El agua es un elemento vital para el organismo, especialmente para la piel, ya que representa un 70-80% de su composición. Para asegurar elasticidad y un aspecto radiante, la piel necesita una buena hidratación, que se logra con la aportación diaria de líquidos –mínimo dos litros– y también con una dieta rica en alimentos que contengan agua, como por ejemplo frutas, verduras o infusiones; también es muy aconsejable protegerla con una buena crema hidratante.
Las aguas florales, también conocidas como hidrolatos, son el complemento hidratante más completo para la piel. Son el resultado de la destilación, mediante vapor de agua, de las plantas aromáticas, de las que se obtienen dos productos: una parte acuosa que es el agua floral, y una oleaginosa, mucho menor, que es el aceite esencial. Ambos conservan la fragancia de la planta aromática destilada y los principios activos, con propiedades beneficiosas para la piel que varían según la planta.
Son especialmente apreciados como tónicos para cuidar la piel, ya que resultan suaves y efectivos. El pH del agua floral es muy diferente del agua; por ejemplo, el pH del hidrolato de lavanda es ligeramente ácido (5,6-5,9) y el de la rosa es muy ácido (2,9-3,1). Debido a estos valores, las aguas florales son muy efectivas para preservar el pH de la piel y contribuyen a mantenerla sana y equilibrada. Se utilizan como tónico después de desmaquillarse, ya que son bien toleradas, refrescan el cutis y mejoran las pequeñas imperfecciones.
Las aguas florales puras son la mejor opción para tratar dermatitis, eccemas, psoriasis, herida, etc. Se pueden aplicar mediante compresas, en el baño, con cremas y como loción.
Tienen un aroma muy agradable y son aptas para embarazadas y bebés. También son muy útiles en los viajes en avión para aportar hidratación a la piel.
Las más utilizadas en cosmética son las siguientes:
- Agua floral de rosas bio, de acción tonificante y hidratante para pieles normales y secas. Es una loción excelente después de afeitarse ya que tiene propiedades antisépticas y antiinflamatorias.
- Agua floral de flor de naranjo, de acción relajante y equilibrante. Relaja la tensión muscular de la cara y mejora la flacidez facial y del óvalo. Calma las pieles sensibles, trata la fragilidad capilar cutánea y protege la piel de posibles roturas de los vasos sanguíneos. Actúa como antioxidante y evita el envejecimiento celular. Otra aplicación muy útil es ponerla en el baño de los niños y también de los adultos, ya que proporciona calma, relajación y bienestar.
- Agua floral de hamamelis bio, de acción astringente para pieles grasas. Tiene propiedades medicinales antisépticas y antiinflamatorias provenientes de los taninos y flavonoides de la planta. Muy indicada para combatir el acné, ya que regula la secreción sebácea. Alivia las pieles sensibles con rojeces y cuperosis. Favorece la circulación venosa: una friega de agua floral de hamamelis es un remedio ideal cuando tenemos piernas cansadas y varices. Ayuda a hacer bajar la hinchazón y el dolor de los golpes y hematomas.
- Agua floral de lavanda bio, relajante, antiinflamatoria, antiséptica y calmante, es ideal para pieles irritadas y sensibles. Después de tomar el sol, refresca, calma y cicatriza. Indicada si hay fotosensibilidad y quemaduras solares, tanto para adultos como para niños. Calma la irritación de la piel después del afeitado y la depilación. Regenera, sanea y refuerza el cuero cabelludo. Aromatiza la casa, la ropa y el agua de plancha. Si se pulveriza en el dormitorio, asegura un mejor descanso.
- Agua floral de manzanilla bio, de acción antiinflamatoria y descongestionante. Reconocida por sus propiedades calmantes, suaviza las pieles sensibles y delicadas. Aplicada con compresas, desinflama los párpados y ayuda en la fatiga y la tensión oculares. Calma la irritación después del afeitado, tanto facial como corporal. Es muy eficaz para favorecer y mantener reflejos rubios del pelo.
- Agua floral de aciano bio, muy indicada para las pieles sensibles e irritadas gracias a sus propiedades astringentes, antisépticas, antiinflamatorias, suavizantes y descongestionantes. Muy recomendada para ojos irritados, conjuntivitis, orzuelos y también para los párpados y la zona del contorno de ojos. Para aligerar el cansancio y la irritación ocular, hay que aplicarla sobre una compresa. Muy útil si se tiene fatiga ocular.
- Agua floral de siempreviva, sobradamente reconocida por sus bondades. Muy indicada para calmar, reparar y suavizar pieles sensibles. Excelente para tonificar pieles apagadas y estresadas.
- Agua floral de geranio bio, con propiedades terapéuticas y cosméticas. Es la que más se utiliza para elaborar cosméticos. Tiene un perfume muy característico que la hace muy especial y diferente. Va bien para pieles grasas y con problemas de acné, ya que es muy astringente, antiséptica y cicatrizante. Regenera y calma todo tipo de piel.
Las aguas florales de Florame están elaboradas con plantas y flores de cultivo biológico y están llenas de moléculas aromáticas hidrosolubles.
NATURCOSMETIKA ECOLÓGICA, S.L.
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