Lo primero que pregunta la endocrinóloga Marta Ramon cuando recibe en su consulta a una familia con un niño con sobrepeso u obesidad es esto: “¿Cuál es la dinámica de la familia?” Después realiza más preguntas para saber quién cocina, con quienes comen los pequeños de casa y, sobre todo, la pregunta clave: “¿Comen con las abuelas?” La pregunta es importantísima para la especialista, porque “tengo comprobado que las abuelas se piensan que un niño está más sano cuanto más gordo esté, y, por eso, las invito a venir a la consulta con el nieto o la nieta lo más pronto posible”. A partir de aquí, Ramon intenta reeducar los hábitos de las comidas, pero es muy importante que toda la familia se lo crea, abuelas incluidas, porque la reeducación propuesta no es una dieta sino un programa de comer sano y saludable, que tiene que seguir toda la familia. “Las dietas no duran; en cambio, la reeducación de la comida, sí”.
Para la medicina occidental, un niño obeso es un enfermo; para la medicina china, no. Lo explica Yolanda García, psicóloga y naturópata. “Discrepo de la medicina occidental en este sentido, porque tratan a los niños obesos como enfermos que tienen que ir constantemente al médico, que tienen que seguir dietas restrictivas, que tienen controles continuos en el ambulatorio. Y todo esto en edades malísimas para seguir restricciones, porque desde el punto de vista emocional no les conviene sentirse así”. La medicina china, pues, tiene mucho en cuenta las emociones y, por lo tanto, un niño gordo tiene un desequilibrio con el metabolismo, lo que quiere decir que “tiene una mala capacidad digestiva, que hace unos excrementos diarreicos, entre otros factores”.
¿Cuándo hay obesidad?
A la hora de marcar la obesidad infantil, se habla de percentiles, mientras que en los adultos se habla de índices de masa corporal. Un niño con un percentil superior a 85 tiene sobrepeso. Y por encima de 95 tiene obesidad. De todos modos, la endocrinóloga Marta Ramon, del Hospital Sant Joan de Déu, remarca que las gráficas no son claras (“en Estados Unidos sí lo son”), y que se han ido corrigiendo, y todavía es difícil definirlo claramente con los niños.
Para más información, Guía de la salud infantil.
Según García, si no se tiene en cuenta el metabolismo del niño, no se corregirá la obesidad. “Cuanto más lechugas coman, más engordarán, porque el problema no es una carencia alimentaria sino la corrección del metabolismo.” Así, pues, la medicina china considera que la obesidad es una acumulación de sustancias que no se tendrían que haber quedado estancadas en el organismo. “Un síntoma de un desequilibrio.” Y si tienes un desequilibrio en el cuerpo, difícilmente serás feliz. Está claro que “la felicidad de los niños obesos depende de la forma como lo vivan los padres. Algunos están muy obsesionados, y transmiten la obsesión.”
Por su parte, el cirujano metabólico del Hospital Universitario de Bellvitge (Hospitalet de Llobregat) Jordi Pujol opina que la obesidad infantil “es el primer peldaño de la globesidad, es decir, de la epidemia del siglo XXI, causada por el cambio de hábitos y por la comida hipercalórica”. El cirujano trata pacientes infantiles que han llegado a obesidad mórbida. “Para poder operarlos necesitan el consentimiento familiar y también la autorización de la magistratura de Barcelona.” Todo esto en caso de que tengan más de dieciséis años. “Si son menores, también hay que hacer estudios radiológicos para observar si los huesos son bastante maduros para soportar una cirugía como la que practico, que acostumbra a ser restrictiva.”
Después de la cirugía, el estómago no permite introducir más comida. De hecho, las unidades de cirugía de Sao Paolo (Brasil) han explicado que “nuestro aparato digestivo está adaptado todavía a la época de escasez de comida. Por eso, todo lo que le ofrecemos ahora lo absorbe, porque todavía no ha hecho el cambio.” Pujol es consciente de que no todos los casos de obesidad infantil y adolescente optan por la cirugía: “De hecho, están reteniendo muchos adolescentes que esperan que llegue otra solución en vez de pasar por una tan drástica como la cirugía.” Lo que pasa, pero, es que los adolescentes obesos “se acaban convirtiendo en adultos y los termino viendo con veinte años, porque no han encontrado nada mejor”.