Si se comen alimentos variados, que no supongan una ingesta excesiva de energía, se está haciendo una dieta saludable. Si la alimentación diaria está formada por un 55 % de carbohidratos, un 30% máximo de grasas (entre las cuales, un 10% de grasas saturadas) y un 15% de proteínas, se está comiendo de forma saludable. Son las definiciones de “comida saludable” de Andreu Palou, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de las Islas Baleares, y ex presidente del comité científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
A la práctica, significa que los adultos y los niños deben hacer cinco comidas diarias, alejadas por un tiempo de tres o tres horas y media. Y aún más: “Masticar bien hace digerir correctamente la comida, porque la digestión empieza en la boca”, dice Palou.
Por su parte, el doctor y profesor del Departamento Pedagogía y Didácticas Específicas de la UIB, y también director del ciclo La Bona Vida, Pere Palou, define la comida saludable desde dos puntos de vista. El primero, el fisiológico, que se trata de ingerir unos alimentos que aporten los nutrientes que necesitamos. El segundo, el de los hábitos saludables, que significa comer en la mesa sentados, con compañía y que la comida permita disfrutar de todos los sentidos: el olfato, el tacto, la vista, el oído y el gusto.
Comer de forma saludable también significaría cortar la comida en trozos y masticar tantas veces como sea posible, porque “cuanto más se mastica durante más tiempo, más se disfruta de esa comida”, dice Palou.
La teoría asegura que el tamaño al que cortamos la comida no debe obligar a las personas a abrir la boca excesivamente y, además, el alimento no debe tocar los labios. Otra teoría es la que indica que se debe masticar cada pedazo de comida treinta veces para deshacer el alimento y, así, favorecer la digestión. ¿Quién lo hace? ¿Quién cuenta mientras come? “No es necesario, si lo cambiamos por cortar pequeñito cada uno de los alimentos del plato para disfrutarlo bien”.
En este sentido, la empresa Hapilabs comercializa un tenedor inteligente, creado por el francés Jacques Lapine, que avisa si se está comiendo demasiado rápido, porque calcula el tiempo que se tarda entre un pinchazo y otro, y los que se hacen por minuto. También mide el tiempo que dedicamos a la comida. Todo se puede almacenar luego en un lápiz óptico para estudiar los datos. Según Palou, “si interiorizamos que debemos comer despacio, poniéndonos en la boca trozos pequeños y masticando bien, ya comemos de forma saludable”.
La comida saludable, continúa Palou, también es la que incluye la dieta mediterránea, la que no opta por las comidas prefabricadas, la que planifica las comidas día a día para ir comprando lo que se necesita.
Finalmente, el cocinero de Slow Food Valentí Mongay, copropietario con su hermano Toni del restaurante La Salseta, añade que la comida saludable comienza en la tierra, en la misma semilla natural (no transgénica) que se planta. “La comida saludable no son las frutas ni las verduras tratadas químicamente; ni tampoco los peces grandes que acumulan mercurio, por citar dos ejemplos”. A su vez, Margarita Alemany, cocinera jubilada del restaurante Can Tàpera de Mallorca, y profesora de la Escuela de Hostelería de las Islas Baleares, opina que la cocina saludable es la que hace las cinco comidas al día, sobre todo el desayuno. “Los mallorquines comemos mucho tomate, con queso tierno bajo en sal”, dice. Después, mucha ensalada verde, mucha verdura, mucho pescado y muy poca carne. “Y también andar y dormir”, concluye.