El dolor es una señal que manda el sistema nervioso para indicar que hay alguna cosa que no acaba de funcionar; esta señal puede ser constante o intermitente, generalizada o en un lugar concreto del cuerpo.

También podemos diferenciar entre dolor agudo o crónico. El primero suele ser intenso, aparece por una lesión, inflamación o enfermedad, es diagnosticado, tratado y se soluciona. De no ser así, se convierte en la segunda opción, un dolor que se cronifica (no desaparece antes de 6 meses). Esto se podría dar en casos como lesiones mal curadas, la fibromialgia, la artrosis o dolores articulares, por ejemplo.

A una persona afectada por dolor crónico se le puede hacer muy difícil lidiar con su día a día, por lo que es importante investigar el porqué exacto de su dolor e intentar empezar a mejorarlo. Este proceso puede ser más o menos largo según el individuo y tener herramientas que ayuden a paliar este dolor durante el proceso de curación o mejora les puede hacer la vida más llevadera, aunque nunca será la solución final, ya que lo verdaderamente importante es ir al problema de raíz y tratarlo.

Es importante puntualizar que el dolor es totalmente subjetivo y que lo que percibimos nosotros es la manifestación externa o expresiva que la persona pueda hacer, que vendrá condicionada por su carácter, fortaleza, religión, historia clínica, familia y muchos otros factores.

Es importante no dejarse llevar por la situación y que esta no domine nuestras vidas. Afrontarla e intentar tratarla con los medios adecuados, tanto físicos como psicológicos, será primordial.

Posibles maneras de paliar el dolor:

  • Aplicación de frío o calor en la zona.
  • Algunos ejercicios concretos de movilidad.
  • Cambios de hábitos nutricionales y de vida en general.
  • Ayuda externa psicológica para aprender a lidiar y gestionar la situación.
  • Medicina complementaria y/o alternativa: acupuntura, estimulación eléctrica, laserterapia, radiofrecuencia, ventosaterapia…
  • Medicamentos químicos: los más utilizados son los AINE.
  • Medicamentos naturales: procedentes de plantas, como podrían ser la cúrcuma, la corteza de sauce…
  • Cirugía (cuando no queda otra opción).

 Así pues, una herramienta muy interesante puede ser la utilización de productos naturales, por esto hoy queremos dar a conocer la corteza de sauce.

Beneficios de la corteza de sauce para el dolor

El extracto de corteza de sauce se obtiene del sauce blanco, un árbol de hoja caduca. Este ha sido utilizada a lo largo de la historia para tratar dolencias y procesos febriles, y ya en la Antigua Grecia Hipócrates lo usaba para calmar dolores.

Esto es gracias a que el sauce (sobre todo la corteza) contiene salicósidos, entre ellos la salicina, de donde se sintetizó el ácido salicílico y finalmente salió el ácido acetilsalicílico o actual aspirina.

Una buena opción de suplementación es el MSM con corteza de sauce de Raab Vitalfood, que contiene azufre orgánico (MSM), vitamina C y extracto de corteza de sauce de primera calidad con contenido normalizado de salicina.

En el cuerpo humano, el azufre orgánico es un componente esencial de muchas estructuras y moléculas, como neurotransmisores, proteínas, tejidos musculares, piel, huesos y cartílagos. Además, bloquea la conductancia del nervio periférico, por lo que es un mecanismo analgésico.

La salicina de la corteza de sauce es ideal para tratar dolores articulares, artrosis, dolores crónicos o fibromialgia. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Contraindicaciones:

  • No es aconsejable en embarazo, lactancia y niños, ya que no existen suficientes estudios y/o evidencia y pueden surgir posibles contraindicaciones en estos casos.
  • Vigilar con la toma de suplementos y medicamentos que retardan la coagulación sanguínea, ya que la corteza de sauce también tiene este efecto y, juntos, se podría aumentar el riesgo de sangrado o de crear hematomas.
  • Alergia a las aspirinas o a los silicatos.

 

Maria Zapata, Bióloga, dietista, nutrició esportiva i PNI. Creadora de VadeNutri