El trastorno por déficit de atención e hiperactividad, conocido como TDAH, es un síndrome cada vez más diagnosticado. No cabe duda de que los niños sufren enfermedades reales y que deben recibir la ayuda y el tratamiento que sea necesario. Pero, en este caso, muchos expertos sugieren que el TDAH está sobrediagnosticado, e incluso algunas autoridades en el tema ponen en duda su existencia. En cualquier caso, la medicación farmacológica no parece ser la solución al problema.

nino enfadado

¿Existe otro camino?

Lo primero que deberíamos hacer es tomar consciencia de la enorme importancia que tiene para los más pequeños recibir el cariño de sus padres, de la necesidad de dedicarles tiempo, y de la insustituible −y muchas veces olvidada− educación emocional, no solo de los niños, también de los más mayores. Además, hay que tener en cuenta y valorar los factores ambientales (alimentación, ejercicio, descanso, residencia…), que tienen una gran influencia en el comportamiento y que a menudo subestimamos. Hablemos un poco más sobre uno de los factores más determinantes: la alimentación.

Seguramente, la respuesta correcta a las preguntas planteadas al principio sea no. Y posiblemente, y como están apuntando expertos en la materia, estemos hablando de preguntas y respuestas indivisibles. Es muy probable que alguna vez hayas observado en tus hijos o en ti mismo que después de comer un dulce (por ejemplo, un pastel relleno de crema con una capa de azúcar refinado, o una sabrosa napolitana de chocolate) te encuentras débil, con mareos, con falta de concentración, incluso con temblores. ¿Te suena lo que decimos, verdad? Bueno, no te preocupes, estás de enhorabuena, las células de tu organismo funcionan correctamente. Tu cuerpo está experimentado los síntomas asociados a bajos niveles de azúcar en sangre (hipoglucemia). “¿Me he hinchado a azúcar y ahora tengo la glucosa baja?”. Pues sí, los altos niveles de glucosa (hiperglucemia) han dado una señal de alarma a tu organismo, y es tan grande el susto que, para defenderse, ha mandado a un ejercito de porteros (insulina) para que abran las compuertas de tus células y guarden en su interior todo ese amenazante torrente de glucosa que circulaba por la sangre.

Pues bien, ahora imagínate lo que les pasa a los niños que desayunan los famosos cereales que cada día salen centenares de veces en los medios de comunicación; que a media mañana se llevan un zumo −en el mejor de los casos− y unas galletitas. Los niños entran en la montaña rusa de la glucosa. Grandes subidas provocadas por la ingesta de alimentos refinados y ricos en azúcar que su cuerpo, alarmado, se encarga de guardar a marchas forzadas dentro de las células, provocando la mencionada hipoglucemia que de nuevo dispara la necesidad de más azúcar. Y así una y otra vez, una auténtica montaña rusa. Y si esto pasa cada día, si los niños se encuentran inmersos en esta situación, ¿qué podemos observar? Pues es bastante fácil que el niño no se concentre en clase, que se encuentre nervioso, agitado, tembloroso y que interrumpa; momentos álgidos que alternará con otros momentos de “bajón” y agotamiento. En fin, un desastre, por uno u otro motivo nos encontraremos con un niño que no logra concentrarse.

Ahora bien, ¿es el consumo de azúcar el único responsable?. No, el consumo indiscriminado de azúcar de la población, especialmente de la población infantil es, sin duda, responsable en gran parte de esta situación. Pero esto no se soluciona quitando el azúcar de la alimentación. La falta de concentración y, en general, ese comportamiento tan característico, está asociado al consumo de alimentos procesados, llenos de azúcar, pero también de aditivos que en muchas ocasiones los consumidores desconocen. Y para rematarlo, a esto se le suma el efecto placentero del consumo de trigo y lácteos, con todas sus sustancias opioides, que modifican en mayor o menor medida el comportamiento.

nina verdura

¿Qué podemos hacer?

En esta sociedad de lo fácil, rápido y sabroso tenemos tendencia a buscar la “pastilla mágica”. Pero, por desgracia, cuando hablamos de salud los remedios mágicos no existen. Y además de una alimentación adecuada, el niño tiene que tener unos hábitos de vida saludables: horarios regulares de comida y descanso, practicar ejercicio físico a diario, relacionarse con otros niños, visitar y jugar en el campo, en la playa, tomar el sol cada día.

Debemos cuidar la educación emocional de todos; padres, madres y niños, y por qué no, abuelos, que en muchas ocasiones acaban supliendo el papel de unos padres que apenas disponen de tiempo para darles los buenos días y las buenas noches a sus hijos.

Y cómo no, el gran caballo de batalla, la alimentación. Una alimentación que debemos de mejorar todos, los niños, por supuesto, pero también los adultos. No podemos culpabilizar a los niños del escaso consumo de frutas y verduras, cuando nosotros, sus referentes, no las comemos. Siendo prácticos, la prioridad sería reducir los alimentos procesados y conseguir que los desayunos/meriendas/postres/snacks estén basados en alimentos de verdad: frutas, verduras y frutos secos. Y que las comidas y cenas sean lo más saludables posibles. ¡La base de la alimentación deben ser verduras y frutas! Y no pensemos en un triste brócoli cocido, existen muchas formas divertidas y deliciosas para introducir estos alimentos en la dieta de los niños.

Una pequeña reflexión…

Los alimentos “modernos” están desnutridos. Y de alimentos desnutridos, niños desnutridos. El omega-3 (DHA), las vitaminas del grupo B y el magnesio son algunos de los nutrientes importantes para la salud cerebral. Los tóxicos ambientales, las intolerancias alimentarias o la alteración de la microbiota intestinal (debido a una alimentación antinatural y al abuso y mal uso de antibióticos y otros fármacos) son factores determinantes para el sistema nervioso.

Que un niño no coma ni verdura ni fruta, y que los sustitutos sean galletas, pasteles y zumos de brick, no puede verse como normal. Necesitamos clases de cocina en las escuelas, necesitamos enseñar a los niños y a sus padres que comer sano es divertido y sabroso. Imagínate por un momento que todos los niños en el colegio tienen dos días a la semana talleres de cocina prácticos donde manipulan frutas y verduras de todos los colores y formas, donde se les permite conocer alimentos que ni siquiera han probado nunca. Imagínate que no hubiera comida basura en las máquinas expendedoras ni en las cafeterías de los colegios o de los hospitales. Imagínate que se ofrecieran charlas educativas para los padres; para formarles en el manejo de emociones y para formarles en cómo debería ser la alimentación en casa. Imagínate que en los comedores escolares hubiera más presencia de verduras y frutas de calidad y menos refinados. Pues despierta, algunos compañeros de ilusiones, de sueños y preocupaciones hemos decidido ponernos manos a la obra.

Hemos organizado una charla dedicada al TDAH, en la que daremos una visión muy amplia y práctica desde el punto de vista de la Psiconeuroinmunología, con un abordaje integral del organismo y sus problemas. Ofreceremos herramientas y recursos de educación emocional y por supuesto profundizaremos en qué deberíamos entender por una correcta alimentación. Una charla dirigida a toda persona que desee asistir, especialmente padres, madres y profesionales que se encuentren perdidos en un mar de informaciones confusas y muchas veces contradictorias. Nos vemos.

baner charla

 

Lucía Redondo Cuevas: Dietista-nutricionista. @Lucia_RedCue

Jesús Sanchis Chordá: Dietista-nutricionista e investigador. @SanchisJesus