizo un estudio en el que se demuestra que a las abejas les afectan menos los metales pesados de la ciudad que los pesticidas del campo. Parece que en las ciudades las abejas viven más tiempo y mejor, pero esto todavía lo estamos investigando.
¿En qué punto está la apicultura urbana en nuestro país?
En 2010, la Generalitat catalogó las abejas que hacen miel como Especie de Interés Especial y en 2014 adaptó una normativa española para facilitar el uso de las colmenas en espacios urbanos. Actualmente en nuestra ciudad solo hay 3 edificios con colmenas. Se trata de la Masía de Can Soler, Can Masdeu y el lugar donde estamos nosotros, el Castell dels Tres Dracs, en el parque de la Ciutadella de Barcelona.
En Viladecans tenemos los permisos para instalar unas colmenas en la azotea de un gimnasio y estamos intentando sensibilizar otros ayuntamientos para que cuando se hagan parques se elijan plantas o árboles no por criterios ornamentales, sino por razones relacionadas con la biodiversidad. Esto también ayudaría a aumentar el número de abejas.
¿Es suficiente?
Rotundamente no. En París en los últimos 5 años se han colocado más de 300 colmenas en hoteles, edificios comerciales, parques y lugares emblemáticos como la Opera Garnier. En Estados Unidos incluso Michelle Obama puso dos en el jardín de la Casa Blanca para concienciar a la gente de su importancia. En Gran Bretaña, se han hecho muchas campañas de sensibilización, especialmente en la ciudad de Manchester y lo mismo ocurre en Bélgica, Alemania, Dinamarca y China.
¿Puedo tener una colmena de abejas en la terraza?
Si quieres tener una tienes que hacer un curso para saber cómo cuidarlas y las deberías poner en un espacio que esté a 400 metros de un núcleo de población.
Hablas mucho de hacer pedagogía...
Hago entender a los niños que una abeja no te picará nunca por iniciativa propia. Solo lo hace si se siente amenazada y debe de sentirse muy amenazada porque, como sabéis, ¡con la picadura ellas se mueren! Por otra parte, el oficio de apicultor está desapareciendo y queremos enseñar a las nuevas generaciones que hay que querer a estos insectos y hacerles entender la importancia que tienen.
Háblame de la miel.
La miel es un edulcorante natural y tiene propiedades beneficiosas para nuestro organismo que provienen, por una parte, de las enzimas de la abeja y, por otra, del néctar de las flores polinizadas. Las abejas transportan la miel dentro del estómago desde el campo hasta la colmena antes de vomitarla en las celdas. En este tiempo las enzimas de la barriga enriquecen la miel y nosotros nos beneficiamos de ello.
¿Y de las flores polinizadas qué propiedades sacamos?
Depende de la flor. La miel de azahar, por ejemplo, tiene un sabor muy fino y es tranquilizante, la de eucalipto va muy bien cuando se tiene el pecho cargado, la de brezo combate las infecciones urinarias, la de tomillo es digestiva, la de romero va bien para el hígado… Es todo un mundo.
¿Cómo deberíamos comernos la miel?
La miel te la puedes comer como quieras y acompañada de lo que prefieras. Muchas veces, sin embargo, y por desconocimiento, la mezclamos con bebidas muy calientes y esto es un error, ya que la miel pierde sus propiedades si sube de 50 grados centígrados. Así que cuando os hagáis un té, esperad que el agua se enfríe antes de poner la miel.
¿Dónde deberíamos comprar la miel para asegurarnos de que es buena?
Compradla a los apicultores, los herbolarios o en ferias, así ganamos todos. No hay mucha diferencia de precio respecto a la miel del supermercado y, así, os aseguráis de que es buena y sin ningún aditivo. Yo desconfío de las mieles en que la etiqueta dice que están mezcladas y también de las de fuera de la Unión Europea, ya que en algunos países los controles de calidad son muy bajos.
¿Qué es lo que te maravilla más de las abejas?
La forma en que se comunican, lo hacen con la danza. Las abejas dibujan con su cuerpo un número 8 orientado, con respecto a la posición del sol, hacia donde está la comida. Para que sus compañeras sepan a qué distancia están las colmenas, mueven el culo varias veces mientras dibujan el 8. Cuanto más movimientos de culo hacen, más distancia hay. Finalmente, usan la amplitud del movimiento del culo para comunicar la cantidad de comida que hay. Es apasionante.
Jordi Gràcia
Periodista
